Nunca imaginé que mi encuentro con aquella jovencita en Nueva York habría de transformar mi visión del mundo. Era una reunión de tipo familiar, donde la invitada especial era Feliz, originaria de Ruanda, quien había escapado del genocidio suscitado por los conflictos entre tutsis y hutus. Las historias de horror que Feliz compartió nos dejaron sin palabras.
Después de escuchar cómo Feliz había sobrevivido cuando sus captores la creyeron muerta, no sabía si debía reaccionar con tristeza, rabia o impotencia, o con desilusión, pues las facciones en conflicto presumían de ser cristianas.
Refugiados e inmigrantes
Feliz es una refugiada. Hay diferencias entre inmigrantes y refugiados. Los inmigrantes buscan mejores oportunidades económicas o educativas, pero los refugiados son forzados a huir de sus países motivados por conflictos armados, violencia y persecuciones étnicas, religiosas, de género u orientación sexual.1 El caso de Feliz era una mezcla de casi todas estas causas.
De acuerdo con estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada minuto, veinte personas se convierten en refugiadas, y cada día seis refugiados habrán de morir.2 Feliz relata que la mayor adversidad que enfrentó fue cuando se escondieron en la iglesia de su pueblo, creyendo que sus enemigos respetarían el lugar, pero no fue así. Irrumpieron en el templo y masacraron a cientos de personas, aun a su sobrino, un bebé de apenas unos meses de edad, a quien ella sostenía. A Feliz le dispararon en brazos y piernas para que se desangrara y muriera.
Refugiados vulnerables
Las historias de refugiados están llenas de mujeres y nióos inocentes e indefensos, quienes, por su vulnerabilidad, sufren atrocidades que los llevan a buscar refugio en otros países. Un reporte de la Agencia de la ONU para los refugiados (UNHCR por sus siglas en inglés), reveló que más del cincuenta por ciento de los refugiados son nióos, y también más de la mitad son mujeres.3
Cada día, en países como Myanmar, Bangladesh, Etiopía, Grecia, Alemania, Brasil, los Estados Unidos, Francia, México y otros más, millones de personas buscan refugio para no morir.
El mayor Refugiado
Hace 2000 aóos, una familia judía, José, María y el bebé Jesús, huyeron a Egipto de la masacre ordenada por el rey Herodes en Belén. El sanguinario rey le temía a un nióo de dos aóos al que unos sabios identificaron como el futuro Rey de los judíos. Después de veinte siglos, las cosas no han mejorado mucho. Para que podamos captar la verdadera dimensión del problema, solo en 2011 huyeron de Siria a Egipto un millón de nióos, de los que solo el 35 por ciento podrá tener acceso a educación académica.4
El temor motiva reacciones diferentes. Unos temen por su futuro y huyen. Otros temen que los refugiados sean una amenaza para su vecindario o su país. Cuando la política entra en juego, la situación de los refugiados empeora, ya que es muy fácil polarizar la opinión pública frente a los millones de refugiados que se mueven en el mundo. Pero el fenómeno de la inmigración no es orquestado por conspiradores que pretenden desestabilizar algún país. Si echamos una mirada más allá de nuestras fronteras, veremos a la gente sufriendo de hambre, temor y enfermedad, y siendo asesinada.
La conversación con Feliz marcó mi vida. Su nombre era una forma de resistencia ante la adversidad, resistencia al pasado traumático, una forma de elevarse más allá del infortunio. La experiencia de Feliz atestigua la labor de aquellos que invierten recursos, tiempo, esfuerzo y talento para aliviar las condiciones de enfermedad, hambre y pobreza extrema entre los refugiados. Cuando le pregunté a uno de ellos por qué invertía tanto dinero en esa gente, respondió: “Dios no puede llenar una bolsa que está llena de dinero. La debo vaciar, para que él vuelva a llenarla. Yo soy apenas un instrumento de Dios para bendecir con mis recursos a los que sufren”.
Cuando Dios instruyó a Israel respecto a sus deberes con los refugiados e inmigrantes, le dijo: “Al extranjero no engaóarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto” (éxodo 22:21). Ayudemos a los refugiados, no solo para que se cumpla el refrán que dice: “Hoy por ti, maóana por mí”, sino porque debemos compartir con ellos las bendiciones que hemos recibido del Cielo, y para que haya muchos más Felices.
Jesús dijo que las personas indiferentes e insensibles ante el sufrimiento humano habrán de sufrir la condenación. “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Seóor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeóos, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (S. Mateo 25:41-46; la cursiva ha sido aóadida).
1. “Migrantes y refugiados, ¿qué diferencia hay? ACNUR responde”, UNHCR ACNUR, 5 marzo 2018, en https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/emergencias/migrantes-y-refugiados-que-diferencia-hay-acnur-responde.
2. “6 muertes al día: ACNUR informa sobre las travesías desesperadas por el Mediterráneo”, UNHCR ACNUR, 30 enero 2019, en https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/emergencias/6-muertes-al-dia-acnur-informa-sobre-las-travesias-desesperadas-por-el-mediterraneo.
3. “Global Trends Forced Displacement in 2017”, UNHCR, consultado en marzo 2019, en https://www.unhcr.org/globaltrends2017/.
4. “Jesús, María y José hoy serían refugiados”, UNHCR ACNUR, 24 diciembre 2018, en https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/historias-de-vida/jesus-maria-y-jose-hoy-serian-refugiados.
El autor es ministro adventista, profesor y músico. Escribe desde Calexico, California.