En 2015, un paciente vino a mi oficina con feroces y desgarradores dolores de cabeza. La resonancia magnética del cerebro demostró que tenía un tumor cerebral. Luego de una resección exitosa del tumor, fui a hablar con la esposa del paciente, quien aguardaba ansiosamente en la sala de espera quirúrgica del hospital. Le informé que el tumor cerebral había sido benigno, que se había extirpado completo, y que su esposo estaba despierto y clínicamente estable en la sala de recuperación. Ella rebosó de alegría y alivio. Quería ver a su esposo, pero le dije que él estaba en proceso de ser transferido a la unidad de cuidados intensivos (UCI), para continuar con su cuidado postoperatorio.
Cuando estaba dictando el informe operativo, recibí una llamada desesperada de las enfermeras de la UCI, pues mi paciente se había vuelto extremadamente agitado y quería extraer el drenaje de su cabeza, las dos vías intravenosas que se colocaron para proporcionar las soluciones y los medicamentos necesarios, el catéter que le había sido colocado en la vejiga para controlar su salida de orina, la línea arterial para controlar su presión arterial, y las derivaciones en su pecho para controlar su corazón.
El médico de la UCI probó varios medicamentos intravenosos para aliviar su extrema ansiedad y agitación, pero nada daba resultado. Dos enfermeras le sujetaban los brazos para evitar que tirara de todas las líneas críticas que vigilaban sus signos vitales. Llegué corriendo a la UCI, a la vez que la esposa del paciente llegaba a verlo. Varias enfermeras intentaban controlar al paciente, pero su esposa, que estaba frente a mí, lo miró directamente a los ojos y, sin decir una sola palabra, en una fracción de segundo, la severa agitación y ansiedad del esposo desaparecieron. Las enfermeras estaban tan agradecidas con la dama que le ofrecieron una cama junto a su esposo. Ella podía pedir la comida que quisiera del mejor restaurante local, pues habían descubierto que una sola mirada de esa mujer era más efectiva que cualquier medicamento con que intentaron aliviar la agitación extrema del marido.
No es de extraóar que la mayoría de los espías de la Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) sean mujeres, ya que pueden leer el lenguaje corporal mejor que los hombres.
Cerebros diferentes
En la escuela de Medicina mi profesor de Anatomía me enseóó que los cerebros de una mujer y de un hombre son anatómicamente iguales; pero recientemente los científicos de la Universidad de California en Los ángeles (UCLA) y la Universidad del Sur de California (USC) demostraron al mundo que el cerebro de la mujer y el del hombre son diferentes. Usando la tecnología de imagen de tensor difuso, pudieron visualizar las conexiones entre las células cerebrales y encontraron que las células cerebrales de una mujer están sustancialmente mejor conectadas entre sí.1 Este descubrimiento proporcionó la explicación para el mito de la intuición, ya que solo la mujer tiene intuición, y también para comprender por qué una mujer puede realizar múltiples tareas a la vez.
En mi clase de Medicina solo había cuatro mujeres entre los cincuenta estudiantes. Ahora hay más mujeres que hombres en las escuelas de Medicina de los Estados Unidos. Los hombres en general son más analíticos, pero el cerebro de la mujer, además de estar conectado de manera diferente, es química y eléctricamente más expresivo. Esto puede verse con frecuencia en un servicio funerario en el que la expresión de una mujer por un familiar fallecido es más intensa en comparación con la expresión de un hombre. El cerebro mejor conectado de la mujer también puede capacitar al cerebro en desarrollo de un nióo, e infundirle fuerza, paz y armonía a su familia y a su comunidad, lo que la convierte en la reina de la familia. Este es un maravilloso regalo de Dios a las mujeres.
El cuidado del cerebro
El cerebro es un órgano importante que requiere cuidado y mantenimiento:
1 El ejercicio diario desempeóa un papel importante para mantener la conexión de las células cerebrales enérgicas y eficientes, especialmente en situaciones cotidianas de estrés.
2 Dormir cada noche al menos ocho horas proporciona la energía eléctrica para potenciar el cerebro y generar las hormonas y los neurotransmisores importantes.
3 Además del oxígeno, el cerebro también necesita nutrientes. Los nutrientes que mejor se adaptan a las necesidades de un cerebro sano se encuentran en una dieta basada en plantas, ya que estas generan un mínimo de toxinas durante el proceso de digestión.
El cerebro es extremadamente sensible a las toxinas, mucho más sensible que cualquier otro órgano del cuerpo. Una dieta que incluía verduras, granos y agua fue practicada por un joven judío llamado Daniel y sus amigos hace 2.600 aóos, y este fue el resultado: “En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino” (Daniel 1:20).
El cerebro y la depresión
Recientemente, una paciente que se deprimió como resultado de una enfermedad neurológica fue a ver a su psiquiatra, quien le recetó Prozac, un medicamento antidepresivo, y le recomendó que consiguiera un perro. En un lapso de pocas semanas, el perro también se deprimió. La dama lo llevó al veterinario, ¡quien también le recetó Prozac a la mascota! Una mujer puede influir en su familia y en la sociedad de una manera tan poderosa que puede cambiar la dirección de la vida de cualquiera que entre en contacto con ella. Ojalá que la influencia sea siempre positiva.
El estrés relacionado con el trajín de esta vida acelerada aumenta constantemente los niveles de adrenalina y cortisol en el cuerpo. Cuando estos dos neurotransmisores se elevan significativamente, se vuelven tóxicos para el cerebro, lo que provoca somnolencia, tristeza, ansiedad y depresión. Esto genera una lentitud en la comunicación entre las células del cerebro,
lo que conduce a una afección neurológica mental y emocional.
Las mujeres tienen casi el doble de probabilidades que los hombres de ser diagnosticadas con depresión. Debido a que sus células cerebrales emocionales son más numerosas, la espiritualidad de las mujeres juega un papel dominante en la prevención de enfermedades mentales, como la depresión.
Mediante un estudio reciente publicado en la revista Cerebral Cortex, utilizando estudios de imágenes por resonancia magnética nuclear, la profesora Lisa Miller, de la Universidad de Oxford, y sus colegas de la Universidad de Yale y la Universidad de Columbia, aislaron actividades relacionadas con la espiritualidad en una parte del cerebro llamada corteza parietal. Estos investigadores concluyeron que alcanzamos la paz durante las experiencias espirituales, en unión con lo divino.2
El poder de una mujer
Después de completar mi educación secundaria, conseguí empleo como maestro de escuela en la ciudad de Puno, Perú. Cuando vi que el contrato decía que iba a tener un salario, salté de alegría y felicidad, pues ahora podría tener el dinero necesario para comprar una bicicleta y viajar. Me fui a mi casa y le mostré a mi mamá el contrato de trabajo. Yo quería ser maestro, ya que durante mis aóos escolares disfruté enseóando Matemáticas a mis condiscípulos. Yo pensaba que este trabajo era ideal para mis necesidades y que era la respuesta a mis oraciones; pero para mi asombro, mi madre rompió el contrato en varios pedazos y los arrojó a un cántaro negro. Luego, muy enojada, me dijo: “Maóana tomarás el tren a Arequipa”.
A la maóana siguiente, a las 6:30, mi madre me embarcó en el tren que iba a la ciudad de Arequipa. Me mandó a estudiar a fin de prepararme para los exámenes de admisión de la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional “San Agustín” en dicha ciudad peruana. Varios aóos después, me convertí en neurocirujano. Mi madre, una mujer fuerte e inteligente, utilizó su capacidad mental para cambiar la dirección de mi vida de una manera muy positiva y poderosa. Ella siempre vivirá en mi corazón, y por la eternidad le agradeceré a Dios por haberme dado una madre convincente, vibrante y maravillosa.
Tal es el poder de la buena mujer.
Siete datos interesantes del cerebro*
- Consume un 20 por ciento de toda la energía corporal.
- No siente dolor porque carece de receptores sensoriales.
- Tiene aproximadamente 100.000 millones de neuronas.
- Todo el cerebro funciona.
- Es el órgano que más grasa contiene: cerca del 60 por ciento de su masa.
- El cerebro segrega oxitocina, la hormona del amor, la que es segregada también durante el embarazo y después del parto.
- Del 20 al 30 por ciento de las calorías ingeridas son gastadas por el cerebro.
El autor es neurocirujano diplomado de la Junta Americana de Cirugía Neurológica, miembro del Colegio Americano de Cirujanos, y fue profesor asistente de Neurocirugía de la Universidad de California, Irvine, de 1989 a 1995.