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Cuando pienso en autoestima, pienso en unos anteojos, esos que papá y mamá colocan a los hijos para que vean el mundo como ellos lo ven. Me refiero a valores, creencias y conductas. En general, tratamos a los hijos como nuestros padres nos enseñaron que se deben tratar. Muchos tienen el concepto de que hay que “domesticarlos” para que sean niños “buenos” y “obedientes”. Así, los padres utilizan palabras de desprecio, golpes y miradas fulminantes porque el niño pequeño tiró la leche, o cualquier otra pequeñez que los niños hacen que a los adultos les parece catastrófico. Entonces, estos niños empiezan a desarrollar una imagen distorsionada de sí mismos.

Ahora pasemos de la idea de los “anteojos”, a ver a los padres como un “espejo” donde los niños se reflejan y aprenden a verse. El niño aprenderá a mirarse en ese espejo. Los niños son muy permeables, y la niñez es una etapa vulnerable donde desarrollar una autoestima saludable para toda la vida. Por esto, lo que les decimos como padres y el trato que les damos irá creando su autoestima. Ellos creerán que papá y mamá me tratan mal porque soy malo; papá y mamá no me escuchan porque no soy importante; papá y mamá no me quieren porque no merezco ser amado; o papá y mamá me abrazan porque soy valioso. Sea cual sea el discurso, los niños llegan a ser adultos con estos pensamientos bien cimentados.

Los padres no hacen todo esto porque así lo planearon; generalmente sucede porque ellos también tuvieron los anteojos de sus padres y fueron el reflejo del espejo de crianza. Aunque no lo justifica, puede explicarnos el porqué de la forma de actuar de algunos padres.

Entonces, ¿qué deberíamos hacer?

Tenemos que dejar de imponer nuestros anteojos como los únicos que existen y permitir que los hijos vean y experimenten el mundo con sus propios anteojos. Poner en práctica estas sencillas ideas será de gran utilidad para todos los padres.

  1. Permitirles explorar: A los niños les gusta explorar y buscar desafíos para medir su capacidad de afrontarlos. No les exija que siempre sean los primeros en todo; permítales que se equivoquen, que pierdan de vez en cuando y que reflexionen. Desarrollarán su capacidad a través del ensayo y del error.
  2. Promover la independencia: En una ocasión un padre dijo: “Una vez que tus hijos tengan la edad suficiente, desaparece poco a poco del escenario, pero permanece siempre cerca para cuando te necesiten”. Los niños necesitan gozar de mayor libertad y control de la vida a medida que van creciendo. Eso los ayudará a desarrollar la confianza y una auto imagen saludable de sí mismos. Permítales aprender a elegir, ayúdelos y motívelos para que se fijen metas como ahorrar para comprarse ese juguete que tanto desean.
  3. Apreciar la apariencia física: Los padres deben ayudar a los hijos a aceptar su aspecto físico y a no preocuparse tanto por el tamaño de las orejas o su nariz, o el tono de la piel. Hay que enseñarles que la belleza es algo relativo; lo que realmente importa de las personas son las cosas positivas de sí mismas. Eso no quiere decir que no se pueda enseñar, al mismo tiempo, a mejorar la apariencia. Podemos, y debemos, enseñarles qué hacer para gozar de una buena salud, alimentarse de forma adecuada, lograr un descanso suficiente y reparador, y demás hábitos que serán de gran beneficio físico.
  4. Darles amor, mucho amor: A través de los abrazos y otras muestras de amor los niños desarrollan un concepto saludable de sí mismos. No solamente se fortalecen las defensas y se segrega una cantidad de oxitocina que ayuda a reducir el estrés en los niños y los hace más resilientes, sino que además dar todo tipo de afecto físico les da una sensación de seguridad, pertenencia y apoyo.
  5. Disciplinar de modo constructivo: Dé indicaciones claras e imponga límites a los niños. Esto les da una sensación de seguridad y pertenencia, pero sobre todo de apoyo. Los niños que crecen en un ambiente de disciplina constructiva pueden enfrentar mejor los aspectos difíciles de la sociedad y afrontar la vida con mayor seguridad.
  6. Escuchar a los niños: Deje los dispositivos móviles a un lado y mire a su hijo a los ojos, escúchelo con atención. No minimice lo que le dice, sino respete lo que dice y luego puede hablar. Dedicar el primer momento de la interacción a escuchar con atención y respeto tiene muchísimos beneficios en la comunicación con su hijo.
  7. No dé mensajes negativos: Repetirles mensajes como: “Eres un niño llorón”, “Eres tonto”, “Te pareces a tu abuelo de flojo”, tiene como consecuencia que estos mensajes se almacenen en el cerebro. Los niños terminan creyendo que realmente son flojos, tontos o llorones.

Cuanto más natural, más equilibrada, más sana y rica sea nuestra autoestima como padres, más gozo experimentaremos en criar a los hijos con una autoestima saludable que les permita relacionarse con los demás y ser niños felices.

Seamos conscientes de nuestra influencia en los hijos y démosles las herramientas necesarias para que formen una autoestima saludable que se verá reflejada en la edad adulta en una persona optimista, dinámica y triunfadora.

Algunas ideas más

  1. Enseñar a compartir: Cuando los niños comparten con los demás, esa acción les ayuda a desarrollar una autoestima saludable. Pueden cuidar del amiguito enfermo sin recibir un pago, ayudar a una pareja de abuelos barriendo el patio, obsequiar comida a personas sin hogar, entre otras muchas actividades que los niños disfrutarán, pero sobre todo que los ayudarán a desarrollar una imagen saludable de sí mismos.
  2. No comparar: Evite comparaciones desfavorables entre hermanos, parientes y amigos. Frases como “tu hermana es mejor en la escuela que tú”, repetidas con frecuencia, entorpecen el desarrollo adecuado del concepto de uno mismo y los impulsa a desarrollar características negativas opuestas a su verdadera naturaleza.
  3. Amar al cónyuge: Cuando los niños observan a sus padres demostrándose amor y afecto, crecen más seguros de sí mismos. Tengan detalles el uno con el otro, abrace a su cónyuge delante de los pequeños, dígale cuánto lo ama y cuán feliz le hace. Observarlos expresándose amor fortalece la sensación de seguridad y bienestar del niño.
  4. Amar a pesar de los errores: Hágale saber a su hijo que lo ama y lo seguirá amando, no importa los errores que cometa. No use golpes, palabras rudas, hirientes u ofensivas, ni ninguna conducta que reduzca la autoestima que en niño está desarrollando.
  5. Pasar tiempo juntos: Los hijos crecen muy rápido, y cuando menos se dé cuenta, ya no mirará las cabecitas hacia abajo, sino que ellos lo mirarán desde arriba. Disfrute de los momentos especiales de salir al parque, manejar la bicicleta, jugar a la pelota, jugar a la casita; suba con ellos a los juegos, jueguen en la arena, trepe con ellos a los árboles. Disfrute jugando con ellos.

Cesia Alvarado Zemleduch es maestra de educación preescolar. Escribe desde Fresno, California.

¡Yo puedo!

por Cesia Alvarado Zemleduch
  
Tomado de El Centinela®
de Enero 2024