Una de las cosas más difíciles para muchas personas es beber agua. Según los expertos, debemos beber diariamente un promedio de ocho vasos e incluso más, de acuerdo a la necesidad de nuestro organismo. Esto puede ser un desafío para muchos que no son muy amantes del agua.
La clave es esta: Tú no tienes que hidratarte solamente de agua, ya que aproximadamente el veinte por ciento del agua que consumimos diariamente proviene de alimentos sólidos, especialmente verduras y frutas.
¿Eres tú esa persona que pone cara de limón al beber agua? A continuación te presento tres frutas que son excelente para la hidratación.
Sandía
La sandía es una fruta rica para hidratar el cuerpo, pues contiene aproximadamente 91 por ciento de agua. También esta fruta jugosa es una de las fuentes más ricas de licopeno, un antioxidante anticancerígeno que se encuentra en frutas y verduras rojas. Si la licúas, la sandía se puede beber con un poco de jugo de limón. Hidratará y refrescará tu cuerpo.
Pepino
Hablando botánicamente, el pepino es una fruta, pues contiene semillas. Tiene aproximadamente un 96 por ciento de agua. Es una excelente elección para la hidratación. Puedes comerlo en ensaladas o beberlo como un licuado. Es fresco y bajo en calorías. Comer pepino es la sugerencia que les hago a mis pacientes ansiosos por controlar su apetito.
Melón
Con un contenido de aproximadamente 90 por ciento de agua, el melón es una excelente opción para mantenerse hidratado. Aparte, es una fuente rica en vitaminas A y C. Combinado con sandía, jícama (nabo) y fresa, forman una rica ensalada de frutas. También podemos hacer bolitas de melón y congelarlas para comerlas como porciones de helado. Esto les encanta a los niños.
Es maravillosa la naturaleza creada por Dios porque provee a quienes se les hace difícil beber agua ricas frutas para hidratar el cuerpo. Tal vez tú seas esa persona que con el ajetreo de la vida olvidas beber agua diariamente, o simplemente no te gusta el líquido vital. Sigue estos consejos y te sentirás mucho mejor. Recuerda que tu cuerpo necesita agua para tener una salud óptima, pero nunca olvides que, como dice Juan 4:14, también necesitas a Aquel que es la fuente de agua viva: Jesucristo.