La lectura y la escritura no solo conectan ideas, sino también tejen una red de empatía, de entendimiento mutuo que trasciende las fronteras del tiempo y el espacio. Cuando lees, absorbes el conocimiento de otro y te permites entrar en su mundo; cuando escribes, invitas a otros a habitar el tuyo.
Imagina a una persona sentada en un banco en un parque, con un libro entre manos. A su alrededor hay otras personas, algunas mirando sus teléfonos, otras simplemente disfrutando del paisaje. Pero esta está completamente inmersa en las páginas de su libro. A medida que lee, el texto comienza a cobrar vida: palabras flotando en el aire se transforman en imágenes y personajes que la rodean, como si todo lo que leyera se conectara con su propia realidad. La lectura la transporta a mundos diferentes; pero lo más sorprendente es que esas palabras también empiezan a conectarse con su mente, creando nuevas ideas y pensamientos. La lectura la une con otros mundos, con otras culturas y, más importante aún, con su propio interior.
La escritura es uno de los logros más importantes de la humanidad; es un medio clave para la generación y la transmisión de la cultura. Los conocimientos y saberes se transmiten gracias a la escritura y la lectura. Durante los años de escolarización los niños adquieren, mediante la escritura y la lectura, gran cantidad de conocimientos de humanidades, de ciencias naturales y sociales.
No se puede lograr un desarrollo personal y una integración en la sociedad sin un dominio de la lectura y la escritura. El aprendizaje de la lectura empieza la primera vez que se toma en brazos a un bebé y se le lee un cuento, una historia, un poema. La frecuencia con la que ocurra esto durante los primeros cinco años de vida es uno de los indicadores de la capacidad de lectura posterior.
La lectura es el proceso de interpretar y comprender signos o símbolos, como las palabras escritas. Nos permite adquirir información, disfrutar de historias, aprender nuevos conceptos y conectar con el pensamiento de otras personas a través de los textos. Es como una ventana a otros mundos y formas de ver la vida.
La escritura, por otro lado, es la habilidad de plasmar nuestros pensamientos, ideas, emociones y conocimientos en símbolos, ya sea mediante palabras, frases o estructuras más complejas. Nos permite comunicarnos con los demás, dejar constancia de lo que pensamos y participar en la construcción de la cultura y el conocimiento.
Ambas habilidades, leer y escribir, están profundamente conectadas, pues al leer aprendemos sobre cómo escribir; y al escribir mejoramos nuestra capacidad de comprensión. Juntas, nos abren las puertas a un universo infinito de posibilidades.
Puentes para la conexión humana
- Conexión con otras perspectivas: La lectura nos permite sumergirnos en la mente de otros, entender diferentes puntos de vista y enriquecer nuestra visión del mundo. Escribir nos da la oportunidad de compartir nuestras propias experiencias y pensamientos, conectando con los demás.
- Conexión emocional: Tanto la lectura como la escritura tienen el poder de tocar nuestras emociones. Lo que leemos nos conmueve, ya que expresa lo que sentimos. A través de la palabra escrita podemos encontrar consuelo, comprensión y empatía.
- Conexión de ideas y mundos: Leer diferentes géneros o disciplinas puede abrir nuevas formas de pensar. Escribir sobre lo que leemos nos ayuda a integrar esas ideas, creando conexiones entre conceptos y generando nuevas perspectivas.
- Conexión entre generaciones: Los libros permiten que las personas se conecten con el pasado, y escribir sobre nuestras propias vidas o experiencias puede dejar un legado que conecte a las futuras generaciones con la nuestra.
- Comunicación universal: A través de la lectura y la escritura las barreras lingüísticas y culturales pueden superarse. Un libro leído por alguien en un país lejano puede conectar a personas de diferentes contextos.
Cómo aprovechar al máximo la lectura y la escritura
- Lee con atención: Lee con conciencia, reflexiona sobre lo que lees y piensa en cómo se relaciona con tu vida o tus pensamientos.
- Escribe de forma regular: La escritura no solo es una herramienta para comunicarse, sino también para descubrir y organizar tus propios pensamientos. Puedes escribir un diario, poemas, historias o incluso reflexiones.
- Haz de la lectura un hábito diario: Incluso unos minutos al día pueden hacer una gran diferencia. Ya sea un artículo, un libro o un poema, leer regularmente te permite mantener la mente activa y abierta.
- Sé auténtico al escribir: No te preocupes por lo que piensen los demás al leer lo que escribes. La escritura es una forma de autoconocimiento. Escribe desde tu corazón, sin miedo a los juicios externos.
- Lee para enriquecer tu perspectiva: La lectura te permite entrar en mundos diferentes al tuyo. Esto amplía tu visión, te ayuda a empatizar con otras realidades y te ofrece herramientas para tu propia vida.
- Comparte lo que lees y escribes: Conectar con otros a través de lo que lees o escribes puede abrir puertas para conversaciones profundas y enriquecedoras. No subestimes el poder de compartir una idea, una historia o una reflexión.
Bibliografía consultada:
Maryanne Wolf, Cómo aprendemos a leer (Barcelona: Ediciones BSA, 2008).
Roberto Sánchez Reina, Leer para triunfar (2023).
Montserrat García Ortiz, Neurociencia de la lectura (Barcelona: Horsori, 2023).
La autora tiene una maestría en Terapia familiar. Vive en Philadelphia, Pennsylvania, y trabaja como terapeuta.