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Mientras que el autor preparaba estas líneas el día 9 de marzo, el noticiero interrumpió su programa para dar una noticia de último minuto:

El señor Doug Hamilton, de 43 años de edad, presidente del club de fútbol (soccer) Galaxy de Los Angeles, quien se proponía regresar desde Costa Rica, murió de un ataque al corazón ocurrido mientras el vuelo despegaba. El piloto fue notificado de que algo le ocurría al pasajero y regresó a la pista, pero ya era tarde, el Sr. Hamilton había muerto.

Es común escuchar la noticia de que un amigo, un conocido, un familiar o una persona famosa ha sufrido un ataque al corazón, o que alguien murió del corazón. En la gran mayoría de los casos, no se nos da más información, pero es importante conocer más sobre este problema y aprender a identificar las señales de que una persona está experimentando un malestar de este tipo, que podría quitarle la vida en cuestión de minutos. Aquí ofrecemos información vital acerca de este problema médico tan importante.

Incidencia

Más de un millón de personas experimentan un ataque al corazón cada año sólo en los Estados Unidos. Los ataques al corazón son la primera causa de muerte en este país y a nivel mundial.

Presentación

En el 80 por ciento de los casos, el ataque al corazón se califica como silencioso, pues carece de síntomas drásticos y pasa desapercibido por la persona que lo experimenta; esto hace que el evento represente un riesgo aun mayor de una muerte súbita.

En la presentación clínica más común de un ataque al corazón, el enfermo reporta síntomas o quejas específicas, distintas, y él mismo podrá decir que nunca antes había percibido estas sensaciones. Es posible que reporte molestias de indigestión, luego náusea, seguido de un dolor opresivo en el pecho, tan opresivo que siente que no alcanza a tomar suficiente aire con la respiración, y que necesita “respirar aire fresco”. Siente palpitaciones y la necesidad de respirar profundamente. Esta sensación de falta de aire luego se convierte en debilidad. La persona puede presentar sudoración fría y palidez, y sentir que “se va a morir”. El dolor puede irradiarse al cuello y al hombro y el brazo izquierdo, y causar una sensación de calambre. En ocasiones, la debilidad empeora y la persona cae, con pérdida del conocimiento.

En muchas ocasiones, el enfermo solamente se siente débil, y cree que los síntomas le van a pasar, porque “la comida le cayó mal”. Cuando una persona experimenta tal condición, es vital que pida ayuda. En los Estados Unidos el número nacional de emergencias es el 911. Llame al número indicado. Explique a la operadora que el enfermo necesita ayuda de emergencia y que necesita trasladarse al centro de emergencias del hospital más cercano. Mientras espera, coloque al enfermo en una posición de descanso, reclinado o acostado. No debe hacer ningún esfuerzo físico. La ropa debe soltarse o aflojarse lo más que pueda, de tal manera que nada le apriete.

En la sala de emergencias del hospital, las enfermeras y el médico le prestarán atención inmediata al paciente. En forma coordinada se realizan varias maniobras: se toma un historial médico, se registran los signos vitales (pulso, respiración, temperatura y presión arterial), y se le hace un electrocardiograma a la persona. También se inicia una infusión intravenosa, se toman muestras de sangre para exámenes de laboratorio, y se hace una radiografía del tórax. En pocos minutos, el médico tendrá el diagnóstico inicial para luego proseguir con un tratamiento más definitivo.

Factores de riesgo de un ataque al corazón

Típicamente, el ataque al corazón ocurre cuando la sangre no puede llegar a una parte del corazón. Esta zona, pequeña o grande, queda privada de oxígeno, y como resultado, se pierde el equilibrio de la función cardiaca. Esto causa trastornos en la contracción del músculo cardiaco y afecta el ritmo de las contracciones (lo que se conoce como arritmia). Cuando el corazón deja de bombear la sangre en forma efectiva, el cerebro sufre de inmediato, lo que puede producir la muerte.

Los factores predisponentes a un ataque al corazón son múltiples. Mencionaremos los más importantes y frecuentes:

La alta presión. Cuando la presión sanguínea permanece elevada, sin tratamiento, produce daños estructurales tanto al músculo del corazón como a sus arterias. El corazón se torna grande y débil, y eventualmente pierde su eficacia. Las arterias se endurecen y pierden la habilidad de distenderse; en las zonas de dobleces se produce estrés y turbulencia y la oxidación del colesterol, lo que causa placas que con el tiempo obstruyen los vasos, que luego se fraccionan y disminuyen la irrigación sanguínea al tejido, que a su vez produce falta de oxígeno y la muerte de las células en esa zona.

El fumar. Es otro de los factores de riesgo para desarrollar un ataque al corazón. El fumar precipita el envejecimiento de las arterias, porque estimula la oxidación acelerada del colesterol, causando la formación de placas que darán problemas precisamente en esas zonas vulnerables de dobleces y turbulencia sanguínea.

El colesterol elevado. El nivel de colesterol en la sangre puede elevarse por varios motivos, a saber la herencia, la dieta y el estilo de vida. La principal y más importante es la ingesta elevada de grasas y colesterol en la dieta. Esta causa es cada vez más importante, por los hábitos de dieta cada vez peores. Los alimentos fritos, las comidas rápidas, comerciales y de restaurante, y especialmente las carnes, contienen grandes cantidades de grasa y colesterol, y comer estos alimentos contribuye al aumento del nivel de colesterol en la sangre.

Puede haber además una condición heredada que predispone a tener un tipo de colesterol que contiene elevadas fracciones de proteínas transportadoras de baja densidad (LDL) y un aumento en los triglicéridos. Esto requiere un tratamiento especial dirigido por su médico. De no hacerlo, estas fracciones se oxidan en las arterias, causando el taponamiento de las arterias coronarias a través de placas y depósitos de colesterol. En otros casos, se hereda una condición en la cual las fracciones del colesterol llamado HDL se encuentran en proporciones bajas. Esto llega a ser un factor independiente de riesgo de ataque al corazón. Lo ideal es que la fracción de HDL se mantenga alta en proporción con el LDL, ya que el HDL no se oxida en las arterias, e impide que la fracción LDL se deposite y haga placas en las mismas.

La evaluación de los niveles de colesterol en la sangre es hecha en forma rutinaria por su médico. Él puede intervenir con tratamientos y consejos sobre la dieta para ayudar a evitar un ataque al corazón, pero dependerá de usted poner en práctica sus consejos.

La vida sedentaria. La falta de ejercicio es tan mala como el fumar o como tener colesterol elevado y de mala calidad en la sangre. La falta de ejercicio disminuye más el HDL y aumenta el riesgo de la formación de placas en las arterias coronarias.

El ejercicio más recomendable que usted puede hacer para ayudar a su corazón es caminar. Si usted camina cuando menos dos millas, tres o cuatro veces por semana, le ayudará mucho. Camine a paso rápido, pero no tiene que correr. Elevará el nivel de HDL, disminuirá el LDL, y pondrá sus músculos y su corazón en buena condición. Aparte, el ejercicio aumenta la producción de endorfinas en el cerebro, las cuales contribuyen a un mejor estado de ánimo, y mejor calidad del sueño.

La diabetes. Se considera a la diabetes como una enfermedad cardiovascular. En la diabetes existen todos los demás factores de riesgo que dan un ataque al corazón, incluyendo la obesidad, la alta presión sanguínea, niveles altos de triglicéridos, niveles altos de LDL, niveles bajos de HDL y una tendencia multifactorial que causa un aumento en la oxidación del colesterol y daño a las arterias, especialmente a las arterias de los órganos principales: el corazón, el cerebro y los riñones. Todos estos problemas son agravados por un nivel alto de azúcar en la sangre, así que es imprescindible tener un control estricto de la diabetes. Aun así, se debe tener una vigilancia estricta, con la ayuda del médico, de la función del corazón. La enfermedad de la diabetes, bien cuidada y controlada, no podrá afectar en forma negativa la vida, sino que se podrá vivir y esperar una vida normal, semejante a la de una persona que no tiene la enfermedad.

La dieta. Como ya mencionamos, una dieta rica en grasa y proteínas de origen animal es otro factor de riesgo para un ataque al corazón. Solamente el pescado tiene aceite protector para el corazón, que evite el depósito de LDL y la formación de placas obstructivas en las arterias coronarias. No obstante, podemos agregar que una buena dieta vegetariana, baja en grasas y rica en frutas, granos, ensaladas, y proteínas de semillas, nueces, y soya, es el más protector para el corazón.

Hay mucho que hablar aún acerca del ataque al corazón, pero el espacio es limitado. Sólo conviene terminar con un breve consejo: tenemos un corazón que cuidar, y el músculo una vez dañado por un ataque al corazón generalmente nos deja con una vida muy limitada. Si sobrevivimos al primer ataque, lo más probable es que el segundo sea mortal. Por lo tanto, cuidemos nuestro corazón, cuidemos nuestra salud, la cual es la riqueza que nos trae felicidad.


El Dr. Leonardo Ortiz cursó sus estudios de Medicina en la Universidad Autónoma de Guadalajara, México, y en la Universidad de Loma Linda, California, Estados Unidos. Está especializado en Medicina Familiar y Geriatría, y además tiene larga experiencia en Psiquiatría Clínica. Hace varios años ejerce su profesión en el sur de California y pertenece a numerosas sociedades profesionales.

Prevenga un ataque al corazón

por Leonardo Ortiz
  
Tomado de El Centinela®
de Noviembre 2006