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Existen muchas cosas que debes olvidar, pero hay cosas que se supone que debes recordar. Esto te traerá esperanza, alegría y una creciente fe.

Si usas tu memoria con un propósito malo, esto hará que seas negativo, sin objetivos elevados y sin ganas de realizar grandes sueños en tu vida. Por el contrario, si usas tu memoria con el propósito de recordar las alegrías pasadas, los éxitos, las victorias, las bendiciones, los momentos en que Dios actuó en tu vida en forma sobrenatural, recibirás una inyección de fe, y los mismos hermosos sentimientos que tuviste al recibir aquellos regalos de Dios serán los que sentirás al recordarlos.

Hay cuatro lecciones que el Señor quiere que aprendas acerca del increíble poder de recordar lo que él hizo por ti.

¡Olvida lo malo!

¿Qué es lo que te hace sentir mal? Los malos recuerdos. ¿Qué es lo que te hace sentir bien? Los buenos recuerdos. Entonces olvida los momentos malos y depresivos de tu pasado porque Dios ya lo hizo.

No encontrarás en la Palabra de Dios un lugar donde diga que debes traer siempre a tu memoria los fracasos de tu vida. Si tú eres de esas personas que en todo momento recuerda las malas decisiones, los fracasos, los dolores, los errores y los pecados del pasado, tienes que leer este versículo: “Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miqueas 7:19). Si nuestro amante Dios ya perdonó tus pecados, desaciertos, errores y fracasos, ¿por qué tú no? Si él los olvidó y los sepultó, ¿por qué tú no? ¿Por qué traer a tu memoria los malos momentos de tu vida cuando nuestro misericordioso Señor los depositó en lo profundo del mar para no recordarlos jamás? Pide al Señor su Santo Espíritu para que obre en ti a fin de que sólo recuerdes tus fracasos para aprender de ellos y seguir adelante. No te acostumbres a masticar amargura. Aprende a olvidar.

¡Recuerda constantemente lo que Dios ha hecho por ti!

Todo lo que Dios ha hecho en tu vida debe estar constantemente en tus pensamientos. Cuando Dios te salvó de aquel accidente, el día en que Dios te dio el primer hijo, el momento en que recibiste aquel trabajo que tanto necesitabas, cuando te liberó de esa adicción con la cual estabas esclavizado: todos esos regalos de Dios en todo momento deben ser traídos al pensamiento. Mira lo que dice el salmista: “Me acordaré de las obras de Jehová; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas” (Salmo 77:11).

El problema está en que muchas veces uno recuerda constantemente lo que debe olvidar: los fracasos, las heridas, el dolor, los pecados. Pero lo que la Biblia dice es que debemos recordar constantemente lo que el Señor ha hecho por nosotros en el pasado: las victorias espirituales, los actos de protección divina, las bendiciones infinitas.

Es interesante notar que en el Antiguo Testamento Dios ordenaba fiestas con dos objetivos principales: Recordarle al pueblo que el Mesías vendría a salvarlo y recordar los actos poderosos de Dios en el pasado.

Estas fiestas eran momentos solemnes para meditar en cómo Dios había dirigido a su pueblo en el pasado y recordar que así como Dios estuvo antes estaría en el futuro.

¿Estás tomando tiempo para recordar sus victorias? Si Dios estuvo contigo en el pasado, estará contigo hoy, mañana y siempre.

¡Debemos ser sensibles y reconocer a Dios!

Todas las personas pueden encontrar un momento de sus vidas en el cual Dios los protegió de algún accidente o alguna mala decisión. El salmo 91 dice: “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra” (Salmo 91:11–12). Si hay un mensaje poderoso en las Escrituras, es que Dios está cerca de ti para proveerte protección y salvación. No dejes que el enemigo susurre a tu oído y te diga que aquella ocasión que sentiste el favor de Dios fue sólo una coincidencia de la vida. ¡No! Es Dios quien obra para tornar todas las cosas en tu favor.

Escribe y guarda los recuerdos de la ayuda de Dios

Se dice que los pastores de ovejas escribían en sus varas las victorias y los momentos importantes de su vida. Y supongo que el joven David no fue la excepción. La Escritura dice en 1 Samuel 17 que antes de enfrentar al gigante, David recordó las victorias que Dios le había dado en el pasado: “Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo” (1 Samuel 17:37). Él no ocupó su mente en pensar cuán grande era el gigante que tenía enfrente, sino que colocó su pensamiento en el Dios todopoderoso que le había dado grandes triunfos en el pasado. Escribió los actos de Dios y los recordó en medio de la prueba.

De la misma manera, tú y yo debemos guardar, escribir y conservar las grandes obras de Dios en nuestras vidas y traerlas constantemente a nuestros pensamientos. Esto agigantará nuestra esperanza, nos traerá alegría y nuestra fe será mas fuerte, porque “nada hemos de temer respecto al futuro, a menos que olvidemos el modo como el Señor nos ha conducido en el pasado”.

¡No lo olvides, recuerda!


El autor es pastor de jóvenes de la Iglesia Hispana de San Fernando, en Mission Hill, California.

El poder de los recuerdos

por Pablo Gaitán
  
Tomado de El Centinela®
de Septiembre 2007