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El concepto Trinidad es difícil de definir. Se trata de una doctrina que no está explícitamente presentada en las Sagradas Escrituras. Ni siquiera aparece en la Biblia el término trinidad. El único versículo que dice que la divinidad está compuesta de tres miembros, y que los tres son uno es 1 Juan 5:7. Pero este texto no está incluido en el manuscrito original griego del Nuevo Testamento. Esto hace que tengamos que deducir la doctrina de la Trinidad a partir de otros escritos de la Biblia.

Todo estudio acerca de esta doctrina se inicia con Deuteronomio 6:4: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Esta declaración afirma que Dios es uno. Sin embargo, otras declaraciones revelan que la Deidad consta de varios miembros. “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”, dice el mismo Dios en Génesis 1:26. No hay que ser teólogo para observar que este texto denota que la Deidad está compuesta de más de un miembro, porque dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. Tanto el verbo “hagamos” como el pronombre posesivo “nuestra” denotan pluralidad.

Así que la pregunta es: ¿Cuál de los dos versículos dice la verdad? ¿Deuteronomio 6:4 o Génesis 1:26? ¿O es que los dos versículos son correctos? La respuesta es que los dos son correctos, Dios es uno y a la vez es una pluralidad. Los dos versículos no se contradicen, sino que se complementan. Pongamos especial atención al que se halla en Deuteronomio.

Semánticamente, la palabra uno puede referirse a Dios como una entidad o a Dios como unicidad, es decir, como un Dios único. La mejor alternativa es interpretar la palabra uno como unicidad. Si hacemos esto, podemos reconciliar a Deuteronomio con Génesis. A pesar de que Dios sea plural, según Génesis, él es único, según Deuteronomio, en el sentido de que no hay una deidad que se asemeje al Dios que llamamos Jehová.

Hay otra manera de demostrar que Dios es trino: mirando las declaraciones que hablan independientemente de la divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Al Padre, Pablo lo llama “Dios” (Efesios 1:2). A Jesucristo, Juan lo llama “verdadero Dios” (1 Juan 5:20). Y al Espíritu Santo, Mateo lo incluye como integrante de la Divinidad (S. Mateo 28:19).

La discusión del Espíritu Santo como Dios es el aspecto más difícil de reconciliar con la doctrina de la Trinidad, porque no hay relación directa entre la Divinidad y el Espíritu. La interpretación de que es Dios tiene que resolverse por medio de inferencias. Por ejemplo, sabemos que el Creador del universo es Dios y que el Espíritu Santo fue un instrumento en la creación del mundo. En Génesis 1:2 encontramos apoyo para esta idea. Otro ejemplo de la divinidad del Espíritu es la inspiración de la Biblia. Sabemos que la Biblia fue inspirada por Dios, según 2 Timoteo 3:16, y que el Espíritu Santo fue el medio por quien la Palabra de Dios llega a nosotros, según 2 Pedro 1:21.

En conclusión, todo lo que podemos hacer los humanos ante el océano del misterio de la Trinidad es aceptar la tensión que existe en la afirmación de que Dios es uno y a la vez es plural.

Acerca de Dios*

“Nunca tengas miedo de confiar un futuro desconocido a un Dios conocido” —Corrie Ten Boom.

“Lo que eres, es el regalo de Dios para ti. En lo que te conviertes, es tu regalo para Dios” —Hans Urs Von Balthasar.

* https://www.exitoysuperacionpersonal.com/100-poderosas-frases-y-citas-sobre-dios/.

El autor es profesor emérito de Teología del Pacific Union College, y escribe desde Angwin, California.

La Trinidad: el gran misterio

por Ángel Hernández
  
Tomado de El Centinela®
de Junio 2021