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El aborto es un tema que divide a la sociedad, y de difícil abordaje, porque las posiciones de los que están a favor y en contra son irreconciliables. Lo interesante es que unos y otros tienen argumentos sólidos, fundados en buenas “razones”. Solo que hay razones que la razón no entiende: las del corazón. Y aquí la cosa se pone más difícil, porque las mujeres que han abortado necesitan una justificación racional para protegerse de quienes las condenan, que no son pocos ni muy pacíficos cuando se trata de este tema. Sí, porque los antiabortistas muchas veces muestran más preocupación por un feto que por una persona adulta, y no tienen en cuenta los sentimientos o el contexto de vida de alguien que decide tomar una decisión que siempre es trágica.

Para dialogar mejor sobre el tema conviene conocer algunas ideas generales que fundamentan los dos principales movimientos sociales acerca del aborto: pro elección y pro vida.

Pro elección

  • Toma en cuenta los derechos de la mujer embarazada y favorece la legalización del aborto.
  • Cada mujer sabe lo que es mejor para su salud mental y física.
  • Las mujeres afectadas debieran tomar las decisiones que les parezcan con respecto a sus cuerpos, no los políticos ni los gobiernos.
  • La vida comienza en la concepción, pero el carácter y la personalidad de un bebé comienza a gestarse cuando nace.
  • No hay suficiente evidencia científica para decir que el feto sufre cuando se lo aborta.
  • El aborto le da a la mujer la opción de terminar con un embarazo no querido, como en el caso de una violación.
  • Las mujeres que no quieren abortar tienen más probabilidades de no tener empleo, de depender de las ayudas del gobierno, de vivir bajo el nivel de pobreza, y de ser víctimas de violencia doméstica.
  • Un bebé no debiera venir al mundo si no es querido y esperado.
  • El aborto reduce los costos de ayudas gubernamentales para los que pagan impuestos.
  • El niño que nace en un ambiente violento de una madre indiferente al bebé que está engendrando, corre el riesgo de convertirse en un delincuente. Por lo tanto, el aborto puede reducir el índice de delincuencia.
  • Es una manera de controlar la sobrepoblación del planeta.
  • La no legislación del aborto por parte del Estado pone en riesgo especialmente la vida de las madres pobres, que acuden a abortar a clínicas clandestinas sin las debidas condiciones de higiene ni profesionales de la medicina.
  • En los círculos cristianos que están a favor del aborto se sostiene que la Biblia no dice nada explícito en contra, y que no se puede comparar la muerte de un feto con la de un ser humano.

Pro vida

  • Toma en cuenta los derechos del bebé no nacido y cree que el aborto no debe ser legalizado.
  • El aborto es considerado como un asesinato.
  • La vida comienza en la concepción y un bebé que aún no nació tiene derecho a vivir.
  • Hay suficiente evidencia de que los bebés sufren en los procedimientos de aborto.
  • El aborto causa daño emocional a la madre.
  • El aborto reduce la posibilidad de adopción de bebés.
  • La aprobación de abortos selectivos motivados por la presencia de anormalidades genéticas es también una aprobación de la discriminación.
  • Si una mujer queda embarazada debiera aceptar la responsabilidad de lo que implica producir un niño.
  • El aborto promueve una cultura que considera que la vida humana es desechable.
  • Permitir el aborto entra en conflicto con el inalienable derecho a la vida reconocido por los padres de la patria de los Estados Unidos.
  • El aborto elimina potenciales contribuciones sociales de seres humanos.
  • Para los círculos cristianos que no aprueban el aborto, la Biblia no hace diferencia entre fetos o bebés. Cuando un bebé es concebido es reconocido por Dios (ver Jeremías 1:5).

Ambos grupos luchan para que haya menos abortos, aunque desde perspectivas diferentes. Pero no todo el que piensa que el aborto debe ser legalizado está a favor del aborto, así como no toda persona que está a favor de la legalización de las drogas favorece su consumo.

Factores que afectan la visión del aborto

Si se toma solo a la ciencia como base de toda verdad, se niega la trascendencia espiritual de la vida, y se relega al hombre solo a la dimensión material, en tal caso el aborto será un trámite. Pero si somos más que materia y poseemos una dimensión espiritual que nos permite trascender y tener relación con un ser divino, entonces el aborto tiene una dimensión moral cuya validez no es determinada por la conveniencia.

Sin embargo, estoy seguro de que para cualquier madre, ya sea que crea que el aborto debe ser legal o no, que crea que hay un Dios o que no lo hay, que tenga religión o no la tenga, el aborto no será un simple trámite. En un embarazo hay una carga emocional, relacional y espiritual tan grande que aunque alguien crea que la personalidad del ser humano comienza en el parto, practicarse un aborto no será resultado de una decisión fácil. Cada madre que aborta tendrá que tratar de justificar con muchos mecanismos racionales por qué lo hace, debido a la profundidad espiritual que conlleva el hecho de dar y portar vida.

Dios y el aborto

Cuando Dios creó este mundo lo hizo perfecto. Pero esa perfección se malogró. Dios pudo haber abortado este mundo, y eso hubiera sido conveniente. Sin embargo, el amor de Dios supera el criterio de la conveniencia. La Biblia declara: “El amor es sufrido… no busca lo suyo” (1 Corintios 13:4, 5). Incluso es posible pensar que implicó una gran prueba para Dios la decisión de no abortar este mundo defectuoso, porque tuvo que decidir exponerse al sufrimiento causado por la entrada del pecado para salvar al mundo. Dios mismo tuvo que hacerse parte del mundo, compartir su sufrimiento y dar su vida.

Cuando Dios pensó en ti y en mí no hizo lo más conveniente sino lo más doloroso: Sacrificar a su Hijo para que nosotros no fuéramos abortados. La conveniencia nos lleva a pensar en nuestros derechos, el amor nos lleva a pensar en darles una oportunidad a los otros.

La obra de Dios y el perdón

Porque el Creador no abortó al mundo, sino que estuvo dispuesto a sacrificar a su Hijo, entiende mejor que nadie a la madre que aborta. Esto no quiere decir que Dios apruebe el aborto, todo lo contrario, él sacrificó a su Hijo para demostrarnos cuánto valora la vida humana. El sacrificio del Hijo de Dios fue algo tan poderoso que la Biblia señala que todos los que lo acepten pueden ser perdonados aun de sus peores pecados. Si alguien acepta a Jesús no necesita desgarrarse emocionalmente buscando justificaciones por las decisiones que hoy lo acusan.

Estoy escribiendo especialmente para aquella madre que, superada por el miedo, tomó una decisión que no quería, y a quien el cansancio y la soledad la condujeron a tomar una decisión en contra de sí misma y del niño que portaba en su vientre.

Jesús te comprende y te justifica, no por lo que haces tú, sino por lo que hizo él, y te dice: “Venid luego… y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos” (Isaías 1:18).

Dios está dispuesto a perdonar, lo demostró cuando ofreció a su Hijo en sacrificio y nos enseñó que el amor es superior a la conveniencia. Así nos dio la oportunidad de vivir, aunque no lo merecíamos.

* http://abortion.procon.org/


El autor es ministro cristiano. Escribe desde Orlando, Florida.

El aborto: ¿amor o conveniencia?

por Joel Barrios
  
Tomado de El Centinela®
de Septiembre 2015