Los griegos tenían tres palabras para referirse al tiempo: aión, cronos y kairós. Originalmente, aión significaba el tiempo o la duración de la vida; y posteriormente llegó a designar la eternidad. Cronos designaba la sucesión de los acontecimientos, el transcurrir temporal, la duración. En cambio, kairós era el tiempo como oportunidad, el buen momento que hay que aprovechar.
Mientras que el tiempo cronológico no depende de nosotros, porque somos prisioneros del reloj, que en forma inexorable impone su fluir mecánico y uniforme, el kairós está a nuestra disposición. Este concepto del tiempo nos invita a ver la vida como una sucesión de momentos que nos dan la oportunidad de tejer nuestro propio destino.
La Biblia también enfatiza la noción del tiempo como oportunidad, con el sentido de cumplimiento y consumación de un destino. El Nuevo Testamento utiliza 86 veces la palabra kairós, mucho más que el término cronos (54). El Evangelio anuncia las “buenas nuevas” de la salvación, afirmando: “El tiempo [kairós] se ha cumplido” (S. Marcos 1:15).
De acuerdo con la Biblia, la sabiduría consiste precisamente en esta capacidad de percibir el tiempo como lapso de oportunidad (ver Eclesiastés 3:1-8). La persona sabia tiene la capacidad de ver en los pocos días que le toca vivir en este mundo la oportunidad de realizar su destino y de alinear su vida con el Eterno.
Al comienzo de un nuevo año, podemos pensar en la importancia de ver la vida como misión, con un destino trascendente. Ver la vida como un tiempo de oportunidad, captar, por la fe, la oportunidad breve pero fecunda que Dios nos da, cambia el sentido de todas las cosas. La sabiduría consiste en buscar la voluntad del Eterno en la transitoriedad de nuestra existencia; saber que estamos en este mundo para hacer algo importante en favor de los demás; aprovechar las oportunidades que la vida nos da para buscar la salvación y disfrutar “la esperanza bienaventurada” (Tito 2:13).
Querido lector, que estos días inaugurales de un nuevo año sean la oportunidad para abrir tu corazón al Creador. Él pondrá en ti eternidad y sabiduría para el año que se inicia.
