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Las palabras cambian su sentido según como se usan. Por ejemplo, una palabra con muy mala prensa es el término negativo. Nadie quiere ser negativo, sino positivo. ¿Pero qué tal si pensamos en el término negativo en el contexto de los resultados de un estudio médico? ¡Negativo se torna la palabra más positiva del mundo! Yo nunca me sentí mejor con esa palabra que cuando el laboratorista la pronunció luego de un estudio que me había hecho para detectar si tenía diabetes. ¿Pero qué haces si recibes un positivo luego de un análisis de sangre realizado para detectar el cáncer u otra enfermedad grave? ¿Hay esperanza para los enfermos de gravedad?

Un día recibí una triste llamada de mi madre en la que me decía: “Hijo, el estudio de nuestro amigo Napoleón dio positivo. Él está muy enfermo. Le acaban de diagnosticar cáncer en fase cuatro”. La tristeza golpeó mi corazón, y de inmediato lo llamé. Al escuchar su voz advertí la intensidad de su dolor y su agonía: “Me encontraron tres tumores, dos en el hígado y otro en la vesícula. Oscar, las palabras del médico me derribaron. Satanás me ha querido destruir por medio del cáncer. He dejado de trabajar, pero tengo a mi Dios; y él es mi esperanza, y con él venceré. Retomaré parcialmente mi trabajo y seguiré adelante”.

Sus palabras fueron alentadoras. Él creía que su salud no solo dependía de la ciencia sino, sobre todo, de su fe en el médico de los médicos: Cristo Jesús.

Dos años después de aquel diagnóstico, no solo habían desaparecido hasta un setenta por ciento los tumores, sino que también Dios le había dado energía para restablecerse plenamente en su empleo. Su fe es más sólida y su dependencia de Dios es más fuerte.

Yo no sé qué drama estás enfrentando ahora, qué enfermedad te está robando el sueño, pero ten presente que la fe engendra esperanza. Y la esperanza, salud. Te recomiendo que deposites tu fe en Jehová tu sanador (ver Éxodo 15:26). Testifica con gozo, y confía en que eres más que vencedor, porque Dios es tu salud y tu esperanza.

Debajo tienes un cuadro que ilustra la relación entre la salud y la esperanza, proporcionado por el doctor Mario Pereyra, el columnista de salud mental de nuestra revista.


LA ESPERANZA ES SALUD Y BIENESTAR

Muévete

por Oscar Santana
  
Tomado de El Centinela®
de Mayo 2015
  

DESESPERANZA (D) es ENFERMEDAD y MALESTAR ESPERANZA (E) es SALUD y BIENESTAR
D = CARDIOPATÍAS US Nacional Health evaluó 2.832 personas durante doce años, encontrando que los desesperanzados tenían un alto riesgo de contraer una enfermedad fatal del corazón (Anda, et al., 1993). E = BUENA SALUD y LONGEVIDAD Los adventistas han mostrado ser una de las comunidades con mejor salud y expectativa de vida del mundo, gracias a su estilo de vida y especialmente a sus creencias basadas en la esperanza (ver Fraser, 2003).
D = CANCER En Finlandia se siguió a 2428 hombres durante seis años, encontrando una alta mortalidad por cáncer entre los desesperanzados (Everson, et al., 1997). E = FELICIDAD La E es un componente esencial en la felicidad humana (Pereyra, 2008; Abdel-Khalek, 2006).
D = PSICOPATOLOGÍA Varios estudios han encontrado altas correlaciones entre D y los cuadros psicopatológicos (Pereyra, 2014). E = CALIDAD DE VIDA La E correlacionó significativamente con los cuatro dominios de calidad de vida de la OMS: físico, psicológico, social y ambiental (Pereyra, 2014).
D = DEPRESIÓN y SUICIDIO En una muestra de estudiantes universitarios se halló una fuerte asociación entre los síntomas depresivos, las conductas suicidas y la alta D (Hirsh, et al., 2012). ESTUDIO UNIVERSITARIO (Snyder, et al., 2002; Viñas, et al., 2004). E = FORTALEZA DEL CARÁCTER La E es considerada una virtud y una fortaleza del carácter (Peterson, et al., 2004).
D = VIOLENCIA CALLEJERA Los adolescentes con alta D tuvieron más actos de violencia y uso de armas (Stoddard, et al, 2011). Para más información vaya al sitio www.oscarsantana.com.