Ven, Señor Jesús” fue el último ruego del autor de Apocalipsis (22:20). “Ven, Señor Jesús” es el suspiro del creyente, y ha sido el clamor de millones de cristianos que dejaron este mundo anhelando el venidero. “Ven, Señor Jesús” es la última plegaria que la Biblia registra.
“Sí, ven Señor Jesús” es el ruego que hoy brota de nuestros labios. Es el anhelo del creyente que quiere un mundo mejor, pues el segundo advenimiento de Jesús en gloria y majestad pondrá fin al dolor humano e inaugurará el reino eterno de Dios en la tierra.
Desde hace más de un siglo, los adventistas venimos anunciando al mundo que Cristo vuelve pronto. Esta verdad milenaria parece desacreditarse al paso del tiempo y ante el ataque persistente contra la fe cristiana, particularmente contra la divinidad de Cristo y, en consecuencia, contra su poder redentor.
¿Qué hace posible esta esperanza? ¿En qué se basa? La fe en la resurrección de Cristo le da sustento a nuestra esperanza. Porque Cristo ha resucitado, nuestros pecados son perdonados, y por esta misma razón podemos esperar su retorno en gloria, cuando nos liberará de la muerte.
Así, gracias a la resurrección, queda confirmada la deidad del Maestro de Nazaret. Así, la resurrección valida sus enseñanzas y atestigua la consumación de su obra expiatoria del pecado; confirma su dominio cósmico presente y su próxima reaparición como Juez; nos asegura que es un hecho hoy el perdón y su presencia en nuestras vidas; y por la resurrección, cada creyente garantiza su presencia física en el mundo venidero (ver 1 Corintios 15:14).
Pero la resurrección fue posible porque hubo encarnación. En este diciembre festejamos la encarnación de Dios en Cristo. La Navidad, que el mundo también celebra sin asumir el sentido profundo de la celebración, nos instala en otra dimensión de la vida y despierta gratitud y compromiso con la fe. Que en esta Navidad se encienda la esperanza en tu corazón.
El autor es el director de la revista El Centinela.
