Has visto alguna vez a una araña tejiendo su tela?, ¿has visto a una araña saltar sorpresivamente de un lugar a otro?, ¿o has observado arañas que solo se posan tranquilas en el suelo? Estas tres acciones de las arañas corresponden a tres formas de cazar.
La primera forma de cazar se debe a que estas arañas forman su tela de una seda pegajosa, y cuando una presa queda atrapada, la araña se abalanza sobre ella, añade más seda y evita que se escape, hasta formar un embudo en el que la presa queda enrollada. Luego la lleva a su agujero para devorarla relajadamente, succionando sus jugos vitales.
La segunda manera interesante de cazar consiste en abalanzarse sobre la presa con un salto sorpresivo. El proceso consiste en atrapar, capturar y devorar.
La tercera es más sutil y mortal. Consiste en acechar a sus víctimas dentro de sus madrigueras, construidas en el suelo, en sitios estratégicos por donde pasa gran cantidad de insectos. Cuando tienen alguno al alcance, realizan un ataque tan rápido que, por veloz que sea la respuesta de la presa, esta no logra escapar. Luego la araña la inmoviliza inyectándole una dosis de veneno mortal, y una vez muerta la devora lentamente.
El efecto de Internet
Podría describir el efecto seductor que producen las redes sociales en la cotidianeidad con estas tres maneras en que las arañas capturan y devoran a sus presas: Atrapa la atención. Realiza un asalto sorpresivo de información automática. Devora la vitalidad de los sentidos.
Cuando no somos temperantes en el uso de las tecnologías, estas nos seducen, nos atrapan y nos devoran en las profundidades de nuestras mentes. Las evidencias científicas demuestran que nuestro cerebro cambia en respuesta a nuestras experiencias. La tecnología que usamos para encontrar, almacenar y compartir información puede, literalmente, alterar nuestros procesos neuronales. El Internet fomenta un picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos de información de muchas fuentes. Nos volvemos más hábiles para manejar y ojear superficialmente la información, pero menos capaces para concentrarnos, y mucho menos para contemplar y reflexionar.
Los beneficios de las redes son reales, pero tienen un precio. Los medios de comunicación no son solo canales de información, sino que también proporcionan materia al pensamiento y modelan el acto de pensar. Las redes pueden debilitar la capacidad de concentración y contemplación. Cuanto más usas Internet, más tienes que esforzarte para permanecer concentrado, porque está alterando los hábitos mentales.
La red se ha convertido en una parte esencial del trabajo, los estudios y la vida social. La magnitud de su uso no tiene precedentes. Su ámbito de influencia es igualmente amplio. Por elección o por necesidad, hemos abrazado el modo instantáneo de recopilar y dispensar información.
¿Qué estamos entregando a cambio?
Basados en lo que la ciencia confirma, podemos afirmar que cuando se activa una neurona, un impulso eléctrico libera un neurotransmisor, que en su fluir genera una sinapsis; es decir, una conexión entre dos neuronas que permite la transmisión de información. Así, los pensamientos, recuerdos y emociones nacen de las interacciones electroquímicas que provocan lo que pensamos, cómo nos sentimos y cómo actuamos.
Aprender es conectar neuronas. Cuando llega un estímulo y se capta por cualquiera de los cinco sentidos, el cerebro realiza conexiones y las registra para luego aplicarlas. Si percibe el estímulo, el cerebro realiza automáticamente la conexión y la registra.
Toda tecnología es una expresión de la voluntad humana, y como tal busca ampliar el poder y el control sobre las circunstancias, sobre la naturaleza, sobre el tiempo y la distancia de las personas. Las tecnologías no son solo ayudas para la actividad humana, sino también una fuerza poderosa que actúa para cambiar la forma de la actividad humana y su significado.
Los efectos del Internet en el cerebro
Hoy en día, la mente calmada, concentrada, a prueba de distracciones, ha sido desplazada por una mente que necesita y quiere recibir y diseminar información en estallidos cortos, decodificados, frecuentemente solapados, cuanto más rápido mejor. Los sentimientos se intoxican a tal grado que no se perciben las consecuencias cognitivas de las distracciones.
Veamos cómo se produce este proceso: Cuando nos conectamos a la red, entramos en un entorno que fomenta una lectura somera, un pensamiento apresurado y superficial. Como Internet ofrece un tipo de estímulo sensorial y cognoscitivo, repetitivo, intensivo, interactivo y adictivo, tiene la capacidad de provocar alteraciones rápidas y profundas de los circuitos y las funciones cerebrales. La comunicación en las redes es una constante apelación a varios sentidos de manera simultánea. Recibimos información solo para dispersarla inmediatamente por el mismo medio.
Así, el mundo real retrocede mientras procesamos el flujo de símbolos y estímulos, enajenándonos de lo que acontece a nuestro alrededor. Lo peor: Nuestro mundo psicológico queda sometido a estímulos mentales, que generan infinidad de distracciones que atentan contra la atención, la concentración y la reflexión.
En síntesis, como toda herramienta, el Internet impone limitaciones y también genera posibilidades. Cuanto más lo usamos, más nos amoldamos a su forma y función. Por eso, necesitamos darles forma a las herramientas que utilizamos, porque el precio que pagamos al ser vulnerados por los poderes de la tecnología es muy elevado: se adormecen las capacidades naturales más íntimas y humanas, como la razón, la percepción, la concentración, la memoria y la emoción.
¿Pero cómo evitar que “la gran araña” nos atrape? Esto me ha ayudado: Comencé a caminar para estar a solas conmigo misma, y pienso mientras camino. Separé un tiempo del día para leer un libro y la Palabra de Dios. Comencé a hablar con Dios más a menudo, porque para encontrarme a mí misma, necesito encontrarme con él.
¿Cómo evitar enredarte en la red?
- Deshabilita las notificaciones, para acceder a las redes solo cuando lo desees.
- Realiza la búsqueda de información que te interesa, sin seguir las recomendaciones sugeridas por la red.
- Desconéctate de las redes y dispositivos una hora antes de ir a la cama a dormir.
- Reduce el tiempo de leer publicaciones y anuncios; las redes ganan dinero por tu tiempo invertido.
- Investiga la información que la red te presenta, para profundizar en el conocimiento y ampliar el aprendizaje.
- Invierte tiempo con las personas cara a cara para desarrollar recuerdos reales. Enfócate en permanecer presente en tu ambiente fÃsico, para desarrollar estados de satisfacción naturales y duraderos.
- Pasa tiempo en medio de la naturaleza. Esto fomenta el refinamiento del pensamiento, la percepción y las emociones.
¿Por qué debemos tener cuidado en el uso de las redes?
- Atrofia la capacidad de afrontar la realidad y manejar las frustraciones.
- Crea dependencia a los falsos elogios.
- Genera impulsos artificiales y fugaces de placer, alegrÃa y bienestar.
- Manipula las emociones y el comportamiento al mantenerse conectado.
- Roba nuestro tiempo y lo convierte en una moneda de valor para las organizaciones comerciales, polÃticas, religiosas, etc. Nos convierte en un producto comercial.
- El lenguaje de la red tiene como objetivo hacer que las mentiras suenen verdaderas.
1. Alberto Fuentes, “Las 3 técnicas de caza de las arañas”, MisAnimales, 30 mayo 2019, en https://misanimales.com/las-3-tecnicas-de-caza-de-las-aranas/.
2. Osvaldo Faverón, El poder en el siglo XXI: El juego de la manipulación: La era del software, 4 octubre 2020, en Amazon Kindle.
3. Nicholas Carr, Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Colombia, 2011).