Se estima que durante 2008 murieron aproximadamente 5.3 millones de personas por no hacer ninguna actividad física.* El sedentarismo, el tráfago de las grandes ciudades y el estilo de vida rutinario han traído consigo graves consecuencias para el ser humano. Somos una unidad física, mental y espiritual. Cada una de estas áreas de nuestra vida están integradas e interrelacionadas: Si descuidamos una, las otras dos se afectan negativamente. Si el cuerpo está enfermo, la mente y el espíritu también lo estarán.
Por lo tanto, una de las mejores maneras para mejorar la salud es la actividad física reglada. Nuestra salud física, mental y espiritual va a ir mejorando gradualmente conforme hagamos ejercicio, porque mover el cuerpo en forma regular y metódica genera muchos beneficios para la salud total. Veamos algunos de estos beneficios.
Salud física
El ejercicio físico afecta positivamente todo el organismo. La actividad muscular intensa y reglada desarrolla y fortalece los músculos, y genera resistencia corporal. Consecuentemente, esto trae grandes beneficios para la salud, porque regula los sistemas cardiovascular y respiratorio, y además incrementa el metabolismo. Uno de los mayores beneficios del ejercicio físico es la reducción de los riesgos de muerte, porque aleja el peligro de infartos cerebrales, trombosis y enfermedades relacionadas con la presión arterial. Los estudios científicos indican que una sesión de treinta minutos de actividad física, de tres a cuatro veces por semana, arroja grandes beneficios para la salud. No tienes que ejercitarte treinta minutos de una sola vez cada día. Puedes dividir ese tiempo en tres momentos de diez minutos cada uno: a la mañana, al mediodía y a la tarde.
Salud mental
La práctica regular del ejercicio físico produce una sensación de bienestar, reduce el estrés, mejora la confianza propia y la capacidad intelectual. Estos beneficios son extraordinarios cuando se trata de lidiar con problemas psicológicos, como la depresión y los trastornos de ansiedad. La actividad física es un excelente complemento de los tratamientos terapéuticos, y previene enfermedades mentales. Si los ejercicios se realizan al aire libre y bajo la luz solar, el efecto en la reducción del estrés y la mejoría del estado de ánimo es aun más positivo.
Salud espiritual
Desde la perspectiva espiritual, la perseverancia es una de las más importantes virtudes que se desarrollan gracias a la actividad física. El trabajo sobre nuestro cuerpo genera disciplina. La persistencia es un hábito saludable, pues fortalece el espíritu. Los logros motivan a proseguir hacia nuevas metas. El acto de esforzarnos cada vez más, propio del ejercicio físico, nos permite adquirir valores de superación personal. Estos valores se verán reflejados en nuestra vida cotidiana, ya que podremos afrontar las dificultades con mayor fortaleza. Por otra parte, nuestros músculos de la fe se fortalecerán.
Puesto que la actividad física trae tantos beneficios para la salud total, es necesario que comencemos hoy mismo a movernos. La clave es comenzar y ser consistentes. Si tu tiempo es limitado, no trates de ejercitarte mucho tiempo a la vez. Enfócate en intervalos de diez minutos, y verás que eso será el comienzo de algo mayor.
Recuerda que Dios está a tu lado, y cuando sientas que no puedes, él está a la distancia de una oración. Anímate y hoy mismo comienza a experimentar una vida abundante, física, mental y espiritual.
* Lee IM, Shiroma EJ, Lobelo F, Puska P, Blair SN, Katzmarzyk PT, Lancet Physical Activity Series Working Group. Effect of physical inactivity on major non-communicable diseases worldwide: An analysis of burden of disease and life expectancy. Lancet. 2012;380:219---29.
El autor es nutricionista y entrenador personal. Escribe desde Seattle, Washington.