El gran lago Míchigan,1 al ser visto por la lente de un satélite, primero se percibe como una masa de agua oscura; sin embargo, este lago se destaca como uno de los más iluminados del planeta. Lo rodean más de cien faros que resaltan por su variedad, su poder para iluminar sobre las olas y su proyección lumínica en todos los alrededores del lago.
Los especialistas que cuidan y vigilan estos faros son reconocidos por su dedicación a ese trabajo. A lo largo de las décadas, existen muchos testimonios de pilotos de embarcaciones que han sido salvaguardadas. Los expertos en navegación reconocen el valor y la importancia de los faros para las embarcaciones que surcan esas aguas. En la construcción de cada faro se toman en cuenta varios aspectos. Entre ellos:
- Los lugares donde los faros son colocados son reconocidos como puntos estratégicos. El navegante depende y confía en que la luz le facilite evitar las rocas, los riscos o los bancos de arena que podrían causar un naufragio. Tal es la función principal del faro.
- Los faros son colocados en lo alto del punto estratégico elegido, para que proyecten su luz lo más lejos posible a través de las tinieblas. Cuando la densidad de la neblina es abrumadora, la única forma de evitar una catástrofe es guiarse por la luz del faro.
- Los faros se construyen fuertes, resistentes ante los más terribles embates del tiempo, del agua y de las tormentas.
- Quienes diseñan y construyen esos faros saben del alivio, el gozo, y la paz que se experimenta al ver la luz entre la densidad de las tinieblas. De ahí la importancia de mantener la luz encendida cuando la neblina o la oscuridad se hacen presentes.2
Rodeados de Luz divina
Cuando Dios mira hacia el interior de nuestra alma, advierte la densidad de las tinieblas. Mira los efectos y las consecuencias del pecado: la culpa y el temor, el dolor, el sufrimiento y la muerte (Salmo 107:10). Pero así como los faros rodean e iluminan el lago Míchigan, así Dios nos rodea con la luz de su Palabra, su promesa y pacto, y su evangelio. El salmista dijo: “Tú enciendes mi lámpara, oh Señor; mi Dios que alumbra mis tinieblas” (Salmo 18:28, LBLA).3
Su luz resplandece por encima de nuestras tinieblas
En los salmos se advierte que la luz de Dios resplandece sobre nuestras tinieblas, pues solo él puede desvanecer la oscuridad del alma. Es cierto que a veces las circunstancias de la vida se tornan tenebrosas, pero tenemos la promesa divina: “Luz resplandece en las tinieblas para el que es recto; él es clemente, compasivo y justo” (Salmo 112:4, LBLA).
A la pregunta del incrédulo se antepone la afirmación del salmista: “Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro” (Salmo 4:6). En momentos cuando la vida se oscurece por la zozobra y la incertidumbre, cuán valiosa es la seguridad que el salmista transmite: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmo 27:1). Con frecuencia nos veremos ante circunstancias adversas. Habrá días cuando los vientos contrarios serán huracanados, y parecerá imposible mirar hacia el futuro con esperanza. Sin embargo, una vez más el salmista nos asegura: “Contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz” (Salmo 36:9).
Podemos comparar nuestra existencia con un viaje. Así, podemos decir que esta vida es una gran oportunidad para avanzar hacia el puerto eterno. Por eso el salmista reconoce la importancia de echar mano de los elementos indispensables para tener un arribo seguro. él suplica: “Envía tu luz y tu verdad; estas me guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas” (Salmo 43:3).
El exaltado Hijo de Dios
Como un faro en lo alto de una roca, Cristo brilla en la cima de la redención. Desde ahí, su luz es rayo de esperanza al alma atribulada. El Salmo 89 apunta hacia el elegido, a David su siervo. “He puesto el socorro sobre uno que es poderoso; he exaltado a un escogido de mi pueblo” (vers. 19). Esta es una perspectiva mesiánica del exaltado Hijo de Dios. En el mismo salmo dice: “Mi verdad y mi misericordia estarán con él, y en mi nombre será exaltado su poder” (vers. 24).
Con palabras solemnes el profeta Isaías afirma: “La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día” (Isaías 2:11). Luego exclama exultante: “Será exaltado Jehová, el cual mora en las alturas; llenó a Sion de juicio y de justicia” (Isaías 33:5).
Con razón, el evangelista registra las palabras de quien es Luz del mundo: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado” (S. Juan 3:14). Y atesora otra declaración reveladora: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo” (S. Juan 12:32).
Cristo, el único faro de esperanza
Cristo es el faro divino que resplandece con luz de salvación eterna en la más densa oscuridad. Cristo es la luz celestial que disipa las nubes del corazón agobiado por la tormenta existencial. Cristo es la verdadera paz que sosiega los huracanes del alma. Solo Cristo puede conceder al alma atribulada la dicha de la serenidad celestial. Por eso es importante reconocer a Cristo como el faro divino, capaz de rodearnos con destellos de esperanza y de paz. Cuando los vientos de la adversidad nos azotan con todo su furor en la navegación de esta vida, tenemos la gran oportunidad de recibir su luz única e inigualable.
En medio de la tormenta hay un momento clave: cuando con los ojos de la fe logramos captar el destello celestial sobre las encrespadas olas de la adversidad. Entonces Cristo se convierte en la única esperanza real. Las palabras del salmista nos infunden esperanza y seguridad: “Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados” (Salmo 34:5). Así, con nuestros ojos puestos en su luz, nuestro arribo al puerto eterno, la patria celestial, está garantizado.
1. “Lighthouse Map & Circle Tour, West Michigan Tourist Association, en https://www.wmta.org/lake-michigan-lighthouse-map-circle-tour/, consultado en febrero, 2022.
2. Véase Samuel W. Crompton y Michael J. Rhein, The Ultimate Book of Lighthouses
(San Diego, CA: Thunder Bay Press, 2002); Patrick Beaver, A History of Lighthouses (London: Peter Davies, 1971).
3. Las citas bíblicas marcadas con LBLA son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS © Copyright 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation Usada con permiso.
El autor es doctor en Teología. Escribe desde Temécula, California.