Una profecía maya de hace más de doce siglos augura un inminente colapso de la humanidad en 2012. Algunos dicen que tiene base científica.
La película “2012”, dirigida por Roland Emmerich, y basada en una profecía maya que vaticina un cambio para la Tierra y el colapso de la actual humanidad para el 21 de diciembre de 2012, ha producido un importante interés del público sobre el tema. Esto se evidencia en la explosión de nuevos libros, artículos y videos. Se han publicado libros como El misterio de 2012, de José Argüelles; El regreso maya 2012, de Luciano Colman; 2012, de Brian D´Amato; La serpiente de luz: después de 2012, de Drunvalo Melchizedek; y El proyecto Gaia 2012, de Yong Jang Hwee Yong. Quizás el más importante sea el libro de Brian D´Amato, que salió con bombos y platillos en los Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los libros más vendidos, según The New York Times.
Los artículos centrales del número de enero de 2010 de la revista Muy interesante, se titula: “Profecías del fin del mundo. Según los mayas, la Biblia y Nostradamus”. En YouTube puede verse una enorme cantidad de videos sobre el fin del mundo en relación al 2012. Pero seguramente lo que más ha impactado son las escenas imponentes de la película “2012”, que ha alcanzando a millones de personas por su accesibilidad en Internet. Yo bajé la película a mi computadora. Es impresionante contemplar cómo se hunde la ciudad de Los Ángeles en una gigantesca grieta abierta en la falla de San Andrés, y Washington DC, con su Casa Blanca, sucumbir bajo un terremoto y un gigantesco tsunami, igual que el resto de los continentes. David Shiga, periodista del New Scientist, ha declarado: “Ver ‘2012’ te hace desear el fin del mundo solo para que la película termine”.
Un informe realizado para la NASA y la ESA por un grupo de científicos de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos corrobora las apocalípticas predicciones para 2012. El informe dice que para esa fecha se espera una tormenta solar que acabará con todos los sistemas vivos en la Tierra. La predicción la dio el equipo Mausumi Dikpati del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) de los Estados Unidos. “El siguiente ciclo de manchas solares será entre un 30 y 50 por ciento mayor que los anteriores” (http://science.nasa.gov/headlines/y2006/10mar_stormwarning.htm).
El interés por el año 2012 es mundial. En México, Random House publicó El testamento maya; y fue un éxito editorial. En Bélgica, Patrick Geryl ha escrito libros convertidos en best sellers, como El cataclismo mundial en 2012 y Cómo sobrevivir al 2012, de la Editorial Kier. Geryl asegura que: “La NASA dice que una gran tormenta solar puede destruir la gran matriz mundial cerca del 2012”. Y agrega: “En los Estados Unidos está creciendo una corriente científica a partir de un informe del National Research Council, fundado por la NASA y reconocido por la National Academy of Sciences, que advierte sobre una potencial devastación en 2012, que afectará la matriz global del planeta”. Por las dudas, Geryl ya armó un grupo de supervivencia que esperará el fin del mundo en Sierra Nevada, Granada (diario La Nación, de Buenos Aires, Argentina, del 2 de enero de 2010).
¿Qué dice la Biblia?
Los cristianos nos guiamos por la Palabra de Dios, no por las ficciones cinematográficas ni por predicciones humanas ni por los informes científicos que también son falibles. La única fuente veraz y autorizada es la que emana de las Sagradas Escrituras. En los registros sagrados se habla del fin del mundo, pero no como lo imagina Emmerich en la película “2012”, con terremotos y volcanes que explotan por todos lados, produciendo un nuevo diluvio universal, del cual muy pocos logran salvarse en gigantescas y modernas arcas, pagando boletos de mil millones de euros. Después del diluvio ocurrido en la época de Noé, Dios prometió: “No exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra” (Génesis 9:11). Según el apóstol Pedro, el fin del mundo que se avecina será por fuego, no por agua. Previamente habrán múltiples catástrofes, como guerras (S. Mateo 24:6, 7), terremotos (S. Mateo 24:7), epidemias (S. Lucas 21:11), aumento de la delincuencia (S. Mateo 24:12), destrucción del medio ambiente (Apocalipsis 11:18), caos en la naturaleza (S. Mateo 24:29), entre otros eventos trascendentes (ver S. Lucas 21 y Apocalipsis 16).
Tampoco el fin ocurrirá el 21 o el 31 de diciembre del 2012, ya que el “día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos” (S. Mateo 24:36), según advirtió nuestro Señor Jesucristo. Por otra parte, el fin del orden actual acontecerá en forma imprevista, por eso el consejo bíblico es “velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (S. Mateo 25:13). La descripción que realiza las Sagradas Escrituras acerca del fin es muy diferente de lo que muestran la película “2012”, los videos, las siete profecías mayas y las especulaciones de los científicos. Será por la llegada personal y directa de Dios a la tierra en la persona de Jesucristo, que regresará por segunda vez. Las profecías bíblicas anuncian que vendrá el Señor con toda su gloria para juzgar a las naciones (ver S. Mateo 25:31-46). Entonces se producirán eventos portentosos, que la más fecunda imaginación de los productores de Hollywood nunca imaginó, como es la resurrección de los justos de toda la historia (ver S. Mateo 22:31, 32; 1 Corintios 15:35-54).
Pero la diferencia más importante de lo que dice la Biblia con las profecías cinematográficas, mayas, de Nostradamus y las predicciones científicas es que anuncia un fin con esperanza para todos. La voluminosa producción de vaticinios que pululan por todas partes augura una gigantesca destrucción y la exterminación de la humanidad, o en el mejor de los casos la salvación de unos pocos para mantener la especie.
La enseñanza bíblica por el contrario abre gloriosos espacios de esperanza, que nos alcanzan a todos. En la película “2012”, se muestra un multimillonario que pagó tres mil millones de euros para obtener tres lugares, para él y sus dos hijos, que incluso no le sirvió ya que lo dejaron afuera. Dios no actúa así. Ofrece la salvación a todos los que quieran aceptarla y crean de corazón. “Venid a mi todos”, dice el Señor (S. Mateo 11:28). Ya que “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1). Somos salvos por la fe (Efesios 2:8), no solo para librarnos de la destrucción futura sino para vivir eternamente. “Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás” (S. Juan 10:28), garantiza Cristo. Es la misericordia de Dios lo que nos salva (ver Tito 3:5), no nuestro dinero o cualquier esfuerzo que hagamos. Este hecho tan increíble y glorioso tampoco aparece en las profecías humanas. Por lo tanto, el arca de la salvación está dispuesta a nuestro alcance. ¿La aprovecharemos o la despreciaremos? La decisión es suya.
El autor es doctor en Psicología y director de la Escuela de Psicología de la Universidad de Montemorelos, México.
“El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 Pedro 3:10).