Transitaba por un centro comercial muy concurrido, cuando observé a una señora que llevaba un bebé en un cochecito. Cuando nos cruzamos, vi una escena preocupante: el bebé, de apenas algunos meses, tenía un iPad en sus manos, y miraba con mucha concentración unos dibujos animados. Seguramente la madre desconocía la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de los especialistas, como la Academia Americana de Pediatría, de que los niños menores de 2 años deben evitar las pantallas porque su uso afecta el desarrollo cerebral, ya que reduce los niveles de mielina de la corteza prefrontal, retrasa el desarrollo del lenguaje y aumenta el riesgo de la adicción a la tecnología más adelante.
Actualmente, y cada vez más, vivir parece ser sinónimo de estar pegado a la pantalla y conectado a la red. Hasta los niños se convierten en adictos al celular. Una madre me confesaba que en la escuela donde envía a su hijo, en la hora del recreo los niños y los jóvenes no juegan ni corren, sino que cada uno está con su celular, enviando mensajes o mirando algo en Internet.
¿Cómo impedir que nuestros hijos se conviertan en adictos al celular o a las pantallas? ¿Seremos como las ingenuas mariposas que en la noche se lanzan hacia la luz del fuego destructor?
Recomendaciones de la OMS
En el transcurso de los dos últimos años, la OMS ha llevado a cabo un examen sistemático de los datos empíricos disponibles sobre las tecnologías digitales y ha consultado a expertos de todo el mundo para formular una serie de recomendaciones sobre algunas de las principales formas de utilización de tecnología para que tengan el máximo impacto en la salud de la población.
Entre las sugerencias menciona que se podría permitir a niños de 3 y 4 años un tiempo limitado ante las pantallas, siempre que los contenidos sean de alta calidad educativa y que se utilice bajo la supervisión de los padres. En general, es esencial equilibrar el tiempo de pantalla con otras actividades importantes para el desarrollo infantil, como jugar al aire libre, la lectura, la interacción con otras personas y la exploración del mundo real. Los padres y los cuidadores desempeñan un papel fundamental en establecer límites saludables y modelar un uso responsable de la tecnología para sus hijos.
Consecuencias que preocupan
Los jóvenes, especialmente, están hiperconectados y estimulados demasiado por la luz azul de las pantallas, tanto de día como de noche. Suelen rechazar los límites y ser intolerantes a las frustraciones. El consumo excesivo de las pantallas produce problemas del sueño, bajo rendimiento académico, dificultades en la atención y la concentración, mayor riesgo de obesidad, favorece el sedentarismo, contribuye a la depresión infantil, lleva al retraso en el lenguaje, limita la capacidad de relacionarse (autismo digital), estimula las conductas agresivas y violentas, e incluso produce miopía y desviaciones en los ojos.
También se discute si la exposición a la radiación no ionizante de radiofrecuencia emitida por los teléfonos móviles produce cáncer. A pesar de la falta de evidencia concluyente, se recomiendan precauciones, como el uso de altavoces para minimizar la exposición a la radiación cerca de la cabeza y limitar el tiempo de conversación en el celular.
Una de las pantallas más usadas es la de los videojuegos. Se ha encontrado jóvenes con problemas de deshidratación o desnutrición por pasarse horas y horas jugando con videojuegos. El problema se ha convertido en un trastorno peligroso, al extremo que, en el año 2022, en el último Manual de Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-11; de la OMS), se la incluyó como una adicción; en otras palabras, como una enfermedad. El Manual de la OMS señala el abuso y la dependencia a los videojuegos como un trastorno del juego que “se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente”1 y se clasifica en la sección de los trastornos, debido a los comportamientos adictivos que produce.
Como el uso, el abuso y la dependencia a las pantallas constituyen un problema grave y creciente, algunos países han impuesto restricciones y censuras al uso de los videojuegos, a los materiales de contenido sexual o de violencia excesiva, y a las exposiciones que atacan los valores nacionales. Por ejemplo, Vietnam ha restringido a menores de edad el acceso a videojuegos en línea, para reducir su uso. En Japón, la prefectura de Kagawa aprobó una ley que limita el tiempo que los menores de edad pueden invertir en juegos en línea. Australia tiene una clasificación de videojuegos muy similar a la de Europa, y prohíbe la circulación de algunos videojuegos. Arabia Saudita y los Emiratos Unidos árabes también han impuesto restricciones en el uso de los videojuegos.2
Conclusión
Aunque el panorama no es favorable, siempre podemos tomar medidas para controlar el uso de pantallas en nuestro hogar. Dios nos pide que seamos mayordomos responsables de nuestro tiempo; y eso no solo aplica a los jóvenes que utilizan videojuegos, o a los niños pequeños que miran caricaturas, sino también a los adultos que responden mensajes de trabajo a toda hora o se entretienen mirando video corto tras video corto. ¡Demos el ejemplo, acortando y controlando nuestro propio uso de las pantallas!
Recomendaciones de la UNICEF
¿Qué deberían hacer los padres con respecto al uso de las pantallas por parte de sus hijos? UNICEF, la agencia de la ONU dedicada a promover los derechos y el bienestar de los niños y las niñas en todo el mundo, estableció una serie de recomendaciones de cómo los padres deberían actuar. Ellas son:
- Dialogar de manera continua con los hijos.
- Estar al día en lo relativo a las nuevas tecnologías (informarse).
- Ofrecerles un ejemplo coherente con sus propios actos.
- Limitar ciertos contenidos en función de la edad.
- Compartir el tiempo de uso de las tecnologías con los hijos y estimularlos para que hagan un uso productivo de ellas.
- Establecer normas y pautas razonables. Establecer límites claros y precisos.
- Compartir el tiempo libre con los hijos, proponiéndoles actividades de ocio en función de sus intereses.
- Crear espacios y momentos sin tecnología, como los dormitorios, las reuniones familiares o las comidas.
Más ideas útiles
Otras recomendaciones y énfasis en que insisten los especialistas en cuanto al uso de pantallas son:
- Estar atentos al tiempo que consumen los hijos en los videojuegos, conocer a qué juegan y limitar el tiempo de uso de la computadora, la tableta y el celular.
- Buscar un equilibrio entre las horas de sueño, de actividades físicas, de tareas escolares y otras actividades.
- Alertar a los hijos sobre informaciones engañosas que pueden llegar por Internet, la TV u otros medios.
- Ante síntomas o conductas preocupantes, consultar al pediatra, el psicólogo o el especialista correspondiente, a fin de evaluar la situación y recibir orientaciones de cómo manejar la situación en cuestión.
Quizá la situación no cambie nunca; lo que sí puedo cambiar es mi actitud para enfrentarla.
El autor es doctor en Psicología, autor de varios libros acerca de salud mental, y conferenciante internacional. Escribe desde Sidney, Australia.