Se llama Michael Keaton y es actor. En la película “Más allá” [White Noise] es Jonathan Rivers, quien, poco después de la muerte de su esposa, intenta entablar contacto con ella por medio de un sistema de comunicación conocido como EVP (Electronic Voice Phenomenon), que permite que los muertos hablen con los vivos mediante grabaciones caseras. Pura ficción, pensamos; pero el actor dijo al periódico La Opinión, de Los ángeles, que esto es real: “Me dejó sorprendido saber que en los Estados Unidos hay miles de personas involucradas en el EVP. No se trata de ninguna propuesta religiosa o algo por el estilo. Lo que aseguran los miembros de EVP es que, gracias a la televisión, la radio, las computadoras y los celulares, hay cerca de nosotros miles de ‘puertas virtuales’ que podemos utilizar para comunicarnos fácilmente con los muertos”.
Una vez más, la ficción sustentada en la realidad. ¡Y qué realidad! Los vivos se niegan a dejar muertos a los muertos, y estos parecen seguirles el juego.1
¿Se puede hablar con los muertos?
Hay quienes piensan, como los que recurren al EVP, que los muertos siguen activos; otros lo niegan, como Juan de Maldonado, expositor católico del siglo XVI, quien comentó: “Suelen preguntar algunos si se aparecen alguna vez las almas de los difuntos a los que viven. Lo niegan rotundamente San Crisóstomo, Tertuliano, San Atanasio, San Isidoro y Teofilacto. Y aducen varias razones para mostrar su inconveniencia: (1) No es de provecho para los vivos; pues si no creen a los que viven, tampoco creerán a los ya muertos. (2) Si esto se hiciera —que los muertos se aparecieran—, nos moverían más los muertos que los vivos, como dice San Crisóstomo. (3) Finalmente, porque podría ser esto ocasión de muchos errores, engañando el demonio a los hombres, como si fuese el alma de algún difunto”.2
En el siglo XIX, Vicente de Manterola dijo acerca del espiritismo: “Santo Tomás, en la Suma Teológica, planteando la cuestión, pregunta si las almas de los difuntos pueden comunicarse con el mundo corpóreo, y responde resueltamente que no”.3
Suplantan muertos, engañan a vivos
Entonces, ¿quiénes son los entes descarnados que hablan en las sesiones espiritistas? Las Escrituras revelan que la tierra ha sido tomada por seres extraterrestres, los “ángeles”. Hay algunos ángeles buenos, “espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación” (Hebreos 1:14). Estos ángeles son “poderosos en fortaleza, que [ejecutan] su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto” (Salmo 103:20). Ellos no suplantan a los muertos ni engañan a los vivos.
Pero hay también en la tierra “un ejército de ángeles destructores” (Salmo 78:49), aliados de Satanás (Apocalipsis 12:7-9). Según las Sagradas Escrituras, los que confían en el espiritismo se comunican con estos demonios. Por eso advierten: “Si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido (Isaías 8:19, 20). Esos seres que acuden a tales sesiones y hablan con los médiums “son espíritus de demonios, que hacen señales (milagros)” (Apocalipsis 16:14).
Hay personas que han asistido a sesiones espiritistas y las alaban porque a veces se recita algún Padrenuestro o se entonan cantos religiosos. Algunos mediums dicen ser cristianos y citan la Biblia. Pero se trata de una carnada. Satanás usa la Escritura cuando le conviene; así tentó al Señor Jesucristo, pero fue reprendido (ver S. Mateo 4:6, 7).
El origen del espiritismo
El espiritismo surgió con una mentira. Dios les había dicho a Adán y Eva que si desobedecían, morirían (Génesis 2:17). Y la serpiente mintió: “No moriréis” (Génesis 3:4). De estas dos afirmaciones, solo una podía ser verdadera. Cuando nuestros padres pecaron, todo se aclaró, porque el hombre murió y sigue muriendo. Entonces, el diablo inventó la idea de la inmortalidad del alma, y aquellos que no permanecieron en el conocimiento de Dios le creyeron. Pero Jesucristo dijo de Satanás que “no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (S. Juan 8:44). Desde que murió el primer hombre, todos los que han dicho que los muertos viven han repetido la primera mentira: “No moriréis”.
¿Qué debemos hacer? Nuestra única seguridad se encuentra en el testimonio seguro de las Escrituras. Cualquier otra fuente de conducción espiritual representa un riesgo para nuestra alma.
El destino de los muertos
¿Qué será entonces de los muertos? ¿Terminará en el polvo la esperanza de los justos? ¿Escaparán los malvados a la justicia divina? Ni unos serán olvidados ni otros eludirán el castigo.
- Serán juzgados: “Dios. . . ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia” (Hechos 17:30, 31).
- Serán resucitados: “Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz” (S. Juan 5:28), “y la tierra dará sus muertos” (Isaías 26:19).
- Recibirán lo que eligieron: “Los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (S. Juan 5:29).
Conclusión
Los muertos descansan en espera del juicio. No intentemos comunicarnos con ellos porque nos contestará Satanás. Si queremos saber la verdad y nos interesa el futuro, estudiemos las profecías de la Biblia y pidamos la conducción del Espíritu Santo. Dejemos a los muertos en paz, y pidamos la ayuda del Espíritu de Dios.
¿Qué dice la Biblia sobre la muerte?
La Biblia dice, por medio del salmista: “[Cuando el hombre muere] sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos” (Salmo 146:4). Salomón reconoce: “Los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido” (Eclesiastés 9:5). Job suspira y admite: “Como la nube se desvanece y se va, así el que desciende al Seol no subirá; no volverá más a su casa, ni su lugar le conocerá más (Job 7:9, 10).
El ministerio del Espíritu Santo
El Espíritu Santo puede guiarnos de una forma muy especial al enfrentarnos a cualquier situación. Su ministerio es especial e imprescindible para estos tiempos:
- Es vicario de Cristo, un Representante con los mismos atributos y facultades: “Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (S. Juan 16:7).
- Convence a los pecadores. “Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (vers. 8).
- Enseña toda la verdad. “Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (vers. 13).
- Revela el futuro. “Os hará saber las cosas que habrán de venir” (vers. 13).
- Exalta a Cristo. “Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” (vers. 14).
- Se une con el Padre y el Hijo para bendecirnos. “Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber” (vers. 15).
- Crea la comunión en la iglesia. “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén” (2 Corintios 13:14).
El autor es redactor de la revista El Centinela, y escribe desde Caldwell, Idaho.