Hoy, la familia enfrenta grandes desafíos que amenazan el propósito divino de esta primera institución de la sociedad, origen de toda civilización. El individualismo, que pone el énfasis en la satisfacción personal, y el materialismo, que mide el valor humano por las posesiones, están debilitando el sentido profundo del vínculo familiar: proteger la vida, promover la unidad en el esfuerzo común, generar apoyo económico y proveer un horizonte de amor y un futuro con esperanza. A lo largo de la historia, y a pesar de las crisis, la familia siempre ha sido la institución más importante para el desarrollo integral del ser humano, especialmente cuando se basa en los principios divinos. Porque “si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Salmo 127:1).

El individualismo moderno fomenta una cultura de aislamiento, donde las relaciones familiares son vistas a menudo como secundarias frente a las metas personales. Esto afecta el compromiso dentro del hogar y debilita los lazos entre padres e hijos, así como entre los cónyuges. Sin embargo, la Biblia nos ofrece un modelo distinto: Nos invita a actuar sin egoísmo ni vanagloria, y a considerar a los demás como superiores a nosotros mismos (ver Filipenses 2:3, 4). La familia es el primer lugar donde aprendemos a vivir este principio; es la primera comunidad basada en el amor y el respeto mutuo.

El materialismo es otro reto. El afán por acumular bienes y alcanzar el “éxito” definido por estándares externos puede desplazar las prioridades espirituales y emocionales del hogar. Muchas familias sacrifican tiempo de calidad juntas por largas horas de trabajo o actividades que buscan satisfacer deseos pasajeros. Sin embargo, Jesús nos advierte en Mateo 6:19 y 20 que no debemos hacer tesoros en la tierra, sino en el cielo. Una familia centrada en valores eternos como el amor, la fe y la unidad encuentra un propósito más profundo que ninguna riqueza material.

Con este número de El Centinela dedicado a la familia, intentamos poner un rayito de luz en un mundo en crisis.