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A veces, hacer el mismo ejercicio físico vez tras vez puede causar aburrimiento o incluso dañar tu cuerpo. Cambiar de ejercicios puede ser la respuesta para que sigas adelante sin aburrirte ni lesionarte. Hoy continuaremos explorando el uso del trampolín. Veremos algunos de sus beneficios y cómo nos puede ayudar a mejorar el sistema inmunológico, la circulación sanguínea y todos los sistemas del organismo.

Mejora el funcionamiento del sistema inmunológico

El sistema linfático es una parte fundamental de nuestras defensas. Es un mecanismo de protección contra bacterias, virus, enfermedades e infecciones. La linfa contiene una gran cantidad de cierto tipo de glóbulos blancos llamados linfocitos. Los linfocitos se encargan de combatir las infecciones en el cuerpo. Saltar en el trampolín hace que las válvulas del sistema linfático se abran y se cierren simultáneamente, aumentando el flujo linfático hasta quince veces. Como consecuencia, esta actividad aumenta la inmunidad y elimina las toxinas del cuerpo. Quince minutos de saltos en el trampolín, unas tres a cinco veces por semana, ayudará a que se fortalezca tu sistema inmunológico.

Incrementa la circulación de oxígeno en todo el cuerpo

Un estudio publicado en Journal of Applied Physiology, de la NASA, reporta descubrimientos interesantes acerca de los beneficios de los ejercicios físicos del trampolín. Se compararon los ritmos cardíacos y consumo de oxígeno similares entre ejercicios en el mini trampolín con correr o andar en bicicleta al aire libre. En esta investigación encontraron un aumento significativo en los “estímulos biomecánicos (sobrecarga postural)” cuando se salta en un trampolín. Esto significa que saltar en un trampolín es tan beneficioso para tu cuerpo como trotar y correr; por eso, ahora los astronautas que regresan del espacio hacen ejercicio en el trampolín para recuperar la degeneración ósea y muscular.

Ejercita el cuerpo sin ejercer demasiada presión sobre los pies y las piernas

Caminar a paso intenso y correr son ejercicios con beneficios cardiovasculares porque aumentan el ritmo cardíaco. Pero hacerlo sobre el pavimento o una superficie dura ejerce una presión excesiva en las articulaciones de los pies y las piernas. Como consecuencia, puede causar lesiones en las rodillas, los tobillos y la espalda. Muchos de mis pacientes han tenido estos problemas. La buena noticia es que saltar en un trampolín puede ayudarte físicamente sin que sientas esa presión en las articulaciones. Pruébalo. Intenta saltar sobre un trampolín y compara la diferencia, y al final saca tu propia conclusión.

No dejes que el aburrimiento o el temor a las lesiones interrumpan tu ejercicio físico. Considera el uso del trampolín como una manera diferente de ejercitarte, y recibe estos beneficios: un sistema inmunológico más fuerte, una mejor circulación sanguínea, y menos presión en tus articulaciones, en las rodillas y en los tobillos. Diviértete y fortalece tu cuerpo saltando en el trampolín.

Y jamás olvides que tu verdadera fuerza no proviene de tu cuerpo sino de arriba: “Oh Jehová, fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción” (Jeremías 16:19). En Dios hallarás la fuerza de voluntad para hacer ejercicio físico y así cuidar tu cuerpo. Pero, sobre todo, recuerda que en tu interior brillará la luz de Dios que te guía en esta hora incierta de la humanidad.

El autor es nutricionista y entrenador personal. Escribe desde Seattle, Washington.

Muévete: Beneficios del trampolín (parte 2)

por Oscar Santana
  
Tomado de El Centinela®
de Agosto 2021