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Jesús no dice que él es una puerta o que pudiera ser una puerta; no, él dice enfáticamente: “Yo soy la puerta”.

El 27 de enero de 2013 el mundo fue sacudido por la tragedia de la discoteca Kiss, en el centro de Santa María, en el Estado brasileño de Rio Grande do Sul. A las 2:30 de la madrugada, mientras un grupo de jóvenes universitarios celebraba una fiesta llamada “Agromerados”, alguien, con la intención de animarlos, encendió un fuego artificial conocido como “Lluvia de plata”, pero la espuma acústica del techo se encendió, y en cuestión de tres minutos el lugar estaba en llamas.

La gente corría hacia la salida, pero los guardias de seguridad cerraron la puerta para que nadie saliera sin pagar. Un sobreviviente comentó: “Cuando el humo cubría el lugar la gente buscaba la puerta, muchos, en su angustia, entraban por las puertas de los baños pensando que esas eran las salidas de emergencia, mas al llegar al fondo descubrían que estaban encerrados, y allí morían asfixiados”.* Con razón el 90 por ciento de los cuerpos estaba en los baños. ¡Qué tragedia! Solo porque a alguien se le ocurrió la idea de cerrar la puerta, 239 personas fallecieron y 124 quedaron lesionadas.

Hace unos seis mil años la humanidad quedó encerrada bajo el humo y el fuego del pecado, y la puerta fue cerrada. No había escapatoria. La humanidad estaba condenada a morir sin esperanza alguna. Ocurrió en el Jardín del Edén. Allí el hombre rompió su relación con su Creador. Ante la tragedia del pecado, el hombre y la mujer fueron expulsados del Edén y perdieron contacto con la gloria de Dios (ver Romanos 3:23). El relato bíblico dice: “Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (Génesis 3:23, 24).

Advertimos que los querubines y una espada encendida fueron apostados al oriente para impedirle al hombre el retorno al Edén. No había posibilidad alguna de que pudiese trasponer la puerta y llegar hasta el árbol de la vida. La sentencia era ineludible: “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).

Tal vez Caín y Abel le preguntaron a su padre Adán:

—Padre, ¿por qué no podemos entrar en el jardín? Allí está el árbol de la vida. ¿Por qué la espada y los querubines nos prohíben entrar?

Y luego de un suspiro Adán respondía:

—Hijos, mi transgresión de la ley de Dios nos echó fuera. No podemos entrar.

Y alguna de sus hijas debe haberle preguntado a Eva:

—Madre, ¿porque no podemos pasar por esa puerta? ¡Cuán hermoso es ese lugar! Yo quisiera entrar ahí.

Y Eva, entre sollozos, respondía:

—Hija, no podemos entrar en el jardín a causa de mi desobediencia.

Jamás podremos entender el gran pesar que embargaba el corazon de nuestros primeros padres, quienes se habían deleitado en la presencia de Dios y ahora estaban desterrados del paraíso.

El Santuario

Dios ha querido que el hombre sepa la causa de esta tragedia y que pueda conocer su plan de rescate y salvación, y no hay un mejor cuadro que ilustre estas verdades que el Santuario hebreo. Por eso David declara: “Tu camino Dios, está en el santuario. ¿Qué Dios es grande como Dios?” (Salmo 77:13, Hebrew Names Version).

Pero, ¿qué tiene que ver el Santuario con la puerta del Edén? Consideremos estas realidades: 1) En el Jardín del Edén se manifestaba la gloria de Dios, y también en el Santuario. 2) El Edén tenía una sola puerta, y el Santuario también. 3) La puerta del Edén estaba ubicada al Oriente, y también el Santuario.

Esto nos induce a estudiar la puerta del Santuario hebreo. Esta puerta no fue hecha a la ligera. Dios instruyó a Moisés respecto a su diseño: “Para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, de obra de recamador; sus columnas cuatro, con sus cuatro basas” (Éxodo 27:16).

La cortina y sus colores en la puerta

Esta cortina de colores era una representación del carácter y la obra del Redentor. En este cuadro las referencias bíblicas señalan al carácter y la obra de Jesús.

La Puerta

por Gerizín de Peña
  
Tomado de El Centinela®
de Octubre 2014
  

Color de cortina Significado Carácter y obra de Jesús Referencia bíblica
Azul Paz - Perdón Otorgó el perdón a la humanidad, reconciliando así al hombre con Dios. (Isaías 9:6, 7)
(Romanos 5:1)
(S. Lucas 1:76, 77)
(S. Lucas 24).
Púrpura Realeza - Reino Vino a restaurar el reino de Dios, devolviendo al hombre lo que Satanás le había quitado. (S. Mateo 27:11)
(S. Mateo 2:1, 2)
(S.Lucas 1:76, 77)
(S. Lucas 24)
Carmesí Misericordia - Sacrificio Su muerte vicaria es la máxima expresión de su misericordia. La sangre de Cristo garantiza y sella la paz, el perdón y su reino de gloria. (S. Lucas 1:54, 55)
(Isaías 53:10)
(Judas 21)
(1 Juan 1:7)

Simbolismo hecho realidad

Todos estos textos bíblicos confirman lo que el salmista declaró respecto al carácter y la misión de Cristo, que en él, “la misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron” (Salmo 85:10).

Cuando ofrendó su sangre en la cruz, el Salvador manifestó su misericordia hacia los transgresores, y satisfizo la justicia de Dios, cuya ley ordena: “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).

El rico significado de la puerta

En la noche más oscura de la humanidad, cuando el pecado inauguró el caos y la destrucción, el diablo dijo: “Están encerrados. Están condenados a muerte. No hay escapatoria. Son míos. La puerta está cerrada”. Entonces una voz desde los cielos descendió y dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo” (S. Juan 10:9). Era la voz del Hijo de Dios encarnado.

Esta declaración dejó perplejos a sus oyentes, porque conocían el trasfondo de esas palabras. En Israel, la puerta era:

  • Símbolo de fortaleza de una ciudad (2 Crónicas 26:9).
  • El lugar donde se trataban los asuntos y se daba solución a las crisis (Génesis 23:10, 11; 2 Reyes 7:1).
  • Lugar de juicio y de litigio (Deuteronomio 21:18, 19); (Rut 4:1).
  • Lugar de entrada en el cielo (Génesis 28:17).

Jesús no dice que él es una puerta o que pudiera ser una puerta; no, él dice enfáticamente: “Yo soy la puerta” (S. Juan 10:9). No se trata de una declaración exclusivista, porque Jesús es la única puerta. Aparte de él no hay opciones ni alternativas para revertir la tragedia humana.

La puerta que cerró el pecado no puede ser abierta por el dinero, el placer o el poder, ni por la fama, la política o la moral. A través de los siglos estas opciones han sido presentadas como la puerta de salida a los problemas humanos, pero no han resuelto nada.

Hoy Jesús de Nazaret te pregunta: “¿Estás encerrado bajo alguna adicción? ¿No sabes cómo solucionar tus problemas familiares? ¿Estás agobiado por la crisis finaciera? ¿Te preocupa el futuro?” Y luego, él mismo asegura: “Yo soy la fortaleza de tu vida. Yo soy tu victoria sobre la adicción. Yo soy la solución a tu crisis y a tus problemas; ¡Yo soy tu respuesta! ¡Yo soy la puerta!”

*http://www.estadao.com.br/noticias/cidades,testemunhas-acusam-boate-de-ter-fechado-porta-no-inicio-do-incendio,989436,0.htm.


El autor es ministro del evangelio. Escribe desde Tri-Cities, Washington.