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La salud no es meramente la ausencia de enfermedad, sino un estado de bienestar físico, mental y social. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la promoción de la salud como un proceso que permite que las personas aumenten el control que ejercen sobre su propia salud. Un estilo de vida saludable tiene efectos personales, comunitarios y globales. Especialmente en el área de las enfermedades crónicas, nuestras decisiones tienen un efecto muy importante.

Enfermedades crónicas

Las enfermedades crónicas ahora son el problema mayor y más costoso en el área de la salud pública en todo el mundo, y el más fácil de prevenir. Tres hábitos dañinos—el uso del tabaco, la falta de ejercicio y la mala alimentación—son responsables de la mayoría de las enfermedades crónicas. La implementación de estrategias de prevención, de educación y el tratamiento de enfermedades que aminoren o eliminen estas conductas, disminuirá los costos a largo plazo, mejorará la salud de las personas y salvará vidas.

Una onza de prevención

El estadista norteamericano Benjamín Franklin compuso muchas frases que se aplican a la promoción de la salud y a un estilo de vida saludable. Una de ellas fue “una onza de prevención vale por una libra de tratamiento”. La salud no puede ser un área aislada de nuestra vida de la que nos ocupamos únicamente cuando estamos enfermos. Debe ser parte de nuestra rutina diaria como lo es la escuela, el trabajo, los pasatiempos y los alimentos que comemos. Es imperioso que incorporemos la práctica del ejercicio, las decisiones saludables en cuanto a la nutrición, el cuidado médico preventivo y tengamos un papel activo en el mantenimiento de una salud óptima.

Escoger un estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la enfermedad coronaria del corazón, la hipertensión, los derrames cerebrales, la diabetes, la obesidad y la muerte prematura. Las investigaciones demuestran que comer alimentos saludables, mantener un peso saludable, hacer ejercicio con regularidad, dejar de fumar o nunca haber fumado, y la disminución del estrés contribuyen a una vida saludable.

Datos interesantes a escala mundial

En abril de 2007, los Centros para el Control de Enfermedades en los Estados Unidos (CCE) informaron que a fines del siglo XX, las enfermedades crónicas habían superado a las enfermedades contagiosas como la mayor causa de muerte en todo el mundo, excepto el África contigua al Sahara y al Medio Oriente. Se calcula que en los próximos quince años las enfermedades crónicas causarán tres cuartas partes de las muertes en las regiones pobres del mundo.1 Los sectores privados y públicos están ocupados en el problema expresado por estas sorprendentes estadísticas.

La población mundial está envejeciendo rápidamente, y esto complica el total de personas con enfermedades crónicas. En el año 2000, había 600 millones de personas mayores de 60. Para el año 2025 habrá 1.200 millones en esta categoría, y en 2050, habrá 2.000. En el mundo desarrollado, las personas mayores de 80 años componen el grupo poblacional de mayor crecimiento. Las mujeres viven más que los hombres en casi todos los países, por lo que la proporción entre mujeres y hombres de edad avanzada es de 2 a 1.2

Decida hacer cambios

La promoción de un estilo de vida saludable tiene que ser parte de su vida diaria. Benjamín Franklin lo expresó muy bien cuando dijo: “Temprano a la cama, temprano a levantarse, hace que el hombre sea saludable, próspero y sabio”. ¿Sabía usted que la ciencia ha descubierto un tratamiento que mejora la memoria, aumenta la capacidad de concentrarnos, fortalece el sistema inmunológico y disminuye el riesgo de accidentes? Es un tratamiento gratuito, no requiere seguro médico y no tiene efectos secundarios. Se trata del “sueño”. Nuestros cuerpos requieren el descanso tanto como los alimentos y el ejercicio. Las investigaciones muestran que debemos dormir al menos 6 a 8 horas cada noche para recibir los beneficios restauradores del sueño.

La nutrición es tan importante como cualquier otro elemento en la salud preventiva. Sentarse a cenar tiene un gran significado cultural, pero lo que comemos es igualmente importante. Según Benjamín Franklin, debemos “comer para vivir, no vivir para comer”. La llegada de comidas rápidas, jornadas largas de trabajo y alimentos precocidos y envasados, ha atentado contra la planificación que antes dictaba la preparación de los alimentos. La planificación de las comidas es tan importante como la planificación de cualquier otra actividad de la semana, tales como el cotejo de la cuenta de cheques y la planificación de las vacaciones. Una alimentación nutritiva debe ser equilibrada e incluir alimentos bajos en grasa, en colesterol y en sal. Debe incluir frutas frescas y vegetales, proteína y granos enteros.

La obesidad es un factor primario en la diabetes, la hipertensión y la enfermedad del corazón entre los adultos. Aunque la historia familiar aumenta el riesgo de contraer enfermedades crónicas asociadas con la obesidad, estos factores pueden disminuirse por medio de la dieta y del ejercicio. Discutir la dieta con su médico y pedir información a un nutricionista profesional puede contribuir a su conocimiento en esta área. La Internet también puede colocar el mundo al alcance de sus dedos respecto de información de este tipo. Recuerde que el conocimiento es poder, y el poder provee el control que puede ayudarlo a obtener el éxito.

El tercer factor importante en un estilo de vida saludable y en la prevención de las enfermedades crónicas es la actividad física. Levántese y muévase vigorosamente al menos 30 minutos cada día. Las investigaciones muestran que el ejercicio brinda una serie de beneficios a personas de todas las edades y condiciones. La Organización Mundial de la Salud informa lo siguiente:

  • La inactividad física es un factor importante de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas, no contagiosas.
  • La inactividad física causa 2 millones de muertes cada año a nivel mundial.
  • Únicamente un 40 por ciento de la población global dedica 30 minutos a la actividad física cada día.

Muchos dicen que su horario no les permite dedicar 30 minutos al día para hacer ejercicio. Pero si usted suma el tiempo que pasa frente a la televisión, la computadora o en otra actividad sedentaria cada día, notará que tiene más de 30 minutos disponibles. Con cierta creatividad, puede incorporar otros momentos de ejercicio a la jornada diaria. Haga una caminata durante la hora del almuerzo, estacione su automóvil a una cuadra del trabajo, tome el autobús y bájese antes de su parada, use las escaleras en vez del ascensor. Únase a un grupo de personas que hacen ejercicio o caminan juntas. Esto puede darle el apoyo que necesita y animarlo a cumplir sus objetivos.

Los beneficios de la actividad física regular incluyen:

  • El control del peso y un riesgo 50 por ciento menor de contraer obesidad en relación con aquellos que no hacen ejercicio.
  • La reducción del riesgo de enfermarse del corazón.
  • La prevención y reducción de la alta presión sanguínea.
  • La reducción del riesgo en un 50 por ciento de contraer diabetes de adulto.
  • La prevención o reducción de la osteoporosis, lo que disminuye la incidencia de fracturas de la cadera en un 50 por ciento.
  • Mayor bienestar psicológico y menos estrés.
  • Huesos, músculos y articulaciones saludables.

  • Aumento de energía.

Conclusión

La promoción de la salud es una parte integral del cuidado médico preventivo. Las investigaciones a escala mundial demuestran la importancia del descanso, la nutrición saludable y la actividad física. Una población mundial de edad cada vez más avanzada, el aumento del estilo sedentario de vida y hábitos alimentarios pobres, están creando un aumento sin precedentes de las enfermedades crónicas. Este aumento impacta el sistema de salud de cada país alrededor del mundo. Una onza de prevención hoy ciertamente equivale a una libra de tratamiento en el futuro. Más allá del costo económico, mejorar nuestra calidad de vida tiene un valor incalculable.

Es muy importante que usted actúe en sociedad con su médico antes de hacer cualquier cambio en la alimentación o el régimen de ejercicios. También debe tomar sus medicinas según la receta; esto es clave. Dé hoy el primer paso hacia un futuro mejor.

La autora es una enfermera con especialidad en Salud Pública en el Hospital de Veteranos de Loma Linda, California.

1Ver McQueen, D. V. Preventing Chronic Disease: Public Health Research, Practice, and Policy, 4 2http://www.cdc.gov/pcd/issues/2007/apr/07_0024.htm.2 World Health Organization, http://www.who.int/en/.


La prevención: La clave de una mejor salud

por Mary Mackenzie
  
Tomado de El Centinela®
de Julio 2007