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Mucho ha dicho la ciencia últimamente acerca de los beneficios de la fe para la salud y la calidad de vida de los seres humanos. En este número, el doctor Julián Melgosa habla de la importancia de la oración y del estudio de la Palabra de Dios para tener una vida no solo saludable sino también longeva (p. 14). La ciencia parece demostrar cada día más la relación directa entre pertenecer a una comunidad religiosa y agregarle años a la vida y vida a los años. No hay duda de que la fe y la esperanza aportan valores que dirigen y le dan sentido a la existencia. Ver la vida como una misión incide directamente sobre la salud mental, y consecuentemente sobre el bienestar físico. Las personas que van envejeciendo con un estilo de vida sano, que nutren su organismo con alimentos saludables y hacen ejercicio físico, y que fundamentalmente viven en paz con Dios y su prójimo, tienen mucho más expectativa de vida que quienes “viven a la deriva”.

A esta combinación de factores saludables hay también que agregar un don de la fe: el perdón.

Fernanda y Cristina eran amigas entrañables en los mejores años de su juventud. Hasta que ocurrió lo inesperado: ambas se enamoraron de la misma mirada azul de un joven que conocieron en la universidad. Cristina entabló amistad con el muchacho; se enamoraron, y finalmente se casaron. Fernanda no pudo soportar lo que consideró como el peor rechazo de su vida. Odió a Cristina, y la carcomió el rencor durante varios años. Hasta que un día aceptó por fe a Jesús como su Salvador. Entonces tuvo poder para inhibir el efecto del veneno que corría como un río por sus venas. Puso su mirada en la generosidad y en el amor que fluían de Dios, y aquel viejo rencor fue vencido por el poder del perdón.

La investigación médica y psicológica ha encontrado que el perdón mejora la calidad de vida de las personas. Porque el rencor envenena. No es prudente ni es bueno para nuestra salud mental y física resistir el perdón. Debemos aprender a darlo y recibirlo. A veces es difícil perdonar, pero el Señor puede hacer la diferencia: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13).

Si hoy tienes un rencor que mina tus energías, dale una oportunidad al poder del perdón.


El autor es director de El Centinela.

Fe, perdón y salud

por Ricardo Bentancur
  
Tomado de El Centinela®
de Agosto 2014