Con mucha frecuencia la gente me pregunta: ¿Cuál pan me recomienda para mantenerme en buena forma? En realidad, no hay una respuesta que pueda satisfacer a todas las personas, ya que existen muchas opiniones sobre qué tipo de pan es el mejor. Pero hay uno al que considero muy saludable en el aspecto físico.
No hay consenso respecto a cuál pan es mejor. Hoy se dice que el mejor pan es el que no contiene gluten. Otros afirman que no debe tener levadura, porque esta afecta a la salud. De manera que la gente queda confundida. Ahora yo te comentaré del pan que me ha brindado buenos resultados para la preservación de mi salud, y también a las personas que he aconsejado. Es el pan que contiene granos integrales, cebada, lentejas y habas, y si es libre de levadura, es mejor. Debo añadir que este pan es bíblico. Dios le dijo al profeta Ezequiel: “Toma para ti trigo, cebada, habas, lentejas, millo y avena, y ponlos en una vasija, y hazte pan de ellos el número de los días que te acuestes sobre tu lado; trescientos noventa días comerás de él” (Ezequiel 4:9) .
El pan espiritual
Hay también un pan superior. En el Santuario de Israel, donde Dios preparó un diseño de su maravilloso plan de salvación para el pecador, había una mesa con el llamado “pan de la proposición” (éxodo 25:30). Este pan simbolizaba al Señor Jesucristo, el “Pan de vida” (Juan 6:48), quien nos alimenta en el aspecto espiritual, y que en el cielo aboga por nosotros ante la presencia del Padre. Sin pan físico morimos físicamente, y sin pan espiritual morimos espiritualmente. Cristo, el pan verdadero, da vida al mundo. Sus discípulos le dijeron, “Señor, danos siempre este pan”, y él respondió: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (S. Juan 6:35).
Invitación
Si tu deseo es vivir físicamente saludable, te invito a que comas del pan que menciona Ezequiel, pero también que te alimentes del Pan de vida, mediante la lectura diaria del evangelio, y nunca más sufrirás hambre.
Aunque Dios está dispuesto a darte una buena salud, sobre todo quiere darte vida eterna. Haz el propósito de contemplar a Cristo crucificado y de vivir como él vivió: adorando a Dios y sirviendo al prójimo. Entonces verás que comer pan sin gluten será de poco significado en comparación con lo que puedes experimentar a los pies de Jesús, el pan de vida para ti y para tu familia.
El autor es nutricionista y entrenador personal. Escribe desde Seattle, Washington.