Cada cuatro años se celebra el acontecimiento más deseado de quienes practican y son aficionados al fútbol: el Campeonato Mundial. Solo un equipo de los 32 será coronado campeón. Durante cuatro años, el futbolista se prepara en el aspecto mental, físico y nutricional. Observemos la preparación del futbolista, y reflexionemos en cómo los principios y métodos de esta preparación se pueden aplicar a la vida espiritual.
Preparación mental
La preparación mental es muy importante para un futbolista. Su mente debe prepararse durante un mínimo de cuatro años antes de la competencia. Los futbolistas recurren a la motivación, la concentración, el entrenamiento, etc. Tú aspiras a llegar al cielo. Tu preparación mental es muy importante, y tu entrenador es Jesús. Prepárate hoy, porque su retorno está cerca.
Preparación física
Una de las etapas de la preparación consiste en la preparación física antes de la temporada de competencia. Durante esta etapa se introducen ejercicios de manera progresiva. A medida que el cuerpo se va fortaleciendo, la intensidad de la actividad se incrementa, hasta el punto de estar listo para jugar un mínimo de 90 minutos. Los futbolistas la llaman pretemporada. En la vida espiritual, Dios te invita a prepararte, para que puedas resistir la carrera de la fe y logres pisar, no un campo de fútbol sino el terreno más hermoso, el celestial.
Preparación nutricional
Debido a la intensidad del ritmo de juego, la preparación nutricional del futbolista es muy importante. Su alimentación debe proveer los nutrientes necesarios: proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, y minerales.
Para no desmayar en tu carrera, tú también debes alimentarte de lo mejor, la Biblia “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (S. Juan 6:35).
Así como un futbolista se compromete con su entrenador para ganar un trofeo, comprométete hoy con el Espíritu Santo, tu Entrenador. Contempla a Jesús, ejercita tu fe y alimenta tu alma, para que cuando él venga puedas pisar el mejor campo, el campo del cielo.
El autor es nutricionista y entrenador personal. Escribe desde Seattle, Washington.