En el conflicto espiritual de este mundo en el cual todos estamos inmersos, Jesús, el Príncipe de los príncipes, es uno de los comandantes. Él es, al mismo tiempo, el personaje central del Apocalipsis. El evangelio impregna todo el libro con la sangre del Cordero. El mensaje del Apocalipsis no se limita a profecías, bestias o símbolos, sino que se centra en Jesús, y paralelamente describe la ambición diabólica de dejarlo a un lado.

Satanás desea el trono y la adoración para él. ¿A quién adoramos y a quién servimos? Este es el conflicto cósmico entre Cristo y Satanás. Al final, los adoradores de Jesús en esta tierra adorarán eternamente al “que era, el que es, y el que ha de venir” (Apocalipsis 4:8).

Las profecías del Apocalipsis presentan el nacimiento de Jesús como un niño vulnerable a quien el enemigo intenta destruir (Apocalipsis 12:4). Después, lo anuncia como el Sumo Sacerdote que intercede por sus hijos (Apocalipsis 1-3), y finalmente, relata su glorioso regreso a este mundo (Apocalipsis 19:11-16).

Observa cómo el apóstol Juan describe a Jesús: “Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego” (Apocalipsis 1:14). El apóstol no encuentra palabras suficientes para describir lo que ve; nota que repite la expresión “como” varias veces: “como la lana”, “como nieve”, “como llama de fuego”. En los dos versículos siguientes dice: “como en un horno”, “como estruendo de muchas aguas”, “como el sol cuando resplandece en su fuerza”.

Percibe que las palabras humanas son insuficientes para describir la visión, y el primer impulso de Juan es adorarlo. “Cuando lo vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: ‘No temas’” (Apocalipsis 1:17).

A lo largo del libro veremos que, aunque se describen escenas catastróficas, monstruos y bestias, la persona maravillosa de Jesús está siempre dispuesta a amar, perdonar y salvar. Su propósito no es infundir temor en el corazón de sus hijos, sino conquistar su amor. “No temas”, dice él.

Al narrar su primera visión, Juan dice: “Vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro” (Apocalipsis 1:12, 13). ¿Quiénes son estos candeleros? Jesús mismo responde: “Los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias” (vers. 20). Esta imagen es elocuente porque en Israel el sacerdote caminaba diariamente entre las lámparas para asegurarse de que ninguna se apagara. Él proveía aceite diariamente para que ninguna dejara de arder.

Hoy en día, Jesús camina en medio de su Iglesia para que tú vivas espiritualmente y brilles en este mundo oscuro. En el conflicto universal no estás solo. Jesús, el gran Comandante, camina y pelea a tu lado. ¿No es maravilloso? ¿Lo aceptarás como tu Salvador y Rey?

Nombres de Jesús

El apóstol Juan inicia su libro declarando que va a escribir “la revelación de Jesucristo” (Apocalipsis 1:1). El Señor es descrito de diversas formas: como el “testigo fiel”, el “primogénito de los muertos”, el “soberano de los reyes de la tierra” y el “que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (vers. 5), "el Alfa y la Omega, principio y fin" (vers. 8), el que tiene “las llaves de la muerte y del Hades” (vers. 18). Jesús también es retratado como el “Cordero” (Apocalipsis 14:1), el “Fiel y Verdadero que juzga y pelea con justicia” (Apocalipsis 19:11), el “Verbo de Dios” (vers. 13), y el “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (vers. 16).

Aunque se describen escenas catastróficas, monstruos y bestias, la persona maravillosa de Jesús está siempre dispuesta a amar, perdonar y salvar.

Jesús, el Príncipe de los príncipes

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Tomado de El Centinela®
de Septiembre 2024