A Calderón de la Barca se lo conoce por su famosa obra La vida es sueño, un clásico de la literatura española. Hoy pareciera que la vida de muchas personas podría titularse de la misma manera, pues se pasan el día soñando.
En cada círculo familiar o de amistades existen personas que se caracterizan por ser soñadoras. No hay nada de malo en soñar, lo malo está en quedarse soñando y no actuar para alcanzar el ideal anhelado. Si soñar te anima a proponerte objetivos claros que deseas alcanzar, entonces vale la pena soñar. Porque el éxito se alcanza cuando lo soñado se hace realidad. Por eso, empieza hoy el camino de la realización de tus sueños y deja de vivir soñando.
Las personas exitosas tienen bien claro lo que quieren ser y lo que pueden hacer. Son concientes de sus limitaciones, pero con una actitud positiva enfrentan los desafíos de la vida. Frente a lo monumental de la tarea, no se dan por vencidos antes de iniciarla. Saben que lo que se tiene en la mente se refleja en la vida, por eso piensan en grande para alcanzar grandes cosas.
La vida de Benjamín Franklin ilustra bien este principio. Desde su juventud fue un soñador. Siempre estaba buscando hacer algo nuevo. Su mente inquieta lo llevaba a soñar con múltiples proyectos. Pero no se contentaba con soñar. Benjamín pasaba el día entero trabajando para hacer realidad sus sueños. Este esfuerzo perseverante dio sus frutos, convirtiéndolo en uno de los hombres más productivos en la historia de los Estados Unidos. Benjamín Franklin fue impresor, inventor, escritor, científico, diplomático y estadista.
Las personas exitosas aprovechan el tiempo al máximo para crecer en conocimiento y en el desarrollo de habilidades. Su uso productivo de su tiempo mostrará en su momento el fruto de su esfuerzo. El tiempo, una vez que pasa, ya no se recupera. No envejezcas lamentándote de las oportunidades perdidas; evita malgastar el tiempo y la energía en solo soñar y comienza a trabajar.
El primer paso hacia el éxito es empezar a vivir una vida con propósito. Fíjate metas bien definidas y esfuérzate por alcanzarlas. Quienes viven sin objetivos claros navegan en el océano de la vida como un barco sin brújula. Quienes tengan hitos que orienten sus esfuerzos avanzan en el sendero del éxito. Si no hay metas que alcanzar u objetivos por los cuales luchar, la vida se convierte en una experiencia sin sentido. Son los objetivos los que le dan sentido a la vida. Cuando se alcanza el propósito propuesto, la persona siente una de las más gratas satisfacciones.
El camino hacia el éxito está rodeado de riesgos que se deben enfrentar con el mayor optimismo. Hay quienes no emprenden una tarea por el temor al fracaso; estas personas difícilmente alcanzarán el éxito. Si Cristóbal Colón no se hubiese arriesgado y no hubiese zarpado de España, nunca hubiera descubierto el continente americano. Aquí se aplica el conocido refrán “el que no arriesga, no gana”.
Una mentalidad positiva piensa que todo lo que uno se proponga alcanzar en la vida es posible en tanto la persona se esfuerce y luche por ello. Solo es cuestión de encontrar la forma de hacer realidad aquello que parece imposible. Una persona positiva continuamente aprende de sus errores.
Quienes desarrollan una mentalidad positiva ven en cada fracaso un peldaño más que subir en la escalera del éxito. Todo depende de cómo se administran los fracasos. Los que aprenden de sus fracasos avanzan hacia el éxito. El inventor de la vacuna de la poliomielitis no decía que había fracasado 200 veces antes de descubrir la vacuna; mas bien, decía que había descubierto 200 maneras cómo no vacunar contra la poliomielitis.
En la experiencia humana siempre existe la posibilidad de fracasar, pero no se debe temer enfrentar esa posibilidad. El hecho que otros hayan fracasado no significa que tú también debes fracasar. Recordemos que no estamos solos en la vida. Si confiamos en las promesas de Dios, él nos sostendrá en los momentos más difíciles. Al enfrentar los desafíos de la vida, preguntémonos: ¿Cómo puedo ser un vencedor a pesar de las circunstancias? Y enfrentemos la vida con el mismo lema que animó al apóstol Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
Cada persona decide y construye su futuro. Al proponerse una meta en la vida, ya está decidiendo su futuro. Una costumbre generalizada es la de hacer decisiones o votos al inicio de cada año nuevo. Se espera esa fecha para comenzar un nuevo estilo de vida o iniciar una nueva empresa. Las personas de éxito no posponen hasta el Año Nuevo sus decisiones, sino que las ponen en práctica cada día. Son conscientes de las oportunidades que cada amanecer trae consigo y deciden tomar ventaja de ellas.
Las personas de éxito tienen el control de sus decisiones, desarrollan la capacidad de la iniciativa propia. Ellos evitan el síndrome de la carretilla, porque buscan el consejo de personas que los guíen, los orienten, y no que los estén empujando (obligando) a hacer las cosas. La carretilla no se mueve si no hay alguien que la mueva, siempre necesitará que alguien la empuje.
Los que transitan en la mediocridad siempre están posponiendo sus quehaceres para el día siguiente. Se desaniman frente a los problemas. En cambio, las personas de éxito eliminan de su vocabulario el “ayer” y el “mañana”, porque el “ayer” las distrae con lo que hicieron o dejaron de hacer, y el “mañana” lo distrae con lo que harán. Ambos pensamientos les quitan tiempo para aprovechar lo que pueden hacer “hoy”. La persona de éxito se focaliza en el “hoy”, porque la ayuda a aprender a no cometer de nuevo los errores del “ayer”, asimismo le ayuda a proyectarse al “mañana”.
Todo sueño tiene un precio, y para que tu sueño se haga realidad hay que trabajar arduamente. Mucha gente no quiere pagar el precio y sus sueños solo quedan en eso: “sueños”. El sabio Salomón describió al que se empeña en trabajar por hacerlos realidad, y eso mismo puede decirse de ti: “¿Has visto hombre solicito en su trabajo? Delante de los reyes estará; no estará delante de los de baja condición” (Proverbios 22:29).
Hoy puedes empezar una nueva vida. Si además de soñar empiezas a trabajar por hacer realidad lo soñado, el camino al éxito está delante de ti. Deja de vivir solo soñando y comienza a trabajar.
El autor es doctor en Teología y escribe desde Colombia.