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De acuerdo a su extensión, cada país tiene un espacio aéreo propio. Y cada país utiliza niveles de autorización de altura para permitir el transporte en el territorio nacional o extranjero. Los permisos de vuelo son acordados por la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional).1 Hay varios niveles de compromiso aéreo con los que se busca, entre otras cosas, proteger la soberanía nacional y la seguridad de sus habitantes y, a su vez, promover el intercambio comercial, educativo, tecnológico y turístico entre países.

¿Te imaginas qué sucedería si no existiera ni se respetara este convenio mundial de la OACI? Se podría generar desorden, caos, y provocar accidentes y conflictos armados, los que ocasionarían la muerte de millones de personas, hambrunas, epidemias y otros daños.

Expliquemos el argumento anterior con la frase “Punto de no retorno”, utilizando para ello los ejercicios militares. Durante un simulacro de combate aéreo, o incluso en un conflicto militar real, hay una línea imaginaria en el horizonte, la cual no debe ser traspasada durante dichas maniobras militares. Si un avión caza bombardero atraviesa esa línea invisible sin ser alertado previamente de ello, el piloto ignorará cualquier orden de retroceso y dirigirá su nave hacia su blanco asignado, y así provocará un conflicto.

El Espíritu Santo

Pensando en esa “línea imaginaria” en el horizonte, consideremos esta pregunta: ¿Qué sucedería en el mundo si no hubiera Espíritu Santo? Para responder, primero es necesario saber lo que dice la Biblia acerca de la labor del Espíritu Santo en el mundo.2 Veamos algunas de sus funciones delineadas en los evangelios: Como miembro de la Trinidad (S. Mateo 28:18-20; 2 Corintios 13:13,14), el Espíritu Santo participó en la creación de la tierra y del ser humano (Génesis 1:2, 26). Aunque invisible a nuestros ojos, él ayuda a las personas para que tengan buena relación con Dios y con otros seres humanos (2 Corintios 13:13, 14).

El fruto del Espíritu

El apóstol Pablo habla del fruto del Espíritu Santo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Gálatas 5:22, 23).

El tema del “fruto del Espíritu” está relacionado con el deseo del apóstol Pablo de que Cristo sea formado en los creyentes de Galacia (Gálatas 4:19). La palabra para “formado” usada por el apóstol en este texto puede ser entendida como el proceso de crecimiento del feto en el vientre durante el embarazo de una mujer. En este sentido, Pablo también escribe acerca de una vida nueva que comienza a formarse en el creyente (2 Corintios 3:1-5; 5:17). Sin embargo, una vida semejante a la de Jesús se perfeccionará solo en ocasión del segundo advenimiento de Cristo en gloria y durante la eternidad (l Juan 3:2). Asimismo, el Espíritu Santo es quien nos acerca a las verdades bíblicas (S. Juan 16:8-11). Es él quien detiene y controla las fuerzas del mal (Hechos 10:38; S. Lucas 8:26-39), advirtiendo los peligros que amenazarían la existencia humana si no hubiera Espíritu Santo (Génesis 6:3-5; Salmo 51:11; S. Mateo 12:31).

El sello de Dios

En la carta a los cristianos de éfeso, el Espíritu Santo se describe como un “sello” para los creyentes (Efesios 4:30). En la antigüedad, un sello tenía varias funciones: autenticidad, protección, propiedad, validez.

Dispensador de los dones

Otro ministerio del Espíritu consiste en conceder dones y habilidades espirituales que pueden ser utilizados para el bien de otros (Hechos 13:2; 1 Corintios 12:11-14; éxodo 35:31). él también desea colocar los principios y valores de los Diez Mandamientos en la mente de los hijos e hijas de Dios (Ezequiel 36:27; Hebreos 10:15-17; 2 Corintios 3:1-5; 1 Corintios 2:16). Esta persona divina está relacionada también con varios sucesos de juicio a través de la historia bíblica (Génesis 6:3-5; S. Lucas 21:5-24; Efesios 4:30; Apocalipsis 7:1-3). Como se puede ver, el Espíritu Santo es un Amigo fiel en la vida de quien aprecia su amistad.

Contención del mal

Creo que a esta altura podrás tener una idea más clara de cómo sería la condición del mundo si no hubiera Espíritu Santo. No habría ningún límite ni poder invisible que detuviera toda la maldad que amenaza la vida humana en el planeta, y sobrevendría la destrucción del mundo.

En forma general, el mundo se encuentra en rebelión contra las enseñanzas divinas. En la actualidad, se insinúa que el mal descrito en la Biblia ya no es el mismo, que sus propósitos son más conciliatorios y amigables para con el ser humano.3 Sin embargo, hoy en día el mal existe con los mismos propósitos y actitudes descritos en el texto sagrado (S. Mateo 13:28).4 Hoy, “a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo” (Isaías 5:20; 2 Timoteo 3:1-5). Pareciera que las obras de la carne (Gálatas 5:16-23) dan la idea de querer formar a Dios a nuestra imagen. Se observa un rechazo abierto a las invitaciones del Espíritu Santo.5

El Vicario de Cristo

Es importante entender que la tercera persona de la Trinidad es el representante de Cristo en la tierra (S. Juan 14:16, 17). El apóstol Juan se refirió al Espíritu como “otro Consolador”.6 En el idioma utilizado por el apóstol, la palabra “otro” puede también ser entendida como “otro de la misma especie”, de la misma naturaleza que el Hijo.

En tiempos de Jesús, el término parakletos, que también se traduce como “Consolador”, era empleado para alguien que ayudaba a otra persona a defenderse de una acusación, y le preparaba un discurso oral o escrito en su favor para que lo usara en su defensa.7 Asimismo, esta persona de la Deidad, mediante la Sagrada Escritura, nos presenta a Jesús como nuestro Salvador y Amigo personal (Hechos 10:38; 1 Timoteo 2:5; Hechos 4:12). Además, intercede por nosotros (Romanos 8:26).

El Espíritu Santo todavía establece un límite para proteger la mente, a fin de que se cultive y eduque para el bien.8 Me siento feliz porque sí, hay Espíritu Santo. Es mi deseo que tú también te alegres por su existencia, y que lo invites a tu corazón.

El autor es profesor de Nuevo Testamento en la Universidad de Montemorelos, México. El presente artículo sirvió de base para el Proyecto “Misión 50 Milímetros”.

1. Manual de Reglamentación Aérea Internacional, segunda edición, OACI, 2004.

2. Creencia 5: “El Espíritu Santo”, Creencias de los adventistas del séptimo día (Pacific Press Publishing Association, 2006) pp. 67-75.

3. Ver John Portman, A History of Sin: How Evil Changes But Never Goes Away, edición anotada (Rowman Little Field Publishers, 2007). Series “Good Omens” y “Lucifer”, Netflix. Como respuesta contra la postura benéfica del mal, ver Elena G. de White, El conflicto de los siglos, capítulo 30, “El origen del mal y del dolor”. Ver también, G. T. Javor en “Does a sin gene exist?”, Ministry Magazine, enero 2010, en https://ministrymagazine.org.

4. Richard Rice, “An Enemy Hath Done This: Cosmic Conflict Theodicy”, Ministry Magazine, marzo 2015, en https://ministrymagazine.org.

5. Elena G. de White, El conflicto de los siglos (Pacific Press, Nampa: Idaho, 2000), capítulos 33-43.

6. Barton, John, and John Muddiman, eds., “Paraclete”, The Oxford Bible Commentary. Oxford University Press, 2007.

7. “Paraclete” Origin and meaning of Paraclete. Online Ethymology Dictionary, en https://etymonline.com.

8. Para ampliar el estudio sobre el Espíritu Santo, ver Daniel B. Wallace, Who is Afraid of the Holy Spirit? (Biblical Studies Press, 2013).

¿Y si no existiera el Espíritu Santo?

por Carlos G. Molina M.
  
Tomado de El Centinela®
de Octubre 2021