La educación y el aprendizaje son componentes vitales para dar oportunidades e incidir en la realización del individuo. Deberán ser prioridades y derechos universales. Tanto los organismos internacionales como los gobiernos promueven una educación orientada a explorar talentos y capacidades de aprendizaje. Suscitan el desarrollo de la personalidad con el objetivo de mejorar, transformar y perseguir una dimensión de amplio alcance en el ser humano.
Una realidad incómoda
Garantizar el acceso y la igualdad de oportunidades educativas es un desafío. La Cumbre de Dakar, en el año 2000, representó un verdadero reto cuando expuso la inaceptable cifra de 113 millones de niños sin acceso a la enseñanza y 880 millones de adultos analfabetos.1 En la actualidad, mientas arribamos al primer cuarto del siglo XXI, millones de personas siguen excluidas. Las razones varían: género, orientación sexual, origen étnico o social, idioma, religión, nacionalidad, situación económica o invalidez. Las estadísticas de las Naciones Unidas muestran que cerca del 40 por ciento de los niños carecen de acceso a educación en una lengua que comprenden, y los niños con capacidades diferentes continúan siendo segregados de forma desproporcionada en las escuelas. ¿No es esto incómodo?
Elena G. de White, autora estadounidense conocida, escribió que, más que la acumulación de saberes, “la verdadera educación. . . abarca todo el ser. . . Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales”.2 Este tesoro no debería ser negada a ningún ser humano.
Mirando con otros lentes
Después de décadas de esfuerzos, la propuesta de una educación para todos, sin desvalorizar algunos avances regionales, parece una ilusión. ¿Será posible mirar en otra dirección y revisar la propuesta original de Dios?
Enfocar este asunto a lo espiritual, repasar los principios bíblicos referentes a la creación humana, podría generar un giro perceptivo que fundamente y amplíe el pensamiento. Nunca fue el plan de Dios que sus criaturas carecieran de este recurso capital: el desarrollo del intelecto. Dios dotó a la raza humana desde sus orígenes de instrucción asequible, inclusiva, didáctica, divina y plena. Se manifestó a través de los secretos de la naturaleza y del Creador mismo. Nos dio instrucción salvífica, con proyecciones eternas.
Jesús: la solución
La persona de Jesús, en quien converge lo divino con lo humano, elimina los muros divisorios de la raza humana (Efesios 2:13). Él resulta el tipo perfecto de inclusión. Su pedagogía crea modelos de aprendizaje válidos sin importar condición, religión, clase social, nacionalidad, género o raza.
En Jesús, las “buenas nuevas” están al alcance de todos. De generación en generación esta sería la manifestación de amor del Cristo Salvador y Redentor. Conocer a Dios está al alcance de todos. Conocer las maravillas del amor del Dios humanizado está al alcance de todos. En Jesús, la instrucción del ser humano está al alcance de todos.
Buscar conocimiento con propósito es la exhortación constante del Maestro. La Biblia anima a que se indague y atesore el conocimiento exacto. El principio bíblico revelado en Proverbios es también un principio universal: “En vez de plata y oro fino, adquieran instrucción y conocimiento” (Proverbios 8:10, DHH).3 En Romanos 12:2, Pablo añade que es una necesidad renovar la mente y el entendimiento.
La instrucción está unida a las áreas cognitiva, socioemocional, conductual y espiritual del ser humano. La promesa de Dios es mostrar el camino a seguir, lo que significa dar instrucciones y consejos, y velar por cada uno (Salmo 32:8). Es nuestra responsabilidad preparar a las nuevas generaciones para esta vida y para la eternidad. El modelo bíblico de Jesús es perfecto para educar de manera inclusiva, y funciona. Considéralo, abrázalo, practícalo.
Consejos para estimular el aprendizaje en los niños
- Conversen sobre el día. Dedicar tiempo para conversar con su niño tiene un impacto enorme en el aprendizaje. Esto incluye hacerle preguntas sobre cómo fue su día, qué hizo, cómo se sintió; pero también contarle, en palabras sencillas y acorde a la edad, cómo fue su propio día, como adulto. Así, el niño reforzará lo que aprendió durante el día, escuchará información nueva a procesar, y logrará una conexión emocional con los mayores.
- Lee delante de los niños. Solemos escuchar la importancia que tiene fomentar la lectura en los niños; y es así. Al mismo tiempo, somos conscientes de que los niños aprenden por el ejemplo. Ver a los adultos importantes en su vida leyendo los impulsará a copiar ese gran hábito y naturalmente los motivará a buscar un libro. También pueden conversar sobre lo que cada uno está leyendo, y leer juntos en voz alta.
- Anima a los niños a escribir y dibujar. Este consejo va más allá de la realización de las tareas académicas. Anima a los niños a expresarse de distintas formas. Puede ser escribir en un diario personal, hacer cartas o tarjetas para familiares y amigos, dibujar o hacer manualidades... La lista es infinita.
* https://www.healthychildren.org/Spanish/ages-stages/gradeschool/school/Paginas/How-to-Reinforce-Your-Childs-Learning.aspx.
1. “Marco de Acción de Dakar: Educación para Todos”, World Forum, 2000, en https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000121147_spa.
2. Elena G. de White, La educación, p. 13.
3. La cita bíblica marcada con DHH fue tomada de la Santa Biblia, versión Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Florencio Bueno tiene una maestría en Teología y escribe desde Richland, Washington.