Hola, tú. . . Sí, tú, que estás encerrado en tu habitación con las cortinas bajas y atrapado entre una red de pornografía, comida chatarra y videojuegos. Te veo a ti, no al “tú” que tengo frente a mí, con ojos perdidos y cabello enmarañado. Sino al tú que espera ser creado.
Ahora estás sentado en tu caótica habitación, espejo de tu mente, y la idea de crear orden te abruma; entonces vives de una descarga de dopamina a la siguiente y, con cada video, aumentas tu adicción y tu desconexión.
¿Puedes abrir la puerta para que entre la luz? No vengo sola, traigo conmigo a Aquel que, cuando la faz de la Tierra estaba desordenada y vacía, sin forma y sin propósito, dijo: “Sea la luz; y fue la luz” (Génesis 1:3). La exposición a la luz te ayudará a dormir mejor por la noche, mejorará tu estado de ánimo y tu salud mental.
Cuando Dios encendió la luz al principio, todo aquello que estaba oculto quedó expuesto y apareció el caos. ¿Por dónde empezar? Creando estructuras, límites. Dios dijo a las caóticas aguas: “Hasta aquí y no más”. Creó una plataforma para la tierra firme y dedicó un espacio exclusivo para el aire (ver Génesis 1:6-10). Los límites nos ayudan a decir “sí” y a saber cuándo decir “no”, a fin de tomar el control de nuestras vidas.
Si tu vida está en caos, comienza por hacer entrar la luz y poner en orden tu habitación. Hacerte cargo de tu recámara es el primer paso para derrotar el caos y encontrar tu camino de regreso a tu casa, y de tu casa al vecindario. . .
Al ver que las estructuras, los límites y el orden se establecieron, Dios dijo con orgullo y en voz alta: “¡Mira, esto es bueno!” (ver Génesis 1:10), porque vivir de manera ordenada es vivir bien y hacer el bien.
El cuarto día, Dios creó el sol, la luna y las estrellas para organizar el tiempo. Estos no solo separan el día de la noche o delimitan las semanas, sino también determinan el tiempo para trabajar y para descansar, e indican el tiempo para celebrar y el tiempo para adorar. Asimismo, una vez que tu entorno físico esté bajo control, deberás comenzar a administrar sabiamente tu tiempo. La administración del tiempo te brinda la satisfacción de productividad y equilibrio en tu vida. ¿Qué sucede cuando un área de tu vida ocupa todo tu tiempo? Toda tu vida se desborda, entras en crisis. Dios vio que establecer límites en el tiempo era bueno y lo bendijo.
Después de esto, Dios también creó la belleza en forma de vegetación, la comida y los animales, y le dio un propósito a cada cosa, una razón para existir. Hoy, al igual que en la creación, la belleza, la comida saludable y la compañía de los animales son parte del modelo divino para una vida abundante. ¿Notaste que Dios trabajó en etapas? No por falta de poder, sino para que tú y yo también trabajemos progresivamente.
Luego, entre árboles cargados de frutos, mares que rebosaban de vida y aire puro, Dios creó socios creadores, para que contribuyan al mantenimiento del mundo físico y reflejen su amor. Entonces nos dio una guía específica para vencer el caos y la confusión.
Ningún otro texto sagrado eleva la dignidad humana como la historia de la creación. La Biblia dice que el hombre y la mujer fueron creados “a imagen de Dios” (Génesis 1:26, 27). Por lo tanto, nuestra vocación, nuestro llamado interior, es ser portadores de la imagen divina, el carácter de Dios. ¿Cuándo fue la última vez que te miraste al espejo y dijiste: “Esta es la imagen de Dios”?
Ciertamente, no somos perfectos. . . El pecado, la enfermedad, la edad, las pruebas de la vida y la falta de dinero nos han marcado. Pero tampoco somos basura; llevamos la imagen de Dios, aunque desfigurada, en nuestro corazón, en nuestro carácter. Esta es la base moral del valor intrínseco de cada ser humano. Debemos reflejar esta imagen en nuestro trato propio y con los demás.
Dios compartió su poder, nos dio autoridad para gobernar a los animales y la tierra. Y dijo: “Sean fructíferos, multipliquen mis semillas. Tomen tierra y conviértanla en un jardín, tomen semillas de la vida y produzcan hijos; tomen una nota y conviértanla en música, porque yo soy el Creador y les doy autoridad para crear” (ver Génesis 1:28-30; Génesis 2:15).
Dios creó a la mujer, y puso misericordia y amor en el corazón de su esposo. Entonces él la vio y la amó, porque vio a la compañera que podría comprometerse emocionalmente con él, aquella en quien podría depositar sus afectos más profundos y quien lo ayudaría a cumplir su proyecto de vida. No es bueno que el hombre esté solo (Génesis 2:18). Tampoco es bueno para ti, querido amigo.
Y finalmente, cuando Dios vio todo lo que había creado, dijo: “Esto es muy bueno”, y nos invitó a celebrar su bondad en el séptimo día, mientras repetía: “Esto es muy bueno, ¡muy bueno en verdad!” (ver Génesis 1:31; 2:1-3).
La administración del tiempo te brinda la satisfacción de productividad y equilibrio en tu vida.
La autora tiene una maestría en Educación y otra en Estudios interculturales; actualmente está terminando un doctorado en Estudios interculturales. Escribe desde Silver Spring, Maryland.