Una nación de inmigrantes, es el título de un ensayo escrito por el presidente John F. Kennedy, con prólogo de su hermano, el senador Edward Kennedy, publicado en agosto de 1963. En el ensayo, el presidente se refiere a los Estados Unidos, y cita a Oscar Handlin, quien escribió: “Una vez yo pensé escribir una historia de los inmigrantes en América. Entonces descubrí que la historia de los inmigrantes era la historia de América”.1
Posteriormente, Alan Smolinsky, uno de los dueños de los Dodgers de Los ángeles, afirmó: “Estados Unidos es una nación de inmigrantes”.2 Esta declaración describe la realidad histórica y social de los Estados Unidos de América, cuyo territorio ha sido refugio para perseguidos y visionarios de todas partes del mundo.
El origen de una nación de inmigrantes
En 1620, el barco Mayflower transportó a los llamados peregrinos desde Inglaterra hasta un punto de la costa oriental de América del Norte, hoy territorio de los Estados Unidos de América. Zarparon de Plymouth el 6 de septiembre, y arribaron el 11 de noviembre. Eran 102 viajeros más la tripulación. Fueron los primeros colonos anglosajones que se establecieron en la costa de Massachusetts, y formaron la Colonia de Plymouth. Así comenzó esta vigorosa nación.
Los inmigrantes contemporáneos
A causa de diversas crisis en sus naciones y en sus familias, muchas personas de todas partes del mundo inmigran hoy en los Estados Unidos. Ven a este país como el lugar que reúne las condiciones para tener una vida estable, segura y digna. Sin embargo, muchas personas no son aceptadas por el sistema migratorio, y se convierten en habitantes marginados y discriminados.
Muchos de estos inmigrantes han dejado atrás lo más valioso que un ser humano pueda tener: su familia. Sueóan con traerlos consigo algún día, para que tengan una vida mejor. En la mayoría de los casos, estos indocumentados se tienen que conformar con los peores trabajos y los salarios más bajos.
Pero la marginación no es impedimento para que los indocumentados contribuyan al progreso de la nación. Según BBC News Mundo, “los latinos [incluidos los indocumentados] producen en Estados Unidos 2,300 millones de dólares al año. Si los latinos en Estados Unidos fueran un país, serían la octava economía del mundo”.3 Queda comprobado que Dios bendice al que trabaja, invierte, administra y comparte.
Empatía y redención
La condición de inmigrante no debe convertirse en obstáculo para ser feliz; debemos verla como una posibilidad de encontrarnos con Jesús, el Inmigrante cósmico. Él se identifica contigo. Sabe lo que se siente ser tratado como extranjero, conoce el rechazo y la discriminación, la violencia y la muerte; por eso quiere que lo recibas en tu corazón, para nunca más separarse de ti.
Inmigrantes bíblicos
La inmigración es casi tan antigua como la humanidad. Entre los inmigrantes bíblicos destaca Abraham, un migrante en Oriente Medio a quien Dios prosperó siempre. Otro inmigrante destacado fue José, el hijo de Jacob, quien fue llevado a la fuerza al antiguo Egipto. Allí sufrió injustamente la esclavitud y la prisión, pero siempre manifestó excelencia en el trabajo y una inquebrantable fe en Dios. Como resultado, llegó a ser gobernador de Egipto, y a causa de sus atinadas decisiones administrativas se tornó en salvador de la nación y de su familia en tiempos de hambruna. Daniel fue otro célebre inmigrante llevado a la fuerza al reino de Babilonia. Tal como José, Daniel llegó a ser gobernador y consejero de reyes en las cortes de Babilonia y Persia.
Por sobre tales prohombres se destaca con gloria inmarcesible el divino Hijo de Dios, Jesús, el Inmigrante cósmico. Descendió de su Santuario, restringiendo sus prerrogativas divinas, se encarnó para representar a su Padre ante el hombre y morir heroicamente por el pecador, y cumplió su misión: vencer al diablo, al pecado y a la muerte, los invictos enemigos del hombre. ¡Cuán interesante es que sea un Inmigrante cósmico quien nos otorga salvación!
El mejor sueño
En nuestros días abundan los inmigrantes desesperados. Se preguntan cuándo serán legalizados, y cuándo sus hijos podrán ser aceptados en las universidades para alcanzar el “sueño americano”. Si ese es tu caso, tengo para ti mejores noticias que las del “sueño americano”: El Inmigrante cósmico, Cristo Jesús, quien hace dos mil años cruzó el espacio para venir a redimir a la humanidad, quiere hacer realidad tus sueños. Pero quiere darte una vida mejor que la que aspiras a alcanzar en este país, una vida cuya duración se mide con la vida de Dios. Solo tienes que invitarlo a tu corazón como Salvador de tu alma. Hoy puedes tener un encuentro personal con él. Contémplalo por fe en su cruz de tormento:
El inmaculado Hijo de Dios pendía de la cruz: su carne estaba lacerada por los azotes; aquellas manos que tantas veces se habían extendido para bendecir, estaban clavadas en el madero; aquellos pies tan incansables en los ministerios de amor estaban también clavados a la cruz; esa cabeza real estaba herida por la corona de espinas; aquellos labios temblorosos formulaban clamores de dolor. Y todo lo que sufrió: las gotas de sangre que cayeron de su cabeza, sus manos y sus pies, la agonía que torturó su cuerpo y la inefable angustia que llenó su alma al ocultarse el rostro de su Padre, habla a cada hijo de la humanidad y declara: Por ti consiente el Hijo de Dios en llevar esta carga de culpabilidad; por ti saquea el dominio de la muerte y abre las puertas del Paraíso.4
Mira su cuerpo herido por ti, ámalo, recíbelo en tu corazón, ¡y vive para siempre!
Mi testimonio
Yo también soy inmigrante. Llegué a Estados Unidos en 2005 con mi esposa y nuestros dos hijos. En el primer aóo hice una valoración entre lo que había dejado y lo que no había alcanzado, pero Jesús, el Inmigrante cósmico, no me abandonó. Siempre he tenido un techo donde vivir, comida en la mesa y el apoyo de una comunidad cristiana amorosa y servicial. Mis niños eran pequeños cuando llegamos a este gran país, y Jesús, el Inmigrante cósmico, les ha provisto lo que han necesitado.
En mayo de 2021, asistí a la graduación de mi hija, quien se tituló en Psicología y Educación por la Universidad Adventista de Keene, Texas; y ese mismo día marché junto a ella a los acordes de la marcha procesional, pues obtuve la maestría en Ministerio Pastoral por la Universidad Andrews.
Somos dos generaciones de inmigrantes que, a pesar de las barreras idiomáticas y culturales, con la ayuda del Inmigrante cósmico, Cristo Jesús, hemos visto realizados nuestros sueños.
1. John Fitzgerald Kennedy, Una nación de inmigrantes (Confluencias Editorial, 2015) en: https://www.amazon.com.
2. Alan Smolinisky, “Estados Unidos es una nación de inmigrantes”, CNN en español, 15 de enero de 2020.
3. Cecilia Barria, “¿Hablas espaóol?”, BBC News Mundo, 8 de noviembre 2019.
4. Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, p. 703.
El autor es ministro cristiano en Duncanville-Lewisville, Texas.