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Te has preguntado alguna vez cuál fue el origen del sábado y si tiene alguna importancia para nuestra vida? En este artículo exploramos lo que Dios ha revelado en la Escritura con relación a este día.

La importancia del sábado

Aunque el sábado es un día como los demás, de 24 horas, con su período de luz y de oscuridad, algo lo hace singular. La Escritura dice: “Dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera. Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho” (Génesis 2:1-3, BJ; énfasis agregado).* Advertimos que el séptimo día, el sábado, tiene su origen en la creación, y que posee una triple bendición.

Muchos siglos después, el sábado aparece en un lugar destacado, en el centro de los Diez Mandamientos de Dios dados a Israel y a la humanidad (éxodo 20:1-17). Los primeros cuatro mandamientos regulan la relación del hombre con Dios. Mandan respetarlo, adorarlo y servirlo. Indican el estado de dicha relación. Los otros seis mandamientos indican cómo se debe amar al prójimo.

El sábado aparece entre los mandamientos que regulan la relación con Dios, específicamente la adoración, aunque también mide la relación con el prójimo, porque en el cuarto mandamiento se nos ordena dar descanso a nuestra familia, a cualquiera que viva con nosotros, y aun a los animales domésticos. Es el vínculo entre el Creador y el hombre, y entre el hombre con el resto de la creación.

Un símbolo de Cristo

El sábado es también un símbolo de Cristo, el Creador y Sustentador de todo. Así como el hombre había de descansar durante el sábado, pues “el sábado ha sido instituido para el hombre” (S. Marcos 2:27), es llamado a descansar en Cristo. “Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso” (S. Mateo 11:28).

El Señor Jesús confirma que la institución del sábado no es de origen humano, sino divino. él declaró: “El Hijo del hombre también es señor del sábado” (S. Marcos 2:28). El sábado no santifica al creyente, Cristo, el Señor del sábado, es quien lo santifica.

¿Por qué guardar el sábado?

La respuesta a esta pregunta es simple: porque Dios así lo manda. Muchos suponen que la observancia del sábado comenzó en el tiempo del éxodo hebreo, y que concluyó cuando la Iglesia Cristiana tomó el lugar de Israel para realizar la misión evangélica. Pero no es así. Al redactar el cuarto mandamiento en el Sinaí, Dios relacionó al sábado con la creación: “El día séptimo es día de descanso para Yahveh, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad. Pues en seis días hizo Yahveh el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahveh el día del sábado y lo hizo sagrado” (éxodo 20:10, 11). Dios explica que la observancia del sábado proviene desde la creación, cuando Dios descansó en ese día, lo bendijo y lo santificó.

Muchos siglos después, Dios prometió al que guardara el sábado: “Si apartas del sábado tu pie, de hacer tu negocio en el día santo, y llamas al sábado ‘Delicia’, al día santo de Yahveh ‘Honorable’, y lo honras evitando tus viajes, no buscando tu interés ni tratando asuntos, entonces te deleitarás en Yahveh... [y] te alimentaré con la heredad de Jacob tu padre”. Y concluye con autoridad: “Porque la boca de Yahveh ha hablado” (Isaías 58:13, 14).

La observancia del sábado es para los que aman a Dios sobre todas las cosas y anhelan vivir con Cristo por la eternidad (Isaías 66:23). Lo mismo sucede con todos los mandamientos de su ley, la constitución de su reino. A la comunidad que reconoce la vigencia del sábado, Dios la llama “guardadora de fidelidad” (Isaías 26:2), y “linaje elegido, sacerdocio real, nación santa” (1 Pedro 2:9).

Un decreto de Dios

Dios elige lo mejor. Eligió el sábado y no otro día para descansar. No podía ser alguno de los otros seis días, porque aún estaba trabajando. Cuando todo estuvo terminado, añadió un día más. Con el sábado, la semana estuvo completa. Este día sería para celebrar la creación del mundo y el origen de la humanidad.

Dios instituyó el sábado también pensando en usted y yo, pues nosotros sí nos cansamos y necesitamos descanso en su presencia, para adorarlo “en la hermosura de la santidad” (Salmo 29:2, RV1960), y así renovarnos física, mental y espiritualmente.

Es así como el sábado se convierte en una estación de abastecimiento para el hombre, en un oasis que contribuye a recrearnos del desgaste por el diario trajín. Sobre todo, la observancia del sábado consituye un retorno a nuestras raíces.

Dios seleccionó nuestro día de reposo

Dios nos ahorró el trabajo de escoger el día que habríamos de guardar, en primer lugar, porque ese derecho no nos corresponde. él es el Legislador, no nosotros. No hagamos como Caín, quien eligió su propia forma de adoración a Dios y fue reprobado. Su rebeldía lo corrompió y causó mucho daño.

Dios eligió el séptimo día, y lo incluyó en su ley moral, una ley eterna basada en el amor y otros principios inconmovibles. Ninguno de esos mandamientos puede ser abrogado, porque la moral es eterna como su divina Fuente, el Dios infinito e inmortal.

Somos llamados a guardar el sábado como día de reposo porque Cristo nos dio ejemplo. En el séptimo día él asistía a la sinagoga (iglesia) conforme a su costumbre (S. Lucas 4:16-21; S. Marcos 3:1-4); y mientras decía, “es lícito hacer bien en sábado” (S. Mateo 12:12), hacía oír a los sordos, mirar a los ciegos, y andar a los paralíticos.

Te invito a descansar en su presencia el próximo sábado.

La importancia del sábado*

  1. Cada vez que reposamos en el sábado, como Dios en la creación, conmemoramos este hecho majestuoso.
  2. Como memorial de la creación, el sábado no puede ser cambiado por un día en el que Dios no descansó, así como no se puede cambiar una fecha de cumpleaños por un día en el que no se ha nacido.
  3. Instituido antes de la caída en pecado, el sábado no es un tipo; los tipos y símbolos fueron introducidos después de la caída.
  4. Jesús dice que el sábado fue hecho para el hombre (S. Marcos 2:27). La palabra hombre es aquí ilimitada, por lo que todo el mundo está incluido.
  5. El sábado se le dio a Adán, la cabeza de la humanidad, y por su medio a todos sus descendientes.
  6. El sábado no es una institución judía, fue creado unos 2,300 años antes que existiera un judío.
  7. La Biblia no lo llama el sábado judío, sino “el sábado del Señor tu Dios”.

* https://www.recursos-biblicos.com/2013/01/hechos-sorprendentes-sobre-el-sabado.html.

* A menos que se indique diferente, los textos bíblicos han sido tomados de la Biblia de Jerusalen, versión católica, que se encuentra en https://www.bibliatodo.com/la-biblia/version/Biblia-de-Jerusalen.

El autor es doctor en Ministerio, y escribe desde Houston, Texas.

El sábado: refugio de la verdad

por Gregorio Ramiro Toruño
  
Tomado de El Centinela®
de Julio 2022