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Un hombre de las montañas de Tennessee se encontró un día en una gran ciudad, por primera vez de pie frente a un ascensor. Vio cómo una anciana demacrada entraba rengueando mientras las puertas se cerraban. Unos minutos más tarde, las puertas se abrieron y una joven atractiva salió elegantemente del ascensor. Entonces, el padre le gritó a su hijo: “Billy, ve y trae a tu madre”.

Para ser realistas, en este mundo no hay ascensores mágicos ni fuentes de la eterna juventud, de ser así la gente cambiaría fácilmente a su antojo. Sin embargo, existe un Dios milagroso, y cuando él entra en escena ocurre ¡un cambio dramático en la vida de las personas!

¿Cómo ocurre el cambio? Un ejemplo de esto se encuentra en una de mis historias favoritas de la Biblia, que se encuentra en el capítulo 4 del Evangelio de Juan. La historia comienza con una mujer que fue a sacar agua a un pozo de Samaria, en un momento en el que, según pensó, no había nadie en ese lugar. Ella había tenido una vida muy dura y había tomado muchas decisiones erradas. Como resultado, se convirtió en una paria de la sociedad. Todo lo que quería era satisfacer su necesidad de agua y estar sola.

Hoy día muchas personas viven igualmente vidas de “tranquila desesperación”, y no ven otras opciones. Pero el hecho es que hay una opción que puede satisfacer la sed más profunda.

Jesús sabe cuál es esa opción, de modo que cuando se encontró con la mujer samaritana le ofreció “agua viva”. Beber el agua de la vida es conocer a Jesús. Conocer a Jesús es amarlo, porque él nos ha amado primero. Muchas personas conocen acerca de Jesús, pero relativamente pocos lo reconocen realmente como su Señor y Salvador. Es interesante el hecho de que la mujer sabía acerca del Mesías, pero su vida seguía siendo insatisfecha. Fue así hasta que Jesús le dijo quién era él realmente. Entonces dejó su cántaro inmediatamente y bebió el agua del pozo de Jesús. Al probar su gracia maravillosa, su vida cambió para siempre

¿Necesita usted cambiar de vida? ¿Necesita una nueva dirección en su existencia? ¡Dios puede cambiarlo! Cuando usted coloca su confianza en el Señor que transforma la vida, usted puede cambiar.

La clave para el cambio está en Apocalipsis 3:20: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.

John Newton tuvo una infancia muy difícil. Hijo de un comandante de un buque mercante que navegaba por el Mediterráneo, cuando tenía apenas once años ya se había embarcado con su padre para surcar los mares. Hizo seis viajes con él antes de que su anciano progenitor se jubilara.

En 1744, John se alistó para servir en un buque militar, el HMS Harwich. Puesto que las condiciones a bordo eran intolerables, al poco tiempo desertó. Pero fue recapturado rápidamente y azotado y degradado públicamente de su condición de oficial a simple marinero. Luego de un tiempo, por propia petición, fue intercambiado por otro hombre para trabajar en un buque de esclavos, que lo llevó a la costa de Sierra Leona. Luego pasó a ser el sirviente de un comerciante de esclavos, quien lo maltrató brutalmente.

A principios de 1748 fue rescatado por un capitán que había conocido a su padre. Finalmente, John Newton se convirtió en capitán de su propio barco, que se dedicaba a transportar esclavos.

Durante una tormenta terrible que azotó el barco al punto de casi hundirlo, John Newton gritó: “Señor, ten piedad de nosotros”. Más tarde comenzó a pensar cuán misericordioso había sido Dios con él en esa ocasión, y decidió entregar su vida al Señor.

En agradecimiento, un día se sentó y escribió un himno que habla del cambio maravilloso que Dios produjo en su vida: “Sublime gracia del Señor, me levantó del mal; fui ciego, mas, hoy veo yo; perdido y él me halló”. Dios también quiere cambiar su vida. Hable con él, ábrale su corazón y reclámele la promesa de 2 Corintios 5:17, y su vida nunca será la misma: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.

El autor es pastor y dirigente adventista y escribe desde Berrien Springs, Michigan.

Sí se puede cambiar

por Carmelo Mercado
  
Tomado de El Centinela®
de Julio 2008