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La palabra mujer tiene un gran significado. Para algunos, la mujer es sinónimo de amparo, de lealtad, de amor y entrega; para otros es un simple objeto del que se abusa y que se subordina al hombre. Pero para Dios, la mujer fue creada a su imagen y semejanza. Eso nos otorga una dignidad inmensa.

Lo que nos hace diferentes

Dios en su infinita misericordia adjudicó a la mujer cualidades y características que la distinguen de las demás criaturas. Las mujeres fuimos creadas como depositarias de amor, de bondad, humildad, lealtad y laboriosidad. Somos únicas. Para entender un poco más el poder escondido en esta corta palabra, “mujer”, vamos a explorar algunos textos bíblicos que nos ayudarán a reconocer dichos atributos y bondades que nos reafirman en el propósito por el cual Dios nos ha creado.

Lo que te da tu verdadero valor

El sabio dice: “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas” (Proverbios 31:10). Mujer, ¿habías pensado en cuánto valor tienes ante Dios? Varón: ¿Te habías detenido a pensar en el valor de tu madre, tu hermana, tu esposa, tu hija? Las piedras preciosas tienen valor material a causa de su belleza, pero la mujer virtuosa las sobrepasa. El verdadero valor brota de su interior, del infinito amor que emana de su corazón: un amor puro, desinteresado, incondicional. ¿Cuántas cosas haces por amor y ni siquiera lo notas? Por amor educas a tus hijos, por amor atiendes un hogar, por amor eres fiel a tu familia.

Lealtad y confianza

La mujer virtuosa es también digna de confianza: “El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias” (vers. 11). Una mujer que ama a Dios no piensa en hacer el mal. La mujer leal es regocijo de su hogar y esperanza para el necesitado.

Trabajadora infatigable

La mujer virtuosa es como una hormiga por su dinamismo: es laboriosa, y desempeña múltiples funciones. Al igual que este pequeño insecto, una mujer se adapta con facilidad a las circunstancias, y es capaz de cargar con el peso de la vida, aunque esa carga sea más grande que su cuerpo.

En su descripción de la mujer, el sabio añade que es una trabajadora incansable: “Se levanta aún de noche, y da de comer a su familia y ración a sus criadas” (vers. 15). No solo es esposa, madre, hija y amiga que ama sin condiciones, también es laboriosa, luchadora, invencible en su afán por proveer para los demás. No piensa en su propio beneficio, y no vacila en hacer lo necesario para que en su casa haya lo necesario. Se levanta antes de que salga el sol, aun cuando todos duermen. Todo el día está atareada, y cuando llega la noche, es la última en ir a la cama, ya que debe asegurarse de que todo esté en orden y listo para la mañana siguiente. Mujer virtuosa, ¿no crees que Dios te dio un súper poder para realizar todos estos deberes con alegría?

Comparte con alegría

El corazón femenino henchido de amor ferviente la induce a ser generosa: “Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso” (vers. 20). Ayuda a los demás sin esperar nada a cambio, comparte su alimento con los más necesitados y da posada al desamparado. Una mujer generosa es a la vez noble y desinteresada, ya que su carácter es reflejo del amor enternecedor de nuestro Salvador.

¿Eres tú una mujer semejante, o te has dejado intimidar por la corrupción del mundo y has dejado a un lado el gozo de compartir? Prosigue siendo dadivosa, y persiste haciendo el bien, como una luz que disipa la oscuridad del mal.

Atiende aun los mínimos detalles

“No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles” (vers. 21). El papel de la mujer en la familia es vital. Por su naturaleza protectora, la mujer sabe con certeza lo que cada uno necesita. Además de dar amor, de conducirse con ternura, y de haber sido creada para ser la compañera idónea del hombre, la mujer virtuosa también está atenta cuando sus seres amados salen de casa a cumplir sus deberes, para que lleven lo necesario.

Esto no implica solo las necesidades físicas sino también la vida espiritual. Mediante su ejemplo, los hijos aprenden el respeto, la humildad, la prudencia y la moral. A causa de sus cuidados y su dedicación, su esposo se alegra de regresar al hogar cada día.

Consejera

“Abre su boca con sabiduría y la ley de clemencia está en su lengua” (vers. 26). Una mujer conducida por el Espíritu Santo sabe callar y escuchar; sobre todo, conoce el momento oportuno para aconsejar. Su exhortación tiene fundamento, y aconseja con misericordia, en busca de armonía y perdón. No juzga ni procura castigar, porque siente empatía ante el dolor ajeno. Cuando habla, da a conocer su verdadera esencia, la que ha sido moldeada por el conocimiento y la relación con Dios.

Su buen ejemplo

Es muy regocijante ver todas las cualidades y dones descritos por el sabio Salomón. ¿Pero, de qué servirían si solo eres moralista, pero no temes al Señor nuestro Dios? “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada” (vers. 30). El temor a Dios no significa miedo; el temor a Dios es reverencia, respeto, agradecimiento, servicio y lealtad. Por lo tanto, una mujer temerosa de Dios no sentirá pena ni dolor al cumplir los mandatos divinos, tampoco sentirá miedo a la adversidad y al desgaste por el paso del tiempo. La belleza exterior se va marchitando con el paso de los años, y quizá dejará de agradar a muchos, pero la belleza de su corazón aumentará, y en reconocimiento a su lealtad será exaltada.

¿Cuál es tu decisión?

Mujer, jamás olvides cuán valiosa eres. Utiliza tu gran capacidad de amar y los talentos que Dios te dio para mejorar la vida de muchos.

Cuando una dama sigue los caminos de Dios, no se sentirá inferior ni menospreciada, incluso en esta sociedad llena de complejos y prejuicios. Jamás olvides que el sol sale todas las mañanas de manera silenciosa, y resplandece aunque muchos no agradezcan a Dios por los beneficios que aporta. Pero, ¿qué pasaría si un día esa luz ya no iluminara ni entibiara nuestro mundo? ¡Viviríamos en tinieblas, y no por mucho tiempo!

No tengas miedo de brillar mediante tu vida piadosa. Sé temerosa de Dios, y aunque nadie reconozca lo grande que eres, te aseguro que sin tu presencia, la vida de muchos sería triste y opaca. Hoy, decido brillar de la mano de Dios, y seguir siendo luz para muchos en el camino incierto de esta vida. ¿Cuál es tu decisión?

Sonia Wilches tiene un título en Administración de empresas y es secretaria ejecutiva del Departamento Hispano de Teología de la Universidad Andrews, Michigan.

El significado de ser mujer

por Sonia Wilches
  
Tomado de El Centinela®
de Marzo 2023