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Hay fórmulas sencillas para vivir con salud, paz y esperanza. El dinero, la fama, las joyas y los viajes no forman parte de esta fórmula, pero se ha comprobado que las personas que hacen ejercicio, no fuman, no toman licor, creen en Dios y lo adoran cada semana en una iglesia, tienen una expectativa de vida más prolongada y mejor. Hay muchas razones para recomendar este estilo de vida. Exploremos algunas.

Activos por designio divino

Dios nos creó para la actividad. Las personas que permanecen mucho tiempo en cama o pasan horas sentadas en un avión, tienen un riesgo alto de sufrir fenómenos embólicos y trombóticos. Por eso, a los pacientes recién operados se los manda a caminar muy pronto; y a los que hacen vuelos prolongados se les recomienda levantarse del asiento y dar unos pasos por el pasillo. Lo mismo se aplica a los que tienen trabajos sedentarios.

Rejuvenecer

Cuando usted se ejercita, su metabolismo se acelera y mejora. Según datos de estudios fisiológicos, el metabolismo de los deportistas de alto rendimiento llega a aumentar hasta en un 2.000 por ciento; sí, está bien escrito, ¡dos mil por ciento! Es que cuando nos movemos de manera metódica y ordenada, la circulación general mejora, el corazón funciona mejor, la sangre se oxigena más y el cuerpo rejuvenece. Por eso, en 2016 se publicó un estudio que confirma el hecho de que las personas que caminan con regularidad rejuvenecen diez años en promedio.

Sin necesidad de hacer gastos onerosos en cirugías o comprar medicamentos que prometen detener el envejecimiento celular, se puede lograr que nuestro organismo se vuelva más joven y dinámico. Por eso nuestros abuelos vivían más y mejor. Por ejemplo, mi bisabuela murió de 103 años y mi abuela de 97. Ellas caminaban todos los días, por la mañana y en la tarde. Mi padre sobrevivió a un extenso infarto al miocardio porque tenía un corazón fuerte. La razón de esa fortaleza es que antes no había autos ni aviones ni televisión ni Internet. La alimentación era más natural, no había “comida chatarra”, y la gente se desplazaba a pie. Eso mejoraba la salud en general y mantenía un peso corporal saludable. Esta es una de las razones de peso para que haya en el mundo hoy más de mil millones de personas con sobrepeso y obesidad. Si a esto le sumamos la Internet y la televisión, la principal causa de que la gente no haga ejercicio, tendremos motivos suficientes para que la gente no camine y pague las consecuencias. Los costos de la inactividad física se calculan entre el 1,5 y el 3 por ciento de los gastos directos en salud en países desarrollados como los Estados Unidos.

Decídase a moverse

No nos dejemos morir lentamente, no caigamos en la rutina de la inactividad, no seamos como los que pudieron estar sanos y no hicieron lo correcto a tiempo. Caminar con regularidad debe ser algo primordial.

La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en el mundo. Cuando nos ejercitamos, el colesterol HDL, el bueno, se incrementa; y el LDL, el malo, disminuye, lo que baja el riesgo de sufrir de ateroesclerosis y fenómenos embólicos. En reposo, el volumen del bombeo cardíaco es de unos 4-5 litros/minuto, y en la actividad física puede llegar a 15 litros/ minuto en las mujeres, y 22 litros/ minuto en los hombres. Un flujo sanguíneo rápido no da tiempo para que se formen placas en el endotelio o para que se formen y multipliquen los trombos; al contrario, todo el organismo se oxigena de una manera maravillosa, la sangre circula más, lo que mejora la capacidad cerebral, incluyendo la memoria, la concentración, el sueño y el estado de ánimo.

Podemos decir con plena seguridad que muere lentamente quien, sabiendo lo bueno no lo hace, y quien sabiendo lo malo lo sigue haciendo. ¡Es hora de levantarse y fijar un horario para salir a disfrutar del paisaje que Dios nos regala cada día! No importa que sea de día o de noche, solo hágalo. Verá que si es hipertenso o diabético, con el paso del tiempo disminuirá la cantidad de medicamentos que deba tomar; los dolores en su cuerpo disminuirán por el aumento de las betaendorfinas fisiológicas, que dan sensación de placer y bienestar, y mejorará el flujo sanguíneo hacia su cerebro y el resto del cuerpo, así como su tránsito intestinal.

La lista de beneficios es incalculable, no cuesta dinero, está al alcance de un par de zapatos deportivos, una camiseta y el deseo de ser más sano y más feliz. Aun así, consulte a su médico antes de iniciar, para que le haga una evaluación cardiovascular a fin de minimizar los riesgos.

Quizá los mayores beneficiados de un plan de ejercicio físico diario sean los jóvenes. Hasta los cuarenta años, uno forma y destruye hueso por igual; después de esa edad comienza a perder hueso, y se inician los procesos degenerativos como la osteoporosis, la artritis o las artrosis. El ejercicio físico es el único recurso del cuerpo para “almacenar” hueso para los años venideros. Joven, comience hoy a caminar.

Si después de trabajar usted llega cansado a su casa, quizá piense que si sale a caminar terminará más cansado, pero no es así. El cuerpo adquiere resistencia con el ejercicio habitual, y al otro día se levantará con mejor ánimo y más capacidad para trabajar.

No desaproveche esta bendición que el Cielo le regala. ¡Cuántas personas limitadas a una silla de ruedas no desearían mover sus piernas y sentirse jóvenes! No envejezcamos prematuramente sin darnos una oportunidad.

El autor es médico cirujano. Escribe desde Bogotá, Colombia.

¡Camine por su vida!

por Hernando Mercado García
  
Tomado de El Centinela®
de Octubre 2017