El texto de Isaías 60:1 inspiró el título de este artículo, que se completa con esta otra frase: “porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”. Hoy, esta promesa escrita hace miles de años tiene mayor vigencia ante los desafíos que representa ser mujer en este mundo. Estas palabras del profeta deben ser aprendidas por nuestras hijas y nuestras nietas, para que las próximas generaciones valoren el don de ser mujer.
El 8 de marzo ha sido establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reconocer los derechos de la mujer y celebrar sus logros. En todo el mundo se dictan conferencias y se realizan festividades con el afán de crear conciencia acerca de los desafíos que enfrentan las mujeres en la sociedad, la educación, el mundo laboral y la familia.
La División de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Centro de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos de Norteamérica, la Organización Mundial de la Salud y otras más recopilan información o datos adquiridos mediante extensos estudios sociales e investigaciones científicas. Todos están destinados a destacar los logros y también las dificultades de millones de mujeres en muchos lugares del mundo. En medio de este flujo constante de información, le dirijo las siguientes preguntas a la mujer de hoy: ¿Dónde estás? ¿Qué posición ocupas en el mundo tan complejo en el que vives? ¿Qué aportarás a la sociedad?
El análisis de los datos muestra una triste realidad: A nivel mundial, la violencia es la causa primordial de muerte e incapacidad de las mujeres entre 15 y 44 años, aun más que en las guerras. En los conflictos armados actuales el 90 por ciento de los afectados son civiles, la mayoría mujeres y niños. En el aspecto global y político, solo el 17 por ciento de los parlamentarios son mujeres. De toda la ayuda internacional destinada al desarrollo, solo un 3.8 por ciento ha sido destinado a la igualdad de género.1 Según las estadísticas de mortalidad materna durante 2007, el 99 por ciento de estas muertes ocurre en países subdesarrollados, con un promedio de una muerte por minuto. Durante 2014, catorce millones de niñas, algunas de apenas ocho años, fueron inducidas al matrimonio. Se estima que 1.2 millones de niños forman parte del tráfico de esclavos cada año. En todo el mundo, más de 130 millones de mujeres sufren la mutilación genital.2
Puede ser que, así como muchas otras, te hayas acostumbrado a que tu entorno dicte las pautas de comportamiento y trace el sendero por el que caminas. Quizás a estas alturas de tu vida aún sigues esperando la aprobación de quienes te rodean. O, por el contrario, puede que estés marcada por el remordimiento, la culpa y la desesperación a causa de los intentos fallidos por cambiar el rumbo de tu vida o escalar nuevas alturas. Si te encuentras en alguna de las categorías mencionadas, te aseguro que no estás sola. Más y más mujeres en diferentes partes del mundo están gritando a viva voz: “¡Basta ya! ¡No más discriminación, odio, abuso o humillación!” Millones de mujeres como tú han descubierto la belleza de reconocerse y aceptarse como legítimas hijas de Dios, ¡herederas de su gracia por creación y por redención! Un Dios bueno nos dice mediante su Palabra escrita que somos la corona de la creación, y que fuimos dotadas de características y dones únicos que reflejan su gloriosa imagen.
Por lo tanto, comprende ya que esta es la carta de presentación que debes utilizar como brújula de tu vida. Alza tu mirada al cielo, observa a tu alrededor y descubre los recursos que tienes a tu disposición. Aunque fueren pocos, pueden servir de base para construir un mejor futuro. ¿Qué habilidades o talentos tienes? ¿Cuál es tu pasión? Pero no has de buscar la respuesta a estas preguntas en el ejemplo de los demás. Tampoco debes centrar tus esperanzas en gobiernos, sistemas religiosos, figuras políticas u organizaciones sociales que, aunque en su mayoría tienen buenas intenciones para promover el bienestar y el avance de la mujer en la sociedad, carecen de la autoridad y el poder necesarios para superar y eliminar las barreras y el mal inherente en el ser humano, causantes de tanta miseria. Por el contrario, refúgiate en Jesús y pídele que su Espíritu Santo ilumine tu mente para que puedas conocer el propósito de tu existencia. Ruégale que purifique tu alma y llene tu ser de nueva fuerza para cumplir ese propósito. Solo Cristo, el Creador y Redentor, tiene poder para hacer todas las cosas nuevas. él desea cambiar tu corazón y darte una vida nueva con frutos de excelencia.
Ahora que entiendes quién eres y que el ángel de Jehová ha prometido estar a tu lado si se lo permites, las estadísticas acerca de la mujer pierden parte de su relevancia. Lo primordial no es fijarse en los porcentajes de la capacidad laboral de las mujeres, en la cantidad de hogares manejados y sostenidos por ellas, en la discriminación rampante en algunos sectores en su contra, y ni siquiera en el abuso y maltrato cotidiano contra millones de mujeres. Es imperativo que tus esfuerzos, sueños y energías sean encaminados a superarte y descubrir el potencial que atesoras en tu interior. Jesús, tu precioso Salvador te dice: “Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti” (Isaías 60:1).
Un nuevo comienzo
¡Ha llegado el momento de aprender y enseñar a nuestras hijas, vecinas y hermanas que nuestro futuro está en las manos del Todopoderoso!
Que este Día Internacional de la Mujer sea un nuevo comienzo para ti. Tu Padre celestial continúa extendiéndote la amorosa invitación de gracia que traerá sentido, rumbo, paz y orden a tu vida.
La autora es escritora. Colabora con El Centinela desde Orlando, Florida.