Así como la luz, la Palabra de Dios es la fuente de energía sustentable y renovable del universo, y a su vez es el vehículo de esa energía.
Pero la Palabra es más que la luz, porque Dios, cuya voz crea todas las cosas (ver Salmo 33:9), es “el Padre de las luces” (Santiago 1:17). Es decir, no solo es el Creador de las fuentes luminarias —el sol, la luna y las estrellas—, sino también de la propia luz. Sin Dios nos hundimos en la más absoluta oscuridad.
Por eso, un viaje en la Palabra es más extraordinario que un viaje en un haz de luz que recorre trescientos mil kilómetros por segundo. Escucha lo que dice el salmista: “Aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda” (Salmo 139:4). ¡Eso es velocidad!
Te invito a que en esta Semana Santa viajemos en este vehículo de la verdad que nos lleva a la audiencia con el Infinito. Viajar hacia Dios es un camino de doble mano: viene y va. Nosotros vamos hacia él porque él ha llegado antes a nosotros. A través de su Palabra Dios viaja hacia nosotros, criaturas amadas y privilegiadas del universo (ver Isaías 38:4; Jeremías 16:1; Ezequiel 6:1).
Viajar hacia Dios es un camino exterior e interior. Cuando David mira las estrellas, clama: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1). Pero cuando Dios elige a David para ser rey, mira la medida de su corazón (ver 1 Samuel 16:7), porque el corazón humano es el recipiente del amor divino (ver Romanos 5:5).
Cada día podemos viajar hacia Dios a través del camino interior de nuestro corazón mediante la Palabra leída en oración. Ella es “la luz del Señor [que] penetra el espíritu humano y pone al descubierto cada intención oculta” (Proverbios 20:27, NTV).
Finalmente, ¿por qué es posible que Dios viaje hacia nosotros y nos eleve hacia él?
Este es el gran tema de Semana Santa, del que nos ocupamos en este número: Mediante la encarnación de su Hijo, Dios nos hizo partícipes de su naturaleza. Nos convirtió en su familia. No podemos entender la mente de Dios a menos que nos familiaricemos con ella.
En esta Semana Santa te invito a que hagas tu propio viaje a las estrellas.
El autor es editor de la revista El Centinela.