En octubre de 2009, poco antes de ser galardonada con el Premio Nobel de Literatura, Herta Müller publicó su obra Todo lo que tengo lo llevo conmigo.1 Ya el título enuncia una gran verdad: Lo que no puedes llevar contigo no te pertenece. ¿Crees que tienes una casa? Un terremoto, una inundación o el paso inexorable del tiempo, la destruirá. ¿Un millón de dólares en el banco? Una crisis financiera le hará perder su valor. ¿Un trabajo? En cualquier momento puedes ser despedido o la empresa puede quebrar. En cambio, lo que has atesorado en tu cabeza, ¡eso nadie te lo podrá arrebatar!
No es un secreto que la lectura es la fuente por excelencia de enriquecimiento personal. Lo que leas, lo que almacenes en tu interior, constituye tu mayor patrimonio.
Leer cambia el rumbo de la vida
Cuando leemos, hacemos nuestros los conocimientos y las experiencias de los grandes pensadores que ha tenido la humanidad. Para la gente como tú, con espíritu emprendedor, dispuesto a la aventura, cada libro te ofrece la oportunidad de adentrarte en un viaje de múltiples escalas. En cada escala vas aprendiendo y desaprendiendo, y al mismo tiempo vas enseñando a quienes se encuentran contigo en las distintas paradas de tu existencia.
Con un libro puedes acabar hasta con Cien años de soledad y darle La vuelta al mundo en ochenta días. Sí, también con un libro podrás recitar Cien poemas de amor a esa chica o ese muchacho que da señales de interés, y si el asunto no avanza quizás te convenga refugiarte en Una canción desesperada. No importa que seas María, Horacio, Ivanhoe, Don Juan Tenorio, El Lazarillo de Tormes. . . o que te creas Alicia en el país de las maravillas o El principito; no olvides que aunque La vida es sueño también te ofrecerá tu propia Odisea. Por tanto, has de aprovechar cada día y prepararte para los desafíos que te traerá el porvenir.
Si lees podrás encontrar el Génesis de una nueva vida y los Proverbios adecuados para vivirla sabiamente. Y aunque ello pueda tomarte Las mil y una noches, quizás algún día te puedan llamar: Señor presidente.
No hay duda: Leer puede cambiar tu presente y augurarte un mejor futuro. Y para que no creas que te estoy contando un cuento chino, déjame ponerte un ejemplo.
Tras la Segunda Guerra Mundial Japón quedó hecho añicos. Dos bombas atómicas destruyeron Hiroshima y Nagasaki. El país se vio sumergido en la extrema pobreza. Pero hoy Japón es una de las mayores potencias económicas del mundo. ¿Cómo logró ese pequeño país en tan solo medio siglo superar los desastres de la guerra? Te lo resumiré en una palabra: leyendo. Según un informe publicado por la UNESCO, el 91 por ciento de los japoneses tiene el hábito de la lectura.2 Francis Bacon dijo que “el conocimiento es poder”,3 y la lectura es el medio más eficaz para obtener conocimiento; es decir, para alcanzar poder. No es casualidad que los países más avanzados del mundo son aquellos en los que la gente lee más.
Quizá ni tú ni yo podamos implementar un programa mundial de lectura que cambie la vida de toda la gente, pero hay algo que sí podemos hacer: cambiarnos a nosotros al convertirnos en buenos lectores. Aunque nuestro país sea poco desarrollado o muy avanzado, mediante la lectura y el conocimiento tú puedes caminar por el sendero de la prosperidad. Procura leer todo lo que puedas. No limites tu lectura solo a las asignaciones de tu profesor. En cualquier lugar del mundo, el que lee tendrá ventajas sobre el que no lee. La gran diferencia entre tú y tus compañeros la marcará la cantidad de libros que hayas leído.
El valioso consejo que San Pablo le dio a su discípulo Timoteo sigue vigente para los jóvenes del siglo XXI: “Ocúpate en la lectura” (1 Timoteo 4:13). En otras palabras, “presta atención, dedícate, lee constantemente”.
La lectura y tu formación profesional
Ser un lector asiduo ofrece múltiples ventajas. ¿Te gustaría ser un experto en tu profesión? Bueno, has de saber que para lograrlo no es necesario tener un título de Harvard ni un doctorado, y mucho menos que hayas nacido en el seno de una familia adinerada. Lo que necesitas es leer.
Según los resultados de un estudio realizado por la Universidad Stanford, si dedicas entre treinta minutos y una hora a leer materiales relacionados con tu profesión u oficio, en cuatro o cinco años puedes llegar a ser un experto en la materia.
Si eres un lector medio, podrás leer quince páginas en una hora. Al final de cada semana habrás leído 105 páginas. En un año habrás leído más de cinco mil páginas; y en cinco años, casi treinta mil páginas de material relacionado con tu especialización. Si cada libro que leíste tuvo un promedio de doscientas páginas, en cinco años habrás leído más de 130 libros. Es decir, casi treinta libros cada año. ¡Y todo comenzó con una hora diaria de lectura!
¿No crees que valdría la pena dedicar diariamente esa “horita” a la lectura? No me digas que no tienes tiempo, porque tiempo es lo único que todos tenemos. Y como dijo Don Quijote: “Manos a la obra; que ya en la tardanza dicen que suele estar el peligro”.
Forjar el hábito de la buena lectura puede cambiar tu vida, puede darte una riqueza que nadie te robará. Si quieres forjarte un futuro en el que nadie pueda quitarte lo que te pertenece, entonces tendrás que construirlo a base de buenos libros.
Si no quieres ser Mucho ruido y pocas nueces, o El tambor de hojalata ve En busca del tiempo perdido y comienza a leer. Si lo haces, te aseguro que encontrarás El paraíso perdido.
El autor es escritor, editor y director de la revista Prioridades. Escribe desde Miami, Florida.