Cierto día, una dama me dijo con voz quebrantada: “Durante mucho tiempo me he preguntado qué hay de malo en mí. Yo nunca me casaré. ¿Por qué las cosas buenas solo les pasan a las personas que no lo merecen?”
Con el tiempo la fui conociendo, y advertí que padecía de un problema común entre nosotros, el negativismo, que consiste en ver la vida con un ropaje invernal, fría y grisácea; en ignorar las cosas buenas. Se trata de una prisión emocional que nos predispone a quejarnos por cualquier cosa, a ver solo la oscuridad y nunca los rayos de luz. Decía Winston Churchill: “Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”.*
El negativismo es una jaula sin barrotes que aprisiona las oportunidades y el futuro. Lo peor de todo es que influye de tal modo sobre la percepción del mundo que distorsiona la realidad, sumando pesimismo, miedo, preocupación y culpa al estado de ánimo.
El poder del pensamiento
Los pensamientos son más poderosos de lo que imaginamos. Nos transformamos en lo que pensamos. La Biblia lo dice así: “Cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23:7). Por eso, la sabiduría bíblica nos recomienda guardar nuestro corazón (la mente), “porque de él mana la vida” (ver Proverbios 4:23). Jesús dijo: “Del corazón salen los malos pensamientos” (S. Mateo 15:19). Por lo tanto, la mente llega a ser un campo de batalla. El enemigo de Dios y del hombre se propone dominar nuestra mente para hundirnos en la desesperación. Si logra inducirnos pensamientos negativos, puede hacernos fracasar.
El mensaje de Cristo
El mensaje de Cristo y su reino es positivo. Es un llamamiento a renovar nuestro pensamiento: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). La palabra griega que describe esta transformación es metanoia, y plantea la idea de un cambio de actitud o metamorfosis. Consiste en dejar de considerarse como un repugnante gusano y comenzar a percibir el mundo desde la perspectiva de una bella mariposa que ya no se arrastra; al contrario, que vuela. Pero, ¿cómo alcanzar el vuelo, cómo lograr esa nueva forma de pensar?
Si vas a YouTube y escribes estas tres palabras en el buscador: “Oprah Nick Vujicic”, encontrarás el testimonio de vida de un hombre que nació sin brazos, ni manos ni piernas, y que luchó contra todas las inclemencias de la vida. Nada le fue fácil. Ya en la infancia enfrentó el fantasma del suicidio, pero en su juventud encontró el secreto de la vida: la renovación de su entendimiento mediante la fe en Jesús. Su testimonio de vida es emocionante. Después de ver ese video verás que no tienes motivo para quejarte de nada en esta vida.
Recordemos siempre las palabras de Jesús: “Separados de mí nada podéis hacer” (S. Juan 15:5). Es Jesús y sus enseñanzas lo que hace la diferencia.
Negativismo vs optimismo
El capítulo 13 del libro de Números registra algunas enseñanzas bíblicas para alcanzar la renovación de la mente.
Este capítulo se refiere al éxodo de Israel. Los hebreos habían sido liberados por Dios de la esclavitud egipcia. Bajo el liderazgo de Moisés, el pueblo elegido había llegado a las fronteras de la tierra prometida. Como el lugar era nuevo para ellos, Dios ordenó enviar a doce espías a reconocer la tierra, pues les había prometido que poseerían la tierra” (ver Deuteronomio 11:11-13). Ellos debían indagar sobre la herencia que Dios les estaba dando. Todos los elegidos tenían reputación de líderes.
Cuarenta días después, los doce hombres volvieron de reconocer el territorio (ver Números 13:21-27), pero trajeron dos informes, uno negativo y otro positivo. Ambos informes impactaron a la congregación de Israel. Los espías “vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel” con pruebas de lo fértil que eran las tierras de Canaán. Pero mientras el pueblo se entusiasmaba, diez de esos espías dijeron: “No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros”, y “hablaron mal… de la tierra” (Números 13:26-32). Tal negativismo contagió a la congregación de tal modo que “el pueblo lloró aquella noche” (Números 14:1, 2).
La buena noticia fue que dos espías, Caleb y Josué, dieron un informe positivo. Ellos dijeron al pueblo: “Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra” (vers. 7-9). Pero el informe de estos dos espías optimistas no fue bien recibido.
En este relato encontramos cuatro recursos esenciales para vivir libres del negativismo.
Recursos del optimismo
La buena actitud. Decide ser positivo. No se trata de un positivismo humano, sino de un positivismo que descansa en Dios, quien ha prometido estar contigo.
Fe. La fe es la convicción de las cosas que no se ven y la certeza de lo que se espera (ver Hebreos 11:1). Tú puedes alcanzar todo lo bueno si te dejas conducir por Cristo. Confía en el poder de Dios.
Determinación. Manténte firme aun cuando las cosas se pongan difíciles y los demás te dejen solo.
Entusiasmo. El entusiasmo consiste en ver a Dios en cada situación, en ponerle sabor y alegría a la vida.
Sí, apreciado lector, la vida es demasiado corta como para no vivirla. Te invito a vivirla con la confianza puesta en el Dios de la Biblia, que en boca de su hijo Jesucristo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (S. Juan 14:6).
Decide hoy tener una actitud positiva, porque Dios así lo quiere, y a ti te conviene.
El autor es escritor y conferenciante. Colabora con El Centinela desde Bridgeport, Connecticut.