Hace años, se oía una canción, “Señora de las cuatro décadas”. El autor supo poner música a una etapa decisiva de la vida de la mujer. Podríamos decir que la vida de las mujeres se divide en un antes y un después de la cuarta década. Y aunque hay quienes procuran minimizar eso, alegando que es solo un año más, en su interior son conscientes de lo expresado anteriormente.
Al llegar a esta edad, la mujer se replantea un sinfín de cosas: sus logros hasta aquí, qué hará con el tiempo que le resta por vivir, cómo se preparará para la cuesta descendiente que conduce a la tercera y la cuarta edad, cuál es el objetivo de su vida (muy distinto del que tenía a los 20 años). Revalora su relación de pareja, su trabajo, su familia y sus amistades. Es como si volviera a nacer, pero ahora carga sobre sus hombros un bagaje de experiencias del que carecía cuando era infante.
Estos cambios no se dan solo a nivel psicológico. Físicamente, la mujer entra en una etapa muy importante, el climaterio, donde la menopausia es el elemento más importante. El climaterio dura entre diez y quince años, y se divide en dos fases: la premenopausia y la menopausia propiamente dicha.
Es menester entender cómo funciona nuestro organismo para que podamos entender el porqué de los síntomas que experimentamos. El cuerpo siempre está respondiendo a hormonas transportadas a través de nuestra sangre. Las hormonas son secretadas por glándulas que, con el correr del tiempo, van trabajando menos. Los ovarios no son la excepción; por ello pasan a generar menos estrógenos, dándonos la bienvenida a la premenopausia. Esta reducción hormonal determina que los períodos menstruales sean irregulares, no solo en cantidad sino en duración. Hay que prestar especial atención a la probabilidad de quedar embarazada durante esta etapa.
El descenso en la producción de estrógenos es responsable de muchos otros efectos no muy gratos, entre ellos los sofocos, los que son repentinos, pueden durar de 30 segundos a varios minutos, incluso hasta una hora. Pueden acompañarse de enrojecimiento del rostro, el cuello, el tórax y los brazos. A la sudoración le seguirá un período de escalofrío. Los sofocos son el primer síntoma en aparecer, aparecen a veces hasta cinco años antes de entrar en la etapa propiamente dicha, y pueden durar hasta cinco años después. Otro síntoma es la dificultad para conciliar el sueño o para mantenerlo. Al día siguiente se siente cansada, fatigada. La memoria y la capacidad de concentración pueden verse entorpecidas.
Los cambios de humor son comunes; van desde la irritabilidad a la ansiedad e incluso a estados depresivos. Pueden deberse a cambios hormonales, pero también a cambios del estilo de vida. La secreción vaginal también disminuye, haciendo que las relaciones sexuales se tornen dolorosas y aumente la posibilidad de infecciones genitales. Esto induce a muchas mujeres a perder interés en el sexo. Otras lo encuentran más atractivo. Los músculos del perineo pueden debilitarse y generar incontinencia urinaria. Ante un estornudo, tos, o un esfuerzo pequeño, hay un escape involuntario de orina. Las infecciones urinarias tienen mayor probabilidad de aparición durante esta etapa. A nivel óseo, hay una elevada tendencia a la osteoporosis, con una frecuencia muy elevada de fracturas, tanto de cadera como de columna vertebral, a causa de la disminución hormonal.
La caída en la producción de estrógenos también puede producir afectación cardíaca, incluyendo aumento de la presión arterial. Provoca también caída del cabello, aumento del vello facial, resequedad de la piel con pérdida de elasticidad y aumento de fragilidad, pudiendo acompañarse de picor.
Cuando la mujer ha dejado de reglar durante un año entero (amenorrea), aproximadamente a los 50 años, ha entrado en la menopausia. El médico certificará que la amenorrea no es consecuencia de un embarazo, sino que los ovarios han dejado de funcionar.
El climaterio es una etapa más de la vida que debe ser vivida en plenitud y de la mejor manera. Para aliviar los síntomas hay diversos tratamientos. El más nombrado es la terapia de reemplazo hormonal. Siendo que los estrógenos están en baja, se los suministra por vía oral, inyectables, cremas vaginales, etc. Uno de los riesgos más grandes de este tratamiento es el cáncer de mama o de ovario (el de útero puede prevenirse si se usan progestágenos en forma concomitante), al igual que la aparición de tromboembolismos y el desarrollo de cálculos en la vesícula biliar. Es importante recordar que durante la premenopausia existe el riesgo de embarazo. Recuerde tomar medidas anticonceptivas si no quiere una sorpresa a esta edad.
La osteoporosis consiste en huesos frágiles por una densidad ósea disminuida. Es recomendable que adopte una dieta del tipo vegetariana, rica en calcio y magnesio. Incluya complementos de calcio, magnesio y vitamina D. Recuerde tomar baños de sol, pues producirán la vitamina mencionada, necesaria para la fijación del calcio en sus huesos. Tenga una rutina de 30 minutos diarios de ejercicio físico. Esto le ayudará con la parte ósea y los sofocos, mejorará su humor, y reducirá los riesgos cardiovasculares. En casos severos, la osteoporosis puede tratarse con bifosfonatos, calcitonina, etc. Su médico le prescribirá la medicación necesaria.
Algunas mujeres se benefician del consumo de fitoestrogenos y vitamina E, que son productos naturales que imitan los efectos estrogénicos. Puede incorporarlos en la dieta y también mediante productos para la piel.
Síntomas como la sequedad vaginal pueden ser subsanados empleando algún lubricante. Tenga especial cuidado con su higiene íntima y use productos específicos para ello. Si tiene incontinencia urinaria, consulte a su médico y practique los ejercicios de Kegel, que fortalecen la musculatura perineal.* Respecto a los sofocos, procura descubrir si existe un desencadenante y, en ese caso, evítelo. Si se dan mientras duerme, tenga un ventilador a su lado, duerma con ropa liviana y, de ser posible, tome una bebida fría. Para el insomnio, procure evitar medicación y siga las pautas para una buena higiene del sueño. En cuanto a los cambios en el humor, manténgase activa, participe en voluntariados u otras actividades, estudie alguna carrera corta, ejercítese y mantenga una vida social activa. Si ha notado dificultad en la concentración, realice ejercicios con la mente, resuelva crucigramas, lea mucho. Mantenga informada a su pareja y a su familia de estos síntomas a fin de evitar conflictos por desconocimiento. Recuerden que todo esto durará por un cierto lapso, no es definitivo.
Cada etapa de la vida tiene sus encantos. Debemos aprender a vivir cada una de ellas de la mejor manera posible, y esta no es la excepción. A medida que transitamos por el climaterio, hagamos acopio de todo aquello que determinará una menopausia feliz, con una vivencia al máximo de la tercera y cuarta edad, donde la vida recién empieza.
Vuelvo al canto del comienzo: “Señora, no le quite años a su vida; póngale vida a sus años que es mejor. . . Es usted la amalgama perfecta entre experiencia y juventud”.