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Yo no sé si lo hacía con todos mis hermanos, pero sí lo hacía conmigo. Todas las noches yo vivía un momento muy especial cuando mi padre pasaba por mi cuarto a darme un beso de buenas noches y a cubrirme con la cobija. En mis recuerdos de la infancia conservo esos momentos con gran emoción. No hay otro recuerdo en mi memoria más nostálgico que ese. Ahora que soy padre de dos pequeños, no necesito esforzarme para pasar por sus cuartos antes de acostarme, cubrirlos con sus cobijas y darles un beso de buenas noches. Lo aprendí de él. Sí, lo aprendí de mi padre.

El significado del padre y la cultura

¿Cuánto se ha dicho acerca de los padres? Es cierto que hay muchos padres que abusan de sus hijos, pero en general un padre protege, se preocupa y nutre.

Según el diccionario, el significado de la palabra padre es “el que tiene uno o varios hijos”, pero su significado real no está en el término sino en la función que desempeña en el desarrollo de sus hijos. En los últimos treinta años, el estudio científico acerca del papel del padre ha aumentado significativamente, y esto ha ayudado a demostrar cuán importante es el padre en el hogar. En el pasado se veía al padre como el poderoso patriarca que controlaba y legislaba su familia con mano dura, pero en la actualidad se han descubierto otras funciones vitales del progenitor.

Nuestra cultura latinoamericana nos ha hecho creer que la crianza, la socialización y el desarrollo de los hijos son responsabilidad de la madre. Lo curioso es que crecimos con la idea de que el padre solo servía para satisfacer las necesidades materiales del hogar. Sin embargo, si reflexionamos un poco, nos daremos cuenta de que nuestros padres han influido en nuestras vidas más de lo que pensamos; en muchos casos, fue el padre quien hizo su obra de arte en la vida de su hijo. Es cierto que un padre tiene una forma distinta de acercarse y relacionarse con los hijos respecto de la madre. Mientras mamá prefiere calmar y tranquilizar, a papá le gustan las emociones fuertes, jugar enérgicamente.

Los desafíos de ser padres en una cultura ajena

Cuando el padre hispano emigra a este país, enfrenta nuevos desafíos: Debe redefinir necesariamente su paternidad y ejercer funciones que antes eran asociados exclusivamente con el papel de la madre.

¿Por qué necesitamos desarrollar nuevas funciones? Cuando venimos a este país, comenzamos el proceso de “aculturación, y se hace necesario que tengamos una relación más directa y comprometida con nuestros hijos. Necesitamos participar más activamente como padres en su vida y su desarrollo. De hecho, investigaciones recientes han demostrado que cuanto más cerca estamos de nuestros hijos —en el sentido de comer juntos, ayudarlos en las tareas escolares y participar de sus actividades recreativas—, menos problemas tienen de comportamiento y alcanzan un nivel superior de sociabilidad y rendimiento académico.1La calidad de la relación entre padre e hijo es una parte inevitable del desarrollo de la estructura psicológica del ser humano.2 También se ha encontrado que cuando los hijos son criados por padres comprometidos, demuestran una mayor capacidad para la iniciativa propia y el autocontrol.3 Un estudio realizado en niños en edad preescolar demostró que los que son elogiados y reconocidos por sus padres tienen un mayor desarrollo intelectual en comparación con los niños que tenían un padre frío e indiferente.4

Nuestro mayor desafío como padres inmigrantes

¿Qué podemos hacer para participar de una manera más efectiva en la vida de nuestros hijos? Debemos aceptar que la aculturación es un proceso normal (que incluye la integración de nuevos valores, actitudes, idioma y costumbres), en el que participa todo inmigrante para no profundizar las diferencias entre él y sus hijos. Para los hijos que nacen, crecen y se educan en la cultura norteamericana, el proceso de aculturación es más rápido.

De acuerdo al nivel de aculturación del padre, nuestros hijos pueden estar en uno de los siguientes niveles:

Integrados: Porque adoptaron los valores, las creencias y el comportamiento de la cultura del país donde viven, a la vez que conservan aspectos positivos de la cultura de origen. Cuando crezcan, tienden a mantenerse unidos a su familia de origen, mientras incorporan los nuevos valores culturales en sus relaciones con sus propios hijos.

Asimilados: Porque adoptaron de manera total la cultura del país donde viven, y rechazaron su cultura de origen. Cuando crezcan, no querrán estar mucho tiempo con usted, se avergonzarán incluso de hablar español, y adoptarán todos los valores culturales de la nueva sociedad.

Marginados: Porque no se afilian a ninguna cultura, sino que forman su propia subcultura.5 Vivirán aislados, autodiscriminados, y tenderán a formar alianzas con otros “iguales”, por ejemplo las pandillas, que los separan y marginan de la sociedad.

Se ha observado que los niños que integran ambas culturas desarrollan mejor su capacidad intelectual y su inteligencia social y emocional.

La función del padre en las Sagradas Escrituras

Hay cuatro funciones paternas que a mi juicio son muy importantes para el desarrollo de los hijos:

El padre que nutre a sus hijos. La palabra “nutrir” viene de la raíz griega paideia, que significa “educar a los hijos, física, mental y moralmente”. Los padres nutren a sus hijos cuando: Proveen para sus necesidades básicas (2 Corintios 12:14; Números 27:7-11), los enseñan (Deuteronomio 6:7), los entrenan (Proverbios 22:6), y los disciplinan (Proverbios 13:24, 19:18).

El padre amante. El término amor aparece en las Escrituras como la característica clave de Dios (1 Juan 4:8), y él asume que los padres deben amar a sus hijos como Abraham amó a Isaac (Génesis 22:2), como Isaac amó a Esaú (Génesis 25:28), como Dios nos ama a nosotros (Jeremías 31:3). En San Mateo 10:37 Jesús dio por sentado que los padres deben amar a sus hijos.

El sacerdote del hogar. Es la función que juega el padre para inculcar en sus hijos los valores espirituales. Ser sacerdote del hogar es muy importante, porque el padre, como responsable del hogar, debe unir a su familia con el Creador de la familia. En las Escrituras encontramos ejemplos de hombres que cumplieron esta función luego de aprender bajo el yugo de la prueba y el sufrimiento. Abraham (Génesis 17:7-9, 22), Jacob (Génesis 32:26), y el propio David (1 Reyes 9:4) bendijeron a sus familias. Estos padres se desarrollaron como líderes espirituales de sus hijos.

El padre que gobierna. Dios estableció esta función cuando dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, y conforme a nuestra semejanza; y señoree…” (Génesis 1:26). En otras palabras, el hombre gobierna según el modelo de Dios. La ausencia de ley es muy nociva para la mente del niño. Y esta ley la impone el padre, con su palabra y su ejemplo. Pero a su vez, nada es más destructivo que una ley impuesta sin amor y misericordia. ¿Cómo puede un padre gobernar su hogar? Para que un padre gobierne como Dios lo hace, es necesario que comprenda cómo gobierna él. La Biblia está llena de ejemplos de cuán amoroso es Dios con sus hijos. El salmista dice: “Como el padre se compadece de sus hijos, se compadece Jehová de los que le temen” (Salmos 103:13).

El padre que quiere gobernar su hogar siguiendo el ejemplo de Dios necesita primeramente nutrir físicamente a su hijo, amarlo con el alma y dirigirlo espiritualmente con la inteligencia y el corazón.

La importancia de ser padres

Hemos visto que la paternidad es tan importante como lo es la maternidad, y Dios no se equivocó al escoger al padre para ser el conducto por el cual él pudiera bendecir a sus hijos. El padre también debe comprender que no está solo en este proceso, pues Dios está dispuesto a enviarle ayuda de lo Alto.

El ex vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, dijo: “No hay que olvidar el impacto que el padre tiene en el hijo. Hijos con padres fuertemente comprometidos aprenden a confiar desde la niñez. Aprenden a confiar con sus corazones. Aprenden que son queridos, que tienen valor, que pueden alcanzar la seguridad, la confianza. Aprenden a colocarse metas elevadas. Obtienen la motivación que necesitan para superar los momentos duros de la vida. Los muchachos aprenden de sus padres a ser padres”.6

Yo tuve un padre que me enseñó a ser padre, pero hay una realidad que no podemos cambiar: No todos han tenido un buen modelo. Si este es su caso, no hay motivo para que se desanime: Todos podemos buscar el modelo divino para integrarnos de manera más efectiva en la vida de nuestros hijos. Ellos lo agradecerán.

1J. Mosley y Thomson, “Fathering Behavior and Child Outcomes: The Role of Race and Poverty”. En Wade F. Horn y Tom Sylvester, Fathers Facts, Pro-Social Behavior and Positive Father Involvement, 4a ed. (Gaithersburg, MD: National Fatherhood Initiative, 2002), p. 146.
2H. Kohut, The Restoration of the Self (New York: International University Press, 1977)
3Pruett, K. D. The Nurturing Father. (New York: Warner Brook, 1987).
4Radin, N. “The Influence of Fathers Upon Sons and Daughters and Implication for School”, Social Work in Education 8 (1986), pp. 77-91.
5Kristen M. McCabe y otros, “The Acculturation Gap-Distress Hypothesis Among High Risk Mexican American Families”, Journal of Family Psychology 19, 3 (2005).
6Citado por Wade F. Horn y Tom Sylvester, Fathers Facts, Pro-social Behavior and Positive Father Involvement, 4a ed. (Gaithersburg, MD: National Fatherhood Initiative, 2002), p. 141.


El autor es doctor en Ministerio, especializado en temas de familia. Escribe desde Nampa, Idaho.

Lo aprendí de mi padre

por Enoch Aguilar
  
Tomado de El Centinela®
de Junio 2009