Cuando Jesús estuvo aquí en la Tierra, se esforzó por guiar nuevamente a la gente hacia una comprensión correcta de la Palabra de Dios, tanto a través de sus enseñanzas como mediante su ejemplo de vida. Con el paso del tiempo, el pueblo judío había ido perdiendo de vista el verdadero propósito espiritual de las Escrituras y se había quedado simplemente con las formas de una religión vacía. El descanso semanal del sábado y su propósito original quedaron sepultados bajo el polvo de tradiciones rígidas y pesadas que opacaron su verdadera riqueza. Por eso, con el fin de comprender correctamente el significado y las implicancias prácticas del reposo sabático, haríamos bien en volver a los inicios, al comienzo mismo de la vida en nuestro planeta.
Dios descansó de las obras que hizo
El libro del Génesis comienza contándonos que Dios creó todo lo que conocemos en una semana. Genesis 2:2 dice: “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo”. La creación terminó en el séptimo día. Dios trabajó seis días y reposó en el séptimo día. Esto nos muestra que sin el día de reposo no se habría completado la semana de la creación. El sábado es parte integral de la semana de la creación.
Cuando Dios le dio los Diez Mandamientos al pueblo de Israel, el día de reposo ocupaba un lugar importante dentro de la Ley (Éxodo 20:8-11). Aunque con el foco puesto en la actividad humana, la estructura es la misma que en el Génesis: “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios” (vers. 9, 10). Otra vez se nos recuerda que sin el sábado, nuestra semana sería incompleta porque le faltaría algo fundamental.
Jesús descansó de las obras que hizo
Cuando Jesús vino a esta tierra, su misión no fue la de volver a crear este mundo, sino salvar a la raza descarriada. Es cierto, también sanó a los enfermos, se preocupó por los pobres y bendijo a los niños; pero su principal tarea fue la de buscar y salvar lo que se había perdido (S. Lucas 19:10). Necesitábamos ser salvos del pecado; necesitábamos ser libres de esta condición con que nacimos y que nos aparta de Dios. ¿Y cómo iba a salvar Jesús a los pecadores? San Mateo 20:28 nos ayuda a entenderlo: “Vine para dar mi vida por la salvación de muchos” (TLA).*
Los Evangelios relatan que Jesús fue crucificado un viernes, el sexto día de la semana. Mientras daba su vida sobre la cruz del Calvario exclamó: “Consumado es” (S. Juan 19:30). Así, completó la obra de la salvación. Un viernes el Señor culminó su obra creadora; y un viernes consumó su obra redentora. Pero, así como la creación se completó con el sábado, la obra de la salvación se completó con el descanso de Jesús en una tumba.
Tú puedes descansar de tus obras en Jesús
Cristo nos dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (S. Mateo 11:28). El Maestro nos invita a descansar en él. Por eso, el sábado es mucho más que un día en el que no trabajamos. El sábado nos señala a Jesús como Creador, Sustentador, Libertador y Salvador. Él es nuestro verdadero descanso, no solo físico, sino espiritual.
La llegada del sábado al final de cada semana es un mensaje de esperanza sobre nuestro futuro. Este mundo pronto llegará a su fin. Nuestras miserias y problemas dejarán de existir. Para que nuestra salvación sea completa, el sábado nos recuerda que Dios creará un cielo nuevo y una tierra nueva (Apocalipsis 21:1). Cada sábado es mucho más que una pausa; es un pequeño anticipo de lo que será gozar el descanso eterno que nos dará la presencia de Jesús en el cielo.
Ideas prácticas para disfrutar del sábado
Muchas veces tenemos más en claro cuáles son las actividades que se supone no debemos hacer durante las horas del sábado, y nos cuesta un poco más saber cómo llenar las horas sagradas de un modo que realmente traiga reposo a nuestra mente y llene el corazón de gozo y paz. Por supuesto, las acciones particulares varían de una persona a otra; pero el espíritu es el mismo.
Un buen inicio es hacernos la pregunta: ¿Qué actividades me ayudan a conectarme con mi Señor? Las horas del sábado no deberían ser una carrera interminable. Al contrario, es nuestra responsabilidad encontrar calma y comunión.
Momento devocional. ¡Cuántas veces oí (y experimenté) lo difícil que es dedicar tiempo al culto personal durante la semana! Las horas del sábado son un momento ideal para dedicar más tiempo a este ejercicio. Quizá puedes estudiar la Biblia durante más tiempo, o incluso utilizar materiales adicionales como concordancias y enciclopedias bíblicas. Puedes dedicar más tiempo a la oración y la meditación. O puedes probar algo nuevo, como escribir tu oración en un cuaderno, o cantar himnos que aprendiste en tu niñez.
Música inspiradora. ¿Tienes un grupo musical preferido que lleva tus pensamientos al Dador de la vida? El sábado tienes la oportunidad perfecta para sentarte en un lugar cómodo, cerrar los ojos y permitir que la música te acerque a Dios. Puedes cantar al son de la música. Aprovecha la música inspiradora para que actúe como un marco a tus oraciones sinceras. Dios quiere conectarse contigo. Te está esperando. ¡Comienza el diálogo!