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Al escribir estas líneas, el Congreso norteamericano está considerando el rescate financiero de los grandes bancos hipotecarios del país con una propuesta que contempla el uso de 700 mil dólares para ese fin. Hasta la fecha han sucumbido las grandes agencias inversionistas Lehman Brothers, Merrill-Lynch, Fannie Mae, Freddie Mac, y la gigantesca aseguradora AIG tuvo que recibir 85 mil millones de capital del gobierno federal para evitar el desastre.

Hay grandes desafíos en el sector de bienes raíces, la pérdida de empleos y el cuidado médico de millones de norteamericanos sin seguro. El próximo mandatario de los Estados Unidos tendrá que enfrentar todo esto, además de la guerra de Irak y un complejo cuadro de relaciones exteriores.

Otro gran desafío actual en esta sociedad y en otros países del hemisferio (sino del mundo) es el alza despiadada de los costos de vida. Nuestros sueldos difícilmente se mantienen al paso del costo del combustible, los víveres y la vivienda. La mayoría vive al día, con apenas lo suficiente para pagar las cuentas, sin margen alguno para imprevistos. Y si en algo podemos contar es en que los tendremos. Cualquier día nos llegan: un auto averiado, una enfermedad súbita, un accidente, una cuenta que descuidamos, un pedido de ayuda de familiares.

La vida no es fácil. Aparte de los problemas materiales, nos toca enfrentar conflictos emocionales, el fantasma de la depresión, el desaliento, los desencuentros en la familia, en el trabajo. La lista podría ser interminable si no hiciéramos lo que hacemos casi siempre: buscar un escape e ignorar la mayoría de nuestras dificultades. Pero como sucedía con el leoncito del “principito” de Saint-Exupéry, ignorar un desafío no lo hace desaparecer.

Resulta más saludable hacer dos cosas:

  • Aprender a compartimentar, a fijar lugares mentales y emocionales para cada tipo de desafío y negarse a verlos y considerarlos todos a la vez. Una canción popular norteamericana nos sugiere que vivamos “un día a la vez”; esta es otra manera de compartimentar.
  • La segunda es ir enfrentando los desafíos con la mayor calma posible, en el orden que pueden ser resueltos. Si tenemos que reducir costos, hagámoslo, aunque a veces tengamos que vender el auto que siempre supimos que no debíamos haber comprado. Quizá tengamos que buscar un segundo empleo, si esto es factible; o buscar consejo, información, apoyo y la opinión de aquellos que están en condición de orientarnos.

No descuidemos nuestras emociones. Persistir en situaciones estresantes por largo tiempo puede enfermarnos. Tampoco descuidemos nuestro espíritu. Somos seres eminentemente espirituales, con la necesidad interna de conectarnos con una realidad superior. Jesús mismo nos sugirió una tercera manera de enfrentar nuestros problemas, una que no hace mucha lógica en un ambiente racional. En el Sermón del Monte habló precisamente de las vicisitudes de la vida y concluyó con las palabras: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y sus justicia, y todas estas cosas [lo que más necesitamos] os serán añadidas” (S. Mateo 6:33).



El autor es director de El Centinela.

Un mundo en crisis

por Miguel Valdivia
  
Tomado de El Centinela®
de Diciembre 2008