Desde 2013, las Naciones Unidas han celebrado el Día Internacional de la Felicidad el 20 de marzo como reconocimiento al importante papel que desempeña la felicidad en la vida de las personas en todo el mundo. Este es un día especialmente destinado a reflexionar sobre la felicidad y a proponernos ser felices, aunque todos los días deberíamos procurar experimentar ese espíritu de contentamiento y dichosa plenitud.
¿Cómo lograrlo? Consideremos estos tres aspectos de la felicidad, de acuerdo a los resultados de las investigaciones recientes acerca de este asunto.
Qué ayuda a ser más feliz
Las investigaciones psicológicas de los últimos veinte años sobre la felicidad han sido abundantes y muy enriquecedoras. Se ha descubierto cuáles actividades ayudan a ser feliz de manera permanente. La autora rusa Sonja Lyubomirsky sintetizó los resultados de sus estudios e identificó estas doce actividades que han demostrado experimentalmente ser efectivas para incrementar los niveles de felicidad:1
1 Practicar la gratitud
2 Cultivar el optimismo
3 Evitar la comparación social
4 Practicar la amabilidad
5 Cuidar las relaciones sociales
6 Desarrollar estrategias para afrontar las dificultades
7 Aprender a perdonar
8 Aumentar las experiencias de gozo
9 Saborear las alegrías de la vida
10 Tener objetivos de vida y procurar alcanzarlos
11 Practicar la religión y la espiritualidad
12 Realizar actividades físicas en forma sistemática
La felicidad y el carácter
La Psicología Positiva ha rescatado la importancia del carácter en el desarrollo de la personalidad y el logro de la felicidad. Se han identificado 24 fortalezas o virtudes del carácter que contribuyen a la felicidad. Los investigadores han descubierto que a medida que estas virtudes se desarrollan, la persona se siente realizada, con un estado mayor de plenitud y satisfacción consigo misma.
Desde hace varios siglos, autores como Aristóteles (384-322 a.C.) y Tomás de Aquino (1225-1274 d.C.) enfatizaron que es posible adquirir virtudes por medio de la práctica. Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, tenía un plan personal mediante el que se enfocaba cada semana en mejorar una virtud al practicarla lo más posible. Franklin escribió un diario sobre sus experiencias y registró los progresos que obtenía. En su autobiografía describió este programa como la principal razón por la que se sentía feliz y la causa de su vida exitosa. Todos podemos aprender a ser más creativos, agradecidos, justos y bondadosos, o a tener mejor habilidad de pensamiento crítico; basta con crear nuevos hábitos mediante la práctica y el esfuerzo durante nuestra vida. El hecho de ser cada día mejor no solo beneficiará a quien lo intente, sino también a sus familiares, amigos y conocidos.
Se ha observado que las virtudes más relacionadas con la felicidad son el entusiasmo, la esperanza, la gratitud, el amor y la curiosidad.2 Por ejemplo, quienes cada día agradecían por algo a una persona, y antes de dormir escribían acerca de tres bendiciones recibidas en ese día, demostraron ser más felices seis meses después, en comparación con otro grupo que no realizó esas tareas.
Experiencias salutíferas episódicas (Episodic Salutary Experience, ESE).
Imagine que está empezando el día. Usted va caminando al trabajo o a la escuela, como todos los días. El sol brilla y la temperatura es ideal. La caminata es relajante y refrescante. Va escuchando en su teléfono su canción favorita, y en su fuero íntimo piensa: Este día todo saldrá bien, mientras experimenta una alegría natural. Ese aire puro y suave que le acaricia el rostro y susurra entre las ramas de los árboles le despeja la cabeza, le deja el ánimo libre y produce en usted una embriaguez de alegría; como si de pronto todas las dificultades hubieran desparecido, y usted va entre la gente sin pensar en nada más, ligero y contento. El júbilo se eleva, invadiendo el cuerpo y la cabeza, una dicha que se extiende por todo el ser.
Ese sentimiento plácido y agradable, de relajación, serenidad y satisfacción, es llamado una “experiencia episódica salutífera”(ESE).3 Esa emoción positiva de armonía interior y contentamiento suele ser desencadenada por un ambiente agradable y la actitud de la persona de gozar el momento. Para conocer más sobre este tipo de vivencias, la investigadora Natalie Nusinow, de la Universidad Butler, de los Estados Unidos, la estudió en una muestra de 339 personas, buscando correlaciones del ESE con la salud física.4 Encontró lo que llamó la profundidad del ESE, que predecía mejor la salud física. Se trata del componente de serenidad que tienen esos momentos de contentamiento. La serenidad es un estado de calma, tranquilidad y paz. Descubrió que cuanto más profundos e intensos eran esos episodios de felicidad, más sentimientos de tranquilidad experimentaban, y ese componente aseguraba mejor salud física. La investigadora concluyó diciendo que todos los episodios que pueden producir esas experiencias de serenidad en la vida son muy benéficos, y hacen mucho bien a la salud.
Las investigaciones sobre las emociones positivas han encontrado que estas disminuyen la probabilidad de tener o desarrollar una enfermedad. Numerosos estudios han demostrado que existe una relación directa entre las emociones positivas y la salud. Por ejemplo, Tracy y Matsumoto (2008), fotografiaron a medallistas de más de 30 naciones durante los Juegos Olímpicos y observaron que los ganadores exhibían las mismas expresiones: sus brazos extendidos, la cabeza inclinada hacia atrás y el rostro sonriente.5 Los atletas olímpicos ciegos mostraban las mismas expresiones después de ganar las competencias.6 Esos gestos fueron interpretados como una expresión de sano orgullo, satisfacción propia y emoción positiva.
Otras emociones positivas no se expresan tan obviamente, por ejemplo, la gratitud. Sin embargo, esas manifestaciones de felicidad siempre se asocian a buena calidad de vida, éxitos y una vida virtuosa. De ahí la importancia de cultivar esas conductas y sentimientos de bienestar, experimentando una sana alegría de vivir.
El servicio y la felicidad
- “Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” —Jesucristo, San Mateo 7:12.
- “No nos cansemos, pues, de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” —San Pablo, Gálatas, 6:9.
- “La puerta de la felicidad se abre hacia afuera. Cuando más se quiere abrir hacia adentro, más se cierra” —Víctor Frankl.
—https://amorpazycaridad.es/servir-los-demas/.
1. Lyubomirsky, S., La ciencia de la felicidad (Barcelona: Urano, 2008).
2. Niemiec, R., Fortalezas de carácter. Guía de intervención (México, DF: Editorial El Manual Moderno, S. A. de C. V., 2019).
3. Giesler, R., Hunt, L., Adams, K., Maraldo, T., Spengler, E., & Moss, N., Explaining the Religiosity-Health Relationship: The Powerful Role of Positive Affective Experiences, una presentación oral ante la Asociación Europea de Psicología Social, en Estocolmo, Suecia, 2011.
4. Nusinow, N., Episodic Salutary Experiences (ESE): A New Type of Positive Affect and its Relationship to Physical Health, Tesis presentada en Butler University, 2017.
5. Tracy, J. & Matsumoto, D., “The spontaneous expression of pride and shame: Evidence for biologically innate nonverbal displays”, Proceedings of the National Academy of Sciences, tomo 105, 2008, pp. 11655-11660.
6. Sauter, D. “More than happy: The need for disentangling positive emotions”, Current Directions in Psychological Science, tomo 19, 2010, pp. 36-40.
El autor es catedrático en Psicología. Escribe desde Buenos Aires, Argentina.