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Se suele decir que la vida comienza a los 40, pero quizá comience a los 70.

Ben, un electricista jubilado que trabajaba tiempo parcial en el campo, era un duro trabajador y un padre amante de dos hijos. Desafortunadamente, Ben comenzó a fumar al final de su adolescencia, y pronto adquirió un vicio que no pudo superar hasta muy tarde en su vida. A los 60 años desarrolló una disfunción cardíaca. Cuando tenía 71 años tuvo un ataque fulminante del corazón y murió súbitamente. Ben es un ejemplo del modo más común de envejecer: un estilo de vida por debajo del ideal, que puede conducir a la enfermedad, incapacidad, declinación y muerte prematura.

Bryce, de 98 años, está gozando la vida plenamente. Vive en un condominio para jubilados con su esposa, de 90 años. Trabajan juntos en un gran jardín, caminan más de media milla por día, y Bryce hace 8 minutos diarios de gimnasia. Sus facultades intelectuales se conservan muy agudas. Lee Selecciones del Reader’s Digest y National Geographic y está al corriente de los hechos del momento porque mira los noticieros de la noche. El programa de actividades diarias de Bryce incluye tiempo para la devoción y la oración. Es un diácono activo en su iglesia, maneja su auto en viajes de corta distancia, y continúa administrando sus propias finanzas. A los 98 años, Bryce no tiene problemas de salud ni toma medicamentos en forma habitual. Bryce es el epítome del modo ideal de envejecer.

Yo conozco bien la historia de Ben. Era mi padre. Muchos aspectos de la vida de mi padre fueron buenos, pero el hábito de fumar le causó los mayores problemas de salud. También conozco muy bien a Bryce. Es mi padrastro. En estos dos hombres pude verificar de primera mano los efectos de envejecer del modo “normal” y del modo ideal. Yo sé cómo quiero envejecer.

Envejecer de un modo “normal”

En nuestra sociedad la gente acepta y aun espera que un envejecimiento “normal” signifique incremento del peso y de la presión arterial, aumento de los niveles de azúcar y del colesterol en la sangre y pérdida de la fortaleza. Este tipo de envejecimiento conduce a enfermedades “normales”, medicamentos “normales”, incapacidades “normales” y finalmente una muerte “normal”.

Un envejecimiento “normal” consiste en experimentar señales (como las señales de tránsito que advierten respecto de los peligros que se aproximan), seguidas por síntomas (manifestaciones físicas de que algo no está bien en el organismo), y luego por enfermedad, discapacidad y, finalmente, la muerte.

Veamos los factores que conducen a esta declinación, usando a un imaginario Sam como nuestro ejemplo.

Envejecimiento “normal”. El envejecimiento “normal” de Sam comienza con el típico estilo de vida norteamericano: una dieta que consiste fundamentalmente de grasas saturadas y carbohidratos altamente refinados, una vida con mucho estrés, y poco o nada de ejercicio físico.

Señales. Los signos del envejecimiento “normal” comienzan muy temprano en la vida de Sam. Los números de la balanza del baño denunciaban que él estaba sólo un poco pasado del peso deseable. Luego se dio cuenta de que se quedaba sin aliento cuando subía de un piso a otro por la escalera, y de que su nivel de colesterol estaba un poquito alto.

Síntomas. Las señales llegaron a ser más insistentes; ahora eran síntomas. La presión sanguínea de Sam subió y también el nivel de azúcar en la sangre. A veces sentía un pequeño dolor alrededor de su corazón cuando hacía algún esfuerzo. ¿Y el problema del peso? Sam encontró demasiado fácil ignorar las advertencias y continuó con su vida ocupada.

Enfermedad. Cuando Sam ignoró las señales y los síntomas, la enfermedad fue el resultado inevitable. En su caso, la enfermedad cardíaca se complicó con la diabetes. Otras personas sufren ataques de corazón, cáncer de pulmón, hipertensión, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o alguna enfermedad en el hígado. Muchas de las enfermedades que sufre la gente son lo que llamamos enfermedades del estilo de vida; es decir, males que las personas se infligen por hacer elecciones equivocadas en su estilo de vida.

Incapacidad. Sam ahora se dio cuenta de que no podía continuar haciendo muchas cosas que alguna vez disfrutó. Tuvo que ocupar buena parte de su tiempo tratando sus dolencias. Incapacidad significa depender de alguien para el propio cuidado, quizá también signifique tener que mudarse a algún hogar de salud.

Sin embargo, contrariamente a la creencia popular, en muchos sentidos, un estilo de vida pobre, más que envejecimiento, produce la incapacidad. Las buenas nuevas son que las personas pueden evitar las incapacidades causadas por elecciones erróneas.

Muerte. Sam murió cuando tenía 69 años, cuando muchas personas aún están activas y disfrutando su jubilación. La muerte “normal” ?es decir, prematura— es el último paso en el envejecimiento “normal”. En otras palabras, la gente muere antes de lo que se esperaría que muriera si se cuidara mejor.

Envejecer de un modo “normal” es fácil. Las personas no necesitan hacer ningún esfuerzo ni comprometerse con nada. Nada es requerido: ni esfuerzo, ni compromiso, ni motivación. Mucha gente está en la vía rápida del envejecimiento “normal”. ¿Usted es uno de ellos?

Envejecer de la mejor manera

Durante el último siglo, muchos jubilados experimentaron un envejecimiento “normal”. Afortunadamente sabemos que hay una segunda opción: envejecer en excelente estado de salud. Esta opción requiere que la persona dé un paso a tiempo para mejorar su salud. De hecho, yo no estoy sugiriendo que podemos eliminar la muerte. Más bien, estoy señalando que mediante nuestras elecciones podemos atrasar o aun eliminar las condiciones típicamente negativas percibidas como parte del envejecimiento “normal”. Para experimentar el envejecimiento como una vivencia positiva ?envejecer de la mejor manera— necesitamos ponernos blancos, hacer un plan y hacer cambios.

Veamos los cinco pilares sobre los que se apoya el concepto de envejecer del modo ideal: el físico, el intelectual, el emocional, el social y el espiritual. Además de estos cinco pilares, consideraremos otro aspecto relacionado con la jubilación: Hablaremos de la importancia de la salud financiera y de la planificación.

La espiritualidad. En un envejecimiento “normal”, las personas esperan que su compromiso con la iglesia decaiga. Pueden dejar de leer completamente cualquier tipo de literatura espiritual, aun la Biblia. Encerradas en la casa, las personas pueden perder el interés en los asuntos espirituales si no tienen una conexión vital con la familia de la iglesia.

No permitamos que esto nos ocurra. La salud espiritual es el fundamento de cada uno de los otros aspectos que abarca el envejecer de un modo ideal. Una espiritualidad sólida da significado y propósito a la vida. Dios nos ayudará a realizar un significativo plan espiritual.

El físico. El interés por el cuidado del cuerpo generalmente ocupa el segundo lugar entre las preocupaciones de quienes están por jubilarse; el primer lugar lo ocupa el dinero. Envejecer del modo ideal implica buscar continuamente nuevas formas de que el cuerpo se conserve saludable: comiendo mucha verdura y fruta fresca, evitando las grasas malas, tomando vitamina “S” (sol, en su debido momento), y haciendo el suficiente ejercicio físico como para sentirse bien.

Envejecer en excelente estado implica desarrollar estrategias para maximizar la fortaleza genética o compensar lo mejor posible las debilidades que nos transmitieron nuestros antepasados. Los factores genéticos sólo ejercen un 30 por ciento de influencia en el estado de la salud.

Las finanzas. Un factor importante para gozar una jubilación exitosa es tener los fondos adecuados. La salud financiera significa tener un estilo de vida tan confortable como al que estamos acostumbrados. Esto significaría también tener el dinero suficiente para viajar o disfrutar el pasatiempo que uno quiera.

Podemos maximizar nuestras posibilidades económicas durante la jubilación con una vida interesante. Para muchos, esto significará vivir frugalmente, pero no miserablemente. Podemos aprender a disfrutar muchas cosas de la vida con poco dinero.

El intelecto. El envejecimiento “normal” implica poner el cerebro en neutro para descender la cuesta. Muy pocos piensan cómo preservar la salud mental durante esa fase de la vida. Parte de la estrategia de envejecer del modo ideal es contemplar el desarrollo de la mente y seguir un plan para conservar la salud intelectual; no permitir que la mente se deteriore o se enferme. Debemos hacer un plan para conservar el cerebro estimulado y en plena actividad. La jubilación puede darnos la oportunidad de expandir nuestro horizonte intelectual.

Las emociones. La salud emocional es otro pilar del envejecimiento de modo ideal. La felicidad es quizás uno de los estados emocionales más deseados, y uno de los más esquivos.

La salud emocional implica la habilidad para amar y recibir amor de la familia y de los amigos. Así como pretendemos evitar la enfermedad física, cuando se trata de la salud mental, deberíamos luchar para evitar la disfunción emocional.

Las relaciones sociales. Envejecer de la mejor manera implica también una buena salud social. Esto significa primeramente comprometerse con las personas, con la comunidad y su propia vida. Un factor determinante de la salud total de una persona es el vínculo de compromiso con la familia y los amigos. Para envejecer del modo ideal hay que permanecer involucrado en las relaciones con otros seres humanos.

Envejecer con salud significa planificar la jubilación en todas las áreas de la vida, sin dejar ninguna librada a la suerte. Si ocurre esto, el resultado será un envejecimiento “normal”. El proceso ideal de envejecimiento no sucede simplemente porque sí. Tenemos que producirlo mediante una planificación reflexiva y una ejecución eficaz de nuestros planes.


David White vive en Avon Park, Florida. Christy Yingling, coautora de este artículo, vive en Battle Creek, Michigan. Este artículo fue adaptado de su libro Prime Time Living, publicado por Pacific Press®.

La tercera edad: La mejor época de la vida

por David White y Christy Yingling
  
Tomado de El Centinela®
de Mayo 2006