La cruz le da sentido a la esperanza de la segunda venida de Cristo. Cuando el Señor pendía del madero, el clamor de uno de los ladrones fue el clamor de todo creyente: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (S. Lucas 23:42). La respuesta a este clamor es la “esperanza bienaventurada” de todo aquel que ha creído que Cristo es su Salvador (Tito 2:13).
El segundo advenimiento está íntimamente ligado con la primera venida de Cristo. Si Cristo no hubiera venido la primera vez y no hubiese logrado una victoria decisiva sobre el pecado (Colosenses 2:15), no tendríamos razón para creer que volverá a fin de terminar su obra redentora.
El regreso de Cristo dominaba la inteligencia, sostenía la esperanza e inspiraba la conducta de los apóstoles (Hebreos 9:28). Creían que todas las profecías y las promesas de las Escrituras se cumplirían para su segunda venida (2 Pedro 3:13; ver también Isaías 65:17), pues esta esperanza constituye el puerto del peregrinaje cristiano. Todos los que aman a Jesús esperan con ansiedad el día cuando podrán verlo cara a cara.
Como nunca antes en la historia, hoy sentimos el latido cada vez más fuerte en nuestro ser de esta bendita esperanza. Si tu corazón fallece a causa del dolor en este tiempo de incertidumbre y crisis, lee en esta revista lo que Dios tiene que decirte respecto a la segunda venida de su Hijo. Tu corazón hallará consuelo y paz (S. Juan 14:27).
El autor es editor de El Centinela.