Realizar ejercicio de manera apropiada es excelente para la salud de la mente y el cuerpo, pero por diversas razones a veces se pierde el interés y la consistencia, y al final se deja de hacer ejercicio. Buscar a un amigo o un grupo de amigos para hacer ejercicio puede ser la solución para no perder la continuidad y obtener sus múltiples beneficios. Aquí tienes tres de ellos:
Respetas y cumples con tu compromiso. Si tú y tu amigo programaron una cita para hacer ejercicio, lo más probable es que asistas, ¡por el simple hecho de no querer decepcionar a tu amigo! Las buenas noticias son que, después de unas semanas de hacer ejercicio físico, este se convertirá en un hábito, y es más probable que cumplas con tu compromiso.
Puede ser más divertido hacer ejercicio con un amigo que solo. Mi experiencia como entrenador personal me dice que hacer ejercicio con un amigo puede ser menos aburrido. La actividad les dará tiempo para ejercitarse y hablar de las cosas que están viviendo. Sin duda, habrá días en los que tu mente te dirá: Quédate en casa; hoy no vayas. Pero una charla alentadora con un amigo puede ser la motivación que necesitas para seguir adelante con el ejercicio. Apoyarse mutuamente los ayudará a mantener la constancia mientras se divierten.
Es más probable que logres tu meta. Tener a un amigo que te motive puede hacer la diferencia para llegar a tu meta final. Las investigaciones han demostrado que las personas tienen más probabilidades de perder peso si su compañero de ejercicio también lo hace. Esto no es exclusivo para aquellos que tienen que rebajar de peso; también es beneficioso para todos los que hacen ejercicio de una manera adecuada. Cuántas veces he escuchado: “Coach, me da mucha pereza hacer ejercicio. No me puedo motivar”. Es entonces cuando les sugiero buscar a un amigo para hacer ejercicio. ¿Y qué crees? ¡Funciona!
Si se te hace difícil mantener tu compromiso con el ejercicio, te aburres fácilmente, o simplemente no logras tus metas, la solución puedes ser hacer ejercicio con un amigo. Debo confesar que muchas veces incluso a mí me ha pasado por la mente la idea de no ejercitarme, pero Dios me da las fuerzas. “Él es mi amigo fiel...” (Salmo 144:2, DHH).* ¡Esta es la clave para tener éxito con tu ejercicio! En tu debilidad busca a Jesús. Él te dará la fuerza y el deseo de cuidar tu cuerpo y tu mente; con él no te fatigarás y llegarás a tu meta final. No pierdas más tiempo: llama hoy a tu amigo y pónganse de acuerdo en una cita para hacer ejercicio. ¡Será de gran bendición para la vida de los dos!
El autor es nutricionista y entrenador personal. Escribe desde Seattle, Washington.