El ejercicio es vital para la salud, sobre todo para quien padece diabetes.
Si la diabetes no se controla o elimina, puede causar muchas complicaciones serias, como amputaciones, ceguera, problemas renales y otros. La buena noticia es que no hay por qué pasar por estas amargas experiencias. Por eso deseo animar a sanos y diabéticos a moverse más; pero me dirigiré sobre todo a los diabéticos, para que tengan un mejor control de este mal.
Al iniciar una rutina de ejercicios es muy importante la consulta médica, para que se evalúe tu condición y determine el ejercicio que puedes hacer. Algunos diabéticos comienzan a ejercitarse sin saber el riesgo que corren si no hacen las cosas bien. Por ejemplo, puede ocurrir un caso de hipoglucemia (azúcar baja en la sangre) si no se maneja adecuadamente los medicamentos o la insulina cuando se ejercita. Esta condición es seria y se tiene que manejar como tal.
Los beneficios del ejercicio para un diabético son muchos si se aplican adecuadamente. Uno de los más notables beneficios para tu condición como diabético es el control de la glicemia, el nivel de azúcar en la sangre. El ejercicio aumenta la sensibilidad a la insulina, y las células musculares pueden usar más eficazmente la glucose durante y después de los ejercicios. Por ello, baja tu nivel de azúcar en la sangre.
Según la Asociación Americana de Diabetes, es posible que puedas bajar los niveles de la glucosa hasta 24 horas o más después de hacer actividad física. Los resultados son variables e individuales dependiendo el tipo de ejercicio y el tiempo que lo practiques. Por eso es importante conocer el efecto que el ejercicio hará en ti, para que puedas manejar mejor tus niveles de azúcar. Revisa tus niveles de azúcar antes y después de la actividad física, y luego que pasen unas horas. Esto te ayudará a controlar mejor tu diabetes.
Consultar con tu médico antes de hacer ejercicio, aplicar los ejercicios adecuados para tu condición y llevar un régimen alimentario adecuado pueden ser buenas herramientas accesibles para controlar o eliminar tu diabetes. Ten la seguridad de que cuando inviertes en ello lo mejor de ti, Dios hará lo demás. La Biblia dice que Jehová es nuestro sanador (ver éxodo 15:26). Tu tarea es esforzarte, poner lo mejor de ti, y dejar que Jesús te imparta la sanidad conforme sea su voluntad. Sigue adelante sin desmayar. No te desanimes, porque el Dios que resucitó a Lázaro (ver S. Juan 11:43) es el mismo que te quiere sanar.
El autor es nutricionista y entrenador personal. Escribe desde Seattle, Washington.