Todos podemos justificar razones para no hacer ejercicio. Algunas de las excusas pueden ser legítimas, como tener una cirugía o estar lesionado, pero otras solo sirven para convencernos de no ejercitarnos. ¿Cuál es el secreto para contrarrestar este sentir? El secreto consiste en formar el hábito de ejercitarte. Cuando haces esto creas una sana tendencia hacia el movimiento. Para motivarte, comparto algunas de las excusas que he escuchado para no hacer ejercicio, y cómo vencerlas.
1 No tengo tiempo
Por supuesto que estás ocupado, pero aún tienes tiempo suficiente. Si trabajas 50 horas a la semana y duermes ocho horas al día, te restan 62 horas para otras cosas, comenta Laura Vanderkam, autora del libro 168 horas. La American Heart Association indica que hacer 75 minutos de ejercicio por semana es suficiente para mejorar la salud. Esto puede consistir en caminar o en hacer un ejercicio más vigoroso.
2 Estoy muy cansado
Una de las razones primordiales por las que no se ejercitan es porque las personas dicen que están cansadas. La buena noticia es que los estudios han demostrado que el ejercicio regular contribuye a una mejor energía. Mi experiencia a través de los años me indica que hacer un poco de actividad física aun cuando estás cansado incrementa la energía. Mis clientes me dicen con frecuencia “Estoy cansado”, pero al terminar de hacer ejercicio me dicen: “Gracias, me siento mucho mejor”. Comprométete por una semana, y experimenta la ventaja de hacer actividad física.
3 Como más cuando me ejercito
Puede que sea cierto que sientas hambre cuando te ejercitas, pero eso no indica que has de comer lo que quieras y cuanto quieras. La moderación es importante. Investigadores de la Universidad Brigham Young pusieron a varias mujeres a caminar durante 45 minutos, y cuando terminaron les mostraron imágenes de alimentos. Descubrieron que tenían menos deseos de comer que en los días que no hicieron ejercicio. Si te da hambre, nutre tu cuerpo con moderación, consumiendo alimentos sanos y evitando lo perjudicial.
La naturaleza humana se inclina a poner excusas por cosas muy simples, y cuando se trata del ejercicio no es la excepción. Por supuesto que habrá momentos cuando sientas que el tiempo se te va de las manos y lo último que piensas es hacer ejercicio, o cuando te sientes cansado. También habrá momentos en que el apetito aumentará después del ejercicio. No te preocupes, que no será siempre así. Recuerda que no estás solo, que Dios siempre está cerca para apoyarte. Ora a Dios para alcanzar tu meta de mejorar tu salud, y ejercita tu fe confiando en que él te fortalecerá en los momentos difíciles. Marcha adelante sin titubear, que la victoria está por llegar.
El autor es nutricionista y entrenador personal. Escribe desde Seattle, Washington.