Es un hecho comprobado y aceptado que la actividad física regular es provechosa para la salud cardiovascular. El término cardiovascular se refiere al corazón (cardio) y a los vasos sanguíneos (vascular).
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de morbilidad y mortalidad en el mundo. Las enfermedades cardiovasculares en los Estados Unidos son responsables de aproximadamente 600.000 muertes (25 por ciento del total) cada año.*
El ejercicio físico frecuente está fuertemente asociado con una reducción de la mortalidad cardiovascular, así como con el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. El enfoque de este artículo es explorar los efectos del ejercicio en la presión arterial y en la sensibilidad de la insulina, y cómo la actividad física beneficia a ambas.
Presión arterial
En un artículo publicado en Frontiers in Cardiovascular Medicine, se informa que el ejercicio prolongado puede promover una reducción neta de la presión arterial en reposo. Un metaanálisis de estudios intervencionistas aleatorios controlados encontró que el ejercicio regular, de moderado a intenso, realizado de tres a cinco veces por semana, reduce la presión arterial en un promedio de 3.4 / 2.4 mmHg. El ejercicio que elijas debe gustarte y debe ser apropiado para tu condición física. Algunos cometen el error de hacer ejercicios que alguien les recomienda, pero en vez de mejorar su salud la empeoran.
Sensibilidad a la insulina
Varios estudios han demostrado que las personas con diabetes mellitus, que dependen o no de la insulina, tienen mejor control glucémico después del entrenamiento físico. Pues bien, el ejercicio físico es vital, tanto para las personas que usan insulina para controlar la diabetes como las que no la usan, siempre que sean supervisadas por un profesional. Mi experiencia como nutricionista y preparador físico me dice que el ejercicio físico es excelente para controlar los niveles de azúcar en la sangre, cuando el ejercicio, el tiempo y la intensidad son apropiados. Es necesario repetirlo: Tanto la ejercitación y la aplicación de la insulina deben ser supervisadas por profesionales. De otra manera, puedes tener una experiencia dolorosa.
Las estadísticas de enfermedades cardiovasculares en el mundo son alarmantes. No seas tú parte de ellas. Toma en serio tu salud y empieza a ejercitar tu cuerpo, si es que estás inactivo. Recuerda que la presión arterial y la sensibilidad a la insulina pueden mejorarse con el ejercicio. Toma en cuenta la supervisión de un profesional para que las cosas marchen mejor. También, invita al Médico divino a formar parte de tu plan de salud. La Palabra de Dios dice: “Yo soy Jehová tu sanador” (éxodo 15:26). No hay mejor Médico que Jesús.
* Frontiers in Cardiovascular Medicine, 28 de septiembre de 2018.
El autor es nutricionista y entrenador personal. Escribe desde Seattle, Washington.